¿es Posible Mejorar La Evaluación Y Transformarla En Herramienta De Conocimiento?

La autora de la lectura es Susana Celman, nos muestra una serie de criterios que la ayudan a desarrollar diversas partes del tema, así que es así como iré dando mi opinión de cada uno.

En el primero se nos habla de que la evaluación no sólo se debe de realizar al último momento del curso, sino que debe de emplearse en cada momento, esto con el fin de decidir qué contenidos abordar, qué tan factibles son, cómo podemos abordarlos, esto desde la perspectiva del maestro; desde la perspectiva del alumno, debe de convertirlo en un ser capaz de analizar, criticar, juzgar y tomar decisiones. Hasta aquí suena muy bien, pero todos nos hemos dado cuenta de que no es así, porque si el alumno critica el conocimiento del profesor ya estuvo que no va a aprobar el curso, además yo no he conocido profesor alguno que sea capaz de relacionar al alumno con el proceso de evaluación, lo más cercano a eso son aquéllos que piden opiniones para sacar los criterios a evaluar, pero que al final terminan diciendo: yo tengo la última palabra y me importa un pepino lo que dices. También nosotros, los alumnos, no estamos preparados para lograr un pensamiento más libre, porque cuesta más trabajo razonar que hacer las tareas como autómatas, así es que en este punto creo que llevamos un cero.

La segunda nos maneja que antes de aplicar un examen, el maestro se tiene que hacer varias preguntas al momento de diseñarlo, entre las cuáles destacan: ¿Qué enseño?, ¿Cómo lo enseño?, ¿Qué sentido tiene ese aprendizaje?, etcétera. Aquí es donde entra la duda del alumno ¿si un maestro realmente hiciera eso qué pasaría? Nadie lo sabe con certeza lo único que he aprendido en estos años de vida escolar es que el maestro, y sólo él, sabe por qué razón enseña lo que enseña y el por qué evalúa ciertos criterios. Además aunque digan que la escuela nueva, que la evaluación es distinta, etc. No cambia nada, podemos ir a mil talleres donde se nos enseñe a evaluar, pero ni así vamos a cambiar, es más cómodo, tanto para el maestro como para el alumno, dirigir el conocimiento y la evaluación, así nadie se mete en problemas: el alumno no tiene que razonar sólo memoriza y listo, y el maestro, sólo debe dictar las reglas del juego, decir cuál va a ser el contenido que se abordará, dejar tareas, dar fecha a exámenes, definir que es lo que debemos estudiar antes del examen, etc. Así nadie queda descontento.

En este apartado se menciona como posible solución que el maestro puede diseñar una serie de actividades que permitan la mejora del proceso de enseñanza aprendizaje, pero para esto se necesita una responsabilidad compartida, tanto del maestro como del alumno y esto no es siempre posible.

El tercer punto dice que se debe conocer qué aspectos pretendemos evaluar y desde que perspectiva hemos de abordarlos para que la evaluación sea justa y eficiente. Pero es difícil hacer esto porque el docente deberá de tomar en cuenta: el enfoque con el cual se dirige a a un área de conocimiento, las preguntas que ha de formular, las operaciones cognitivas que se están potenciando. De manera resumida el docente debe planificar y observar

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