Voto Voluntario
Enviado por jsml • 22 de Septiembre de 2014 • 2.153 Palabras (9 Páginas) • 393 Visitas
Argumentación:
Estamos encontrar del voto voluntario.
Porque Chile no cuenta con la suficiente idiosincrasia (educación y cultura necesaria) que conlleva esta responsabilidad del acto de sufragar.
Porque las personas que fueron a votar en las últimas convocatorias electorales fue representando solo a un 40% de la población. A esto se le suma que no todos votaron por el mismo representante, por ende el candidato electo no representa más del 20% real de la sociedad chilena.
El método de implementación que se usó para poner en práctica el voto voluntario fue el mismo que usaron países desarrollados ósea la mayoría de países occidentales, los cuales no representan la realidad social, política y económica Chilena. Fue una decisión tomada sin tomar en cuenta la formación política del pueblo Chileno.
El voto voluntario ha ampliado la brecha social existente en Chile, Claramente como se demuestra en los últimos censos o sondeos los cuales demuestran que la participación política es mayor en aquellas comunas más adineradas del país y no así en las menos privilegiadas. Poniendo en debate el tema de la educación cívica.
Conclusión:
2009
La reforma legislativa que establece la inscripción automática y el voto voluntario -que hoy cumple su último trámite en el Senado- va a influir fuertemente en el funcionamiento de nuestra democracia. Traerá grandes avances, pero también algunos peligros que hay que saber enfrentar.
El voto voluntario va a obligar al sistema político a tener que convencer a los ciudadanos de que votar es importante. No bastará con lograr la preferencia de los electores, sino que habrá que poner en juego definiciones qe resulten significativas para la ciudadanía, todo lo cual debería traducirse en campañas con más contenido y debate, y con menos carteles y sonrisas fáciles. Ello representaría un gran avance en la calidad de nuestra democracia, que tiene entre sus principales debilidades la falta de profundidad y honestidad del debate electoral.
Si de verdad creemos en el espíritu de esta reforma y queremos un sistema electoral que amplíe la participación de los ciudadanos y mejore la calidad de nuestra democracia, hagamos el esfuerzo de aprobar este cambio integralmente, trabajando con prontitud y dejando de lado la calculadora electoral.
la participación apenas bordeó el 42% en segunda vuelta, muy lejos de España, Francia, Suecia, Alemania y Holanda, donde no ha bajado del 60%.
La participación apenas bordeó el 42% en la segunda vuelta de 2013. Los defensores del voto voluntario argumentan, erróneamente, que es un volumen “normal” para una democracia consolidada. Si en Suiza votó el 40% en su última elección parlamentaria, entonces Chile estaría en la órbita del desarrollo. El problema es que la participación en Suiza es más la excepción que la regla. En España, Francia, Suecia, Alemania y Holanda, la participación en los últimos comicios no ha bajado del 60%.
Respecto al sesgo de clase del voto, esta segunda vuelta replicó el patrón de la primera. Las comunas ricas tuvieron más participación que las pobres. En Vitacura votó el 63% y en Puente Alto el 33%. Los porfiados de siempre han llegado a sugerir que excluyendo las comunas del distrito 23 (Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea) no habría sesgo de clase. Obvio: ahí habita gran parte del segmento ABC1 del país. Es lo mismo que si alguien sugiriera que eliminando a Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, el volumen de títulos por el torneo de fútbol no estaría tan concentrado. O que si alguien dijera que eliminando al 10% más rico, Chile sería un país más igualitario. Además, el análisis suele realizarse incluyendo todas las comunas del país y sin considerar los tamaños poblacionales de cada una de ellas. Se ponderan de igual forma comunas como Puente Alto y Lago Verde. Sin embargo, Chile no es el promedio de sus 346 comunas. Hay diferencias de volumen y de ingresos. Es evidente que el sesgo de clase se da con mayor fuerza en la Región Metropolitana, en Valparaíso y en Los Ríos. Es decir, en más de la mitad de Chile. ¿No es eso un problema?
Una vez que se reconozcan las falencias de nuestra participación electoral, recién podremos abordar una agenda de reformas. Se sugiere el transporte público gratuito el día de la elección, o que el Servel asigne a cada elector el local de votación más cercano a su domicilio. Si bien son reformas que van en la dirección correcta, están lejos de resolver el problema. Lo que se necesita es un cambio en los planes de estudio. No basta con un curso de educación cívica en enseñanza media. Se requiere de didácticas y prácticas democráticas que sean aprendidas desde la enseñanza básica. De lo contrario, tendremos generaciones políticas que jamás ejercerán su derecho a votar.
Quizá la mejor conclusión que se puede sacar de todo el caos que ha generado esta nueva forma de participación que se ha generado con el voto voluntario, es que, parafraseando a P. Freire, hay que educar para la libertad, y por eso si quieren voto voluntario, hay que tener educación cívica obligatoria.
Pero hay una gran mayoría que está presa de su condición de consumidores, y no tienen total consciencia de que antes que eso, son ciudadanos, según ellos “da lo mismo, total, igual tengo que trabajar al otro día”. Pues bien, si hay algo que nos ha enseñado nuestra historia reciente, es que NO DA LO MISMO, no se puede ser tan egoísta de privar a la sociedad de nuestra opinión y nuestra evaluación de quienes nos gobiernan. No puede ser que menos de la mitad del país decida por todos quiénes van a gobernarnos, y menos a nivel de gobiernos locales que son quienes más contacto y más influencia tienen en nuestra vida cotidiana.
Si estuviera instalada la educación cívica con contenido sociopolítico de forma obligatoria en todos y cada uno de los establecimientos educacionales de este país, tendríamos más ciudadanía consciente de la importancia de los procedimientos electorales, y de la importancia cívica, republicana, que tiene el votar. Y desde esa perspectiva, instalar una ley de voto voluntario con esa base educativa, no hubiera sido tanto problema. Pero no, una vez más vivimos una esquizofrenia de querer tener una democracia en una sociedad de estructuras antidemocráticas, queremos igualdad participativa, en una sociedad donde todavía priman lógicas del latifundio.
Ahora bien, un lugar común de argumentación a favor del voto voluntario es cuando decimos queel voto es un derecho y
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