¿apatia Escolar O Prejuicio Docente?

La escuela; un ámbito de aburrimiento:

¿Apatía escolar o prejuicio docente?

La motivación nos impulsa a comenzar y

el hábito nos permite continuar.

Jim Ryun

Las sociedades contemporáneas se enfrentan al reto de proyectarse y adaptarse a un proceso de cambio que viene avanzando muy rápidamente; y que está demandando la revisión y adecuación de las instituciones y organizaciones sociales, y la creación de nuevas capacidades para asumir y orientar el cambio. La complejidad del sistema educativo y de los procesos que se llevan a cabo en la escuela introdujeron otros criterios de clasificación: modalidades, terminalidades, problemas “especiales”. Y, a pesar del ideal de “escuela común”, impacto de las diferencias sociales en el aula produjeron también clasificaciones; no planificadas explícitamente, según las condiciones socio-económicas de los alumnos. Aquello que sucede en las aulas no puede concebirse como algo dado, fijo e inmutable, sino como fenómeno dinámico, imprevisible, fruto de una construcción histórica de larga data que evidencia rupturas y continuidades, así como tampoco puede pensarse como algo aislado, sino como parte de unas practicas sociales y culturales mas amplias, siempre situadas en un contexto.

Desde esta perspectiva, Tedesco (2002) expresa con gran claridad la urgencia de formar nuevos docentes para los nuevos tiempos.

Para cualquier persona interiorizada en el quehacer escolar, muchas veces vemos que todavía existe una distancia acerca de lo que se dice que hay que hacer en la escuela y lo que está ocurriendo en la práctica educativa en los diferentes establecimientos educativos. Las nuevas tecnologías utilizadas en torno a la computadora permiten aplicaciones educativas multimediales interactivas y abren un nuevo paradigma para la educación en todos sus niveles (Morán, 2000) la amplia gama de recursos que ofrece internet posibilita nuevas formas de comunicación y de relaciones de aprendizaje. Esto modifica sustancialmente las formas de enseñanza, los métodos pedagógicos, los ritmos de asimilación, la autonomía de los alumnos y las características de apropiación/percepción del conocimiento. Las nuevas tecnologías posibilitan una mayor interacción entre aprendices e instructores, abriendo nuevas vías de comunicación. la escuela debe acompañar las transformaciones tecnológicas con estrategias y métodos didácticos apropiados, “…el mundo digital es clave para la educación (O’DONNELL, 1998:166), orientados a una nueva realidad social, económica y cultural ocupado por un nuevo ciudadano o ciberciudadano, a todo esto los educadores del presente siglo XXI deben mejorar los aprendizajes a partir de demandas sociales generando políticas educativas comprometidas en alcanzar y/o equilibrar diferencias sociales acordes a una real democracia, con miras a utilizar e innovar los recursos tecnológicos disponibles en las instituciones.

Entonces; ¿hablamos de apatía escolar o prejuicio docente?

El manejo de los prejuicios es algo que esta presente no sólo en la comunidad escolar, sino que es una situación que se repite en cada comunidad y en cada lugar donde existe una agrupación de personas con distintos modos de convivencia.

Los prejuicios son, como la palabra lo dice, juicios previos acerca de un objeto o persona, que por lo general, se formulan sin experiencia directa o real, y cuya fundamentación se realiza en base a juicios personales y subjetivos, la mayoría de ellos sin evidencia de dichos argumentos. (Francisco Álvarez- Creencias y prejuicios en la formación de docentes Septiembre 04, 2007)

Focalizando todavía más la mirada, el Diccionario de la Real Academia Española enuncia que un “prejuicio” es una “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”.

Desde mi punto de vista de estudiante del Profesorado en Economía; preocupada por el desinterés por la enseñanza desde todos los ámbitos de la sociedad, el “prejuicio” es uno de los aspectos o actitudes mas limitativas a la hora de conocer a las personas, porque si bien es cierto que la primera impresión es importante y que de ella depende mucho la opinión que nos llevamos de una persona; nadie puede dejarse llevar sólo por ésta, porque constantemente nos equivocamos, o dejarse influir por lo que otros han dicho sin dar oportunidad de comprobar por nosotros mismos.

Jiddu Krishnamurti dijo:

“¿Han probado alguna vez mirar una cosa objetiva como un árbol, sin ninguna de las asociaciones, sin ninguno de los conocimientos que han adquirido acerca de él, sin ningún prejuicio, sin ningún juicio, sin palabras que formen una pantalla entre ustedes y el árbol, pantalla que les impide verlo tal como es verdaderamente? Traten de hacerlo y vean qué es lo que realmente ocurre cuando observan el árbol con todo su ser, con la totalidad de su energía. En esa intensidad encontrarán que no hay observador en absoluto, que sólo hay atención. El observador y lo observado existen cuando hay inatención. Si miran algo con atención completa, no hay espacio para un concepto, una fórmula o un recuerdo. Es importante comprender esto.”

Hecha esta aclaración me propongo realizar una revisión de mis primeras experiencias de aproximación al aula, buscando algunas de éstas situaciones de manejo de prejuicios. ¿Es posible mirar una cosa objetiva sin ninguno de los conocimientos que han adquirido acerca de esta? ¿Es posible mirar sin prejuicios?

La verdad es que al ser escasa mi experiencia, no creo que haya sido testigo de manejo de prejuicios en forma desmesurada, sin embargo,

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