Yo Me He Llevado Tu Queso

En el clásico libro ¿Quién se ha llevado mi queso? El objetivo era concienciar a la gente de que debía aceptar el cambio, no perder el tiempo preguntándose por qué había sucedido, sino concentrarse en buscar afanosamente el queso dentro del laberinto. Ese mensaje sigue siendo válido actualmente, pero se queda corto. Hoy en día el éxito requiere de innovación, emprendimiento, creatividad y liderazgo para crecer personal y profesionalmente y para eso se necesita no sólo saber buscar el queso, sino tener capacidad para modificar el entorno. No hay que limitarse a aceptar el mundo tal como lo conocemos, sino que hay que encontrar la forma de escapar de los laberintos ajenos en los cuales estamos inmersos. En definitiva, el principal problema no es que los ratones estén en el laberinto sino que el laberinto esté en la mente de los ratones.

Ahora bien, en estos momentos en los que la crisis afecta al mundo entero, surge Yo me he llevado tu queso, acá se narra una nueva fábula de ratones en un laberinto, Max, Zed y Big, cuya vida ha mejorado desde que aprendieron a aceptar el cambio y a buscar queso activamente, en vez de lamentarse cuando éste desaparece, pero no todos los ratones están contentos aceptando las cosas como son y adaptándose a una vida en constante búsqueda. Existen ratones curiosos, ratones que buscan la felicidad y que por ello cuestionan la centralidad del queso en sus vidas, ratones que desafían a la lógica y otros que persisten en sus intentos de entender “por qué ya no hay queso” o “quién se lo ha llevado”, ratones que no se conforman con vivir como los demás y “como siempre ha sido”. Su curiosidad y su persistencia les llevan a lugares y acciones “imposibles”, a descubrimientos insospechados, a una mayor satisfacción vital.

El autor, sin negar que el mensaje de que hay que aceptar y adaptarse a los cambios sigue siendo válido, considera que esa idea se queda un tanto pequeña ante el panorama actual y propone la creatividad y la autonomía para cambiar aquello que no nos guste de nuestra vida, no solo a nivel laboral, sino también personal. Romper con las ataduras que muchas veces nos impone la sociedad o nuestro entorno, pero que muchas otras nos imponemos nosotros mismos y tratar de buscar un nuevo camino con el que nos sintamos a gusto de verdad. Como se dijo con anterioridad, el problema no es que los ratones estén en el laberinto, sino que el laberinto está en la mente de los ratones, lo que les hace imposible el poder escapar.

El libro nos da ideas como romper con lo que creemos que debemos hacer y plantearnos si nuestros actos y nuestra vida nos ayudan a ser realmente felices o no. Nos invita a tomar nuestras propias decisiones y a tomar las riendas de nuestra vida. El libro se presta a diversas lecturas y abre cuestiones interesantes. Entre otras, la de la importancia de comprender el cambio y cuestionarnos nuestras limitaciones, frente a la

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