Yo cuento

 🞂Yo cuento

¿Cómo llegué hasta aquí?

PENELOPE HERGUETA 🞂 U.E.L.N “Alejo Fortique” 🞂 24/05/2018

    Después de divagar por 2 facultades; me encontré en la facultad de educación. El hecho de poder enseñar era fascinante para mí. Siempre vi en mis docentes una fascinación peculiar; pues sabía que de alguna forma tenían el control sobre mi actuar y pensar.  Recuerdo a mi maestra de sexto grado el día que salíamos de vacaciones: “muchachas… si alguna vez un muchacho las toca y ustedes les permiten que una gota de su semen caiga en su piel… entonces quedarán embarazadas” Ella siempre contaba que después de salir de la escuela; en primer año, las niñas quedaban embarazada. Eso quizás la decepcionaba un poco y por eso su mentira blanca. Cosa que funcionó… por lo menos para mí. Me parecía terrible quedar embarazada a los 12 años… peor aún demostrarle que no le pare pelotas a sus palabras.

Porque es que el don de la palabra es otra cosa que me resulta sensacional, porque como seres tenemos tanto que decir. Sería feliz si los parajitos me hablaran, si me contaran de sus nidos, de sus cielos; de sus madres… Lo mismo sucede con mis estudiantes; siempre trato de alguna manera conocer un poco más de lo que les aqueja; de lo que les gusta, si fuman: que bailan; que música prefieren… y así va transcurriendo mi vida profesional.

    Hoy no es tan sencillo establecer relaciones afectivas basadas en la confianza, en la honestidad, la integridad y todos los valores que por el mismo efecto país quizás no han sido aprendidos por nuestros muchachos. Y a pesar que la tecnología ha avanzado con el desarrollo de las sociedades; la comunicación ha quedado rezagada de tal fenómeno evolutivo y eso retumba en mi cabeza. Nuestros muchachos no conocen el don de la palabra, del verbo, de la responsabilidad de lo que se dice y como se dice.

   Por eso aspiró (de quedar seleccionada) que su taller formativo enriquezcan mi hacer diario conjuntamente con el de mis estudiantes; que a pesar de sus falencias educativas siempre logró que mis palabras lleguen a ellos, para de alguna manera colaborar con su formación (y considero que la más importante de todas: la espiritual)