ANTECEDENTES HISTORICOS MATRIMONIO GAY

En Europa Clásica, antiguas sociedades romanas y griegas toleraban y celebraban las relaciones entre personas del mismo sexo, sin embargo, no es probable que esas uniones fueran reconocidas social y mucho menos jurídicamente como matrimonio. En el siglo XIX y principios del siglo XX no se reconocen rastros del matrimonio entre personas del mismo sexo equiparables al matrimonio homosexual de hoy en día.

Ya en el siglo XX, tras la revolución sexual la definición tradicionalista de matrimonio comenzó a ser cambiada por algunos grupos sociales que propiciaban la libertad sexual, suscribiéndose como un contrato jurídico representante de la relación y convivencia de pareja, basada en el afecto, un proyecto de vida en común, el deseo de la pareja a comunicar su realidad a la sociedad, adquiriendo así tintes pertenecientes a la forma jurídica vigente. Bajo esta concepción “nueva” del matrimonio, la unión homosexual estable encaja en la definición liberal. Las uniones homosexuales son antiguas pero los intentos por introducirlas en el concepto universal de matrimonio surgen a finales del siglo XX.

En Europa Medieval las relaciones homosexuales no eran muy bien aceptadas, sin embargo, como el amor que un caballero sentía por su señora, la amistad profunda y apasionada entre personas del mismo sexo era no solo posible sino celebrada. En ruinas de una iglesia de padres dominicos de Estambul se encontraron los sepulcros de dos caballeros que murieron en octubre de 1391, sir William Neville y sir John Clamvowe, apreciando sus escudos con insignias de armas idénticas, señal irrefutable de que vivían como una pareja casada.

Se han encontrado documentos que indican que la iglesia ortodoxa practicaba bodas entre hombres hasta la Alta Edad Media, cuya denominación era “hacer hermanos”, en contraste, dichas uniones se refutan bajo el argumento de que se trataba de una “adopción entre hermanos” o “hermanos de sangre”.

En La Coruña, España, 1901, se dio el primer matrimonio homosexual entre Mario (Marcela) y Elisa.

En la provincia de Fijian, China, el sexo entre hombres era permitido de forma común; hombres se unían a jóvenes, la unión duraba un número limitado de años, después el más viejo ayudaba al más joven a unirse con una esposa y crear una familia.

En Norteamérica se tienen referencias de uniones homosexuales vistas entre las sociedades americanas nativas, un hombre joven de la tribu que mostraba características de género femenino (berdache), asumía obligaciones de este género con todas sus responsabilidades, este hombre era considerado como una tercera sexualidad, ni hombre, ni mujer, era tratado como esposa por el hombre que elegía unirse a él en similar ceremonia a unión heterosexual.

Así pues, se observa que las uniones homosexuales son muy antiguas, pero el verdadero movimiento con miras de buscar un reconocimiento legal surge hasta finales del siglo XX.

Algunos antecedentes en México

Época precolombina. Los datos provienen de las cronistas de la conquista de los españoles por lo que deben tomarse con precaución, se cuenta con figuras como la acusación de la sodomía (relación sexual entre personas del mismo sexo).

Entre los mayas la homosexualidad era relativamente tolerable, se sabe de fiestas sexuales que incluían el sexo homosexual, no obstante a ello la sodomía estaba condenada a muerte en horno ardiente. Era preferible la homosexualidad al sexo prematrimonial, así lo nobles conseguían esclavos sexuales para sus hijos.

Los mexicas o aztecas eran intolerables a la homosexualidad, a pesar de ello adoraban a la diosa Xochiquétzal, que bajo su especto masculino con el nombre de Xochipilli protegía la prostitución masculina y la homosexualidad.

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