AUTOCUIDADO

1. ¿Qué es el autocuidado?  

El autocuidado, de acuerdo a la definición de Haro Encinas, corresponde a la serie de prácticas centradas en aspectos preventivos y de promoción de la salud, que se constituyen mediante acciones de autocuidado. Por otro lado, en el campo de la antropología, se enmarca el concepto de autocuidado en un contexto más amplio: la autoatención, que se refiere al ejercicio de actividades orientadas directa o indirectamente a asegurar la reproducción biológica y social, desde la unidad familiar, contemplando la automedicación y hábitos ligados a la salud. Encinas, sin desconocer la estrecha relación entre ambas ideas, le otorga a la autoatención un carácter cercano a las acciones tomadas durante eventos de enfermedad y recuperación

1. Defina conductas de autocuidado y describa los dos tipos existentes

Las conductas de autocuidado son acciones que las personas realizan para potenciar su salud y evitar daños a ella. Según los planteamientos de A. Giddens, se pueden dividir en dos tipos: Conductas intencionales y Conductas deliberadas.

Las conductas intencionales son efectuadas por las personas sin reflexión previa o cuestionamientos. Usualmente se relacionan con rutinas de la vida cotidiana y tienen un considerable componente supeditado a la familia de origen y el grupo social del que la persona forme parte.

En contraste, las conductas deliberadas son acciones basadas en la reflexión y experiencias significativas de la persona, por tanto, son razonadas y se busca con ellas cumplir un determinado objetivo. Son estas conductas las que dan paso a la incorporación de nuevas de pautas de autocuidado que no se tenían.

3.   Describa los determinantes sociales de la salud.

Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en las que personas nacen, trabajan, viven y en general se desarrollan, que tienen un impacto en su salud y los servicios a los que tienen acceso. Dentro de ellos, se distinguen dos grupos: Los estructurales, que provocan estratificación social, dígase, la clase social o la educación, y los intermediarios, derivados de los estructurales, como las condiciones laborales.

En el marco del autocuidado, los determinantes sociales más relevantes a considerar son la clase social, el grupo étnico, la ocupación, el género, la familia de origen y la familia de elección, la edad y las experiencias de enfermedad y muerte de cercanos.

La clase social es, si no el más, uno de los determinantes sociales con mayor influencia en la posibilidad de incorporar pautas de autocuidado, pues se cae en un círculo vicioso en el que a partir de la clase se determina la ocupación y el ingreso, por lo que alguien de estratos bajos jamás tendrá acceso a la misma calidad de vida que alguien de otro estrato. El grupo étnico, dada la histórica discriminación, ha creado una gran vulnerabilidad para ciertas comunidades, lo que significa una barrera a la hora de tener acceso a condiciones de vida dignas y, en consecuencia, afecta al autocuidado. La ocupación juega un rol importante en el autocuidado, ya que las rutinas generadas por ciertos oficios pueden afectar áreas como la alimentación, el descanso o las relaciones interpersonales. El género tiene un papel fundamental desde la perspectiva del autocuidado, puesto que los constructos sociales que determinan qué es ser mujer y qué es ser hombre están ligados con problemas de salud; por ejemplo, el hombre sería más temerario y se cuidaría menos y la mujer debiera ser más recatada y preocuparse más por ella y por los demás. La familia de origen y la familia de elección son también un elemento a destacar referente al autocuidado, pues “la cuna” de donde cada persona provenga contribuirá a la formación de hábitos que se mantendrán durante toda la vida, mientras que al momento de formar una familia (de elección) se deben integrar pautas de autocuidado, de recreación, convivencia, etc. La edad está vinculada al autocuidado debido a que, al producir cambios en el cuerpo, puede ser motivo para que las personas modifiquen prácticas de su vida cotidiana (personas mayores se cuidan más que los jóvenes). Las experiencias de enfermedad y muerte de otros, previa reflexión. pueden significar igualmente el origen de conductas de autocuidado que no se tenían, conduciendo a cambios drásticos en la atención que se prodiga la persona.

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