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Сirculo de preocupación y de influencia


Enviado por   •  23 de Febrero de 2012  •  Trabajo  •  1.544 Palabras (7 Páginas)  •  545 Visitas

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CIRCULO DE PREOCUPACIÓN Y DE INFLUENCIA.

Otro modo excelente de tomar más conciencia de nuestro propio grado de pro actividad consiste en examinar en que invertimos nuestro tiempo y nuestra energía. Cada uno de nosotros tiene una amplia gama de preocupaciones: la salud, los hijos, los problemas del trabajo, la deuda pública, la guerra nuclear… podemos separarlas de las cosas con los que no tenemos ningún compromiso mental o emocional, creando un círculo de preocupación.

Cuando revisamos las cosas que están dentro de nuestro círculo de preocupación resulta evidente que sobre algunas de ellas no tenemos ningún control real y, con respecto a otras, podemos hacer algo. Podemos identificar las preocupaciones de este último grupo circunscribiéndolas dentro de un círculo de influencia más pequeño. Determinando cual de estos dos círculos es el centro alrededor del cual gira la mayor parte de nuestro tiempo y energía, podemos descubrir mucho sobre el grado de nuestra productividad.

Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el círculo de influenza. Se dedican a las cosas con respecto a las cuales pueden hacer algo. Su energía es positiva: se amplia y aumenta, lo cual conduce a la ampliación del círculo de influencia. Por otra parte, las personas reactivas centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación. Su foco se sitúa en los defectos de otras personas, en los problemas del medio y en circunstancias sobre las que no tienen ningún control.

De ellos resultan sentimientos de culpa y acusaciones, en un lenguaje reactivo y sentimientos intensificados de aguda impotencia. La energía negativa generada por ese foco, combinada con la desatención de las áreas en las que se puede hacer algo, determina que su círculo de influencia se encoja.

Cuando trabajamos en nuestro círculo de preocupación otorgamos a cosas que están en su interior el poder de controlarnos no estamos tomando la iniciativa proactiva necesaria para efectuar el cambio positivo. En virtud de su posición, su riqueza, su rol o sus relaciones, en algunas circunstancias el círculo de influencia de una persona es muy grande que su círculo de preocupación. Esta situación refleja una miopía emocional auto infligida, otro estilo de vida reactivo centrado en el círculo de preocupación.

Aunque hayan tenido que priorizar el empleo de su influencia las personas proactivas tienen un círculo de preocupación que es por lo menos tan grande como su círculo de influencia, y aceptan la responsabilidad de usar esa influencia con responsabilidad.

CONTROL DIRECTO, INDIRECTO E INEXISTENTE.

Los problemas que afrontamos caen en una de tres áreas posibles: la de control directo que involucra nuestra propia conducta, o la de control indirecto que involucra la conducta de otras personas, o la de inexistencia de control problemas acerca de los cuales no podemos hacer nada, como los de nuestras realidades situacionales o pasadas. El enfoque proactivo da el primer paso hacia la solución de los tres tipos de problemas dentro de nuestro círculo de influencia presente.

Los problemas de la inexistencia de control suponen asumir la responsabilidad de modificar nuestras actitudes; sonreír, aceptar auténtica y pacíficamente esos problemas y aprender a vivir con ellos, aunque no nos guste. De éste modo no les otorgamos el poder de controlarnos. Compartimos el espíritu de la oración de Alcohólicos Anónimos; señor, concédeme coraje para cambiar las cosas que pueden y deben cambiarse, serenidad para aceptar las cosas que no pueden cambiarse, y sabiduría para establecer la diferencia.

Sea que el problema que nos afecta implique control directo, indirecto o inexistetente, está en nuestra manos dar el primer paso hacia la solución. Dentro de nuestros métodos de influencia, y del modo en que vemos las dificultades que no controlamos.

AMPLIANDO EL CÍRCULO DE INFLUENCIA

Resulta alentador comprender que al elegir nuestra respuesta a las circunstancias influimos poderosamente en nuestras circunstancias. Cuando cambiamos una parte de una fórmula química, cambiamos la naturaleza de los resultados.

Hace varios años una organización que estaba encabezada por una persona muy dinámica. Interpretaba las tendencias. Era creativa, inteligente, capaz y brillante, y todos lo sabían. Pero tenía un estilo muy tradicional. Tendía a tratar a las personas como si fueran autómatas, como si carecieran de juicio propio. Su manera de hablarles a quienes trabajaban en la organización era: Busque esto… Busque aquello… Ahora haga esto… Ahora haga aquello: yo tomaré las decisiones. El efecto global fue que se ganó la antipatía de casi todo el equipo ejecutivo que lo rodeaba. Los funcionarios se reunían en los pasillos y se quejaban de él mutuamente. Discutían muy sutilmente, con claridad, como si trataran de solucionar la situación. Pero lo hacían de modo incesante, absolviéndose

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