Abriendo Caminos en la Comuna de la Pintana

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“Análisis de la efectividad  del Programa Abriendo Caminos, en la zona Sur Poniente de la Provincia de Santiago, entre los años 2008-2014”

(MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL)

DIEGO ABEL DURÁN TOLEDO

TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE MAGÍSTER EN GOBIERNO Y GERENCIA PÚBLICA

PROFESORA GUÍA:

KARINA DOÑA MOLINA

SANTIAGO DE CHILE

JULIO 2016

2.1 Marco Teórico

2.1.1 ¿Qué son los Programas Sociales?

Los programas sociales son catalogados como diversas acciones de intervención en múltiples aspectos, sobre individuos que viven dentro de un ambiente con un alto grado de vulnerabilidad y que tiene como objetivos mejorar las condiciones de vida de estos sujetos.

Ahora bien, con tal de establecer una visión conceptual más precisa, es necesario que establecer algunas nociones básicas respecto al concepto en cuestión.

En relación al concepto de programa social este puede definirse como “una construcción técnica (que no niega el componente político), con mayor o menor capacidad de expresar la complejidad del problema. Los programas se conforman de un conjunto de proyectos que persiguen los mismos objetivos; son los responsables de establecer las prioridades de la intervención, ya que permiten identificar y organizar los proyectos, definir el marco institucional y asignar los recursos” (Fernández & Schejtman, 2012, pág. 14)

En ese sentido, podemos señalar que el componente que predomina en la configuración de un programa social, se basa en aspectos eminentemente técnicos, con una descripción general de intervenciones (proyectos), que establecen objetivos generales y específicos, metodologías de desarrollo, productos estratégicos y resultados esperados.

Una definición más general, pero relacionada con la temática de programa social, señala que “es un conjunto de proyectos que persiguen los mismos objetivos, que pueden diferenciarse por trabajar con poblaciones diferentes y/o utilizar distintas estrategias de intervención” (Cohen & Martínez, 2010, pág. 2)

Cabe señalar que la noción y construcción de programas expresada con anterioridad va íntimamente relacionada con el concepto de proyectos. En ese sentido y con la finalidad de aterrizar progresivamente el concepto, se puede determinar que un programa social “es un conjunto de proyectos que persiguen los mismos objetivos, que pueden diferenciarse por trabajar con poblaciones diferentes y/o utilizar distintas estrategias de intervención”. (Análisis y Desarrollo Social Consultores, 2003, pág. 10)

Se puede señalar que los programas sociales  “producen y/o distribuyen bienes o servicios (productos), para satisfacer las necesidades de aquellos grupos que no poseen recursos para solventarlas autónomamente, con una caracterización y localización espacio-temporal precisa y acotada” (Análisis y Desarrollo Social Consultores, 2003, pág. 10)

Ahora bien, una definición más amplia del concepto y que abarca los elementos mencionados con anterioridad, sería considerar a los programas sociales  como una  “estrategia de intervención social, las bases epistemológicas que determinan la construcción de las evidencias, los criterios a utilizar para formular los juicios de valor, la utilidad o usos que van a tener los informes y el enfoque metodológico a seguir para realizar el proceso evaluativo” (De Miguel Díaz, 2000, pág. 291).

Dicha definición, es el concepto general que se utilizará como marco de referencia para entender a grueso modo el concepto de “programa social”

En relación a la definición anteriormente mencionada, se puede determinar que los programas sociales pueden ser visualizados desde distintos puntos de vista. Según De Miguel Díaz (2001) pueden tener múltiples enfoques, tales como:

1. Programa Social como verificador de teorías:

En este sentido, el programa social opera como una forma de determinar el grado de efectividad de determinadas teorías políticas, económicas y/o sociales. En ese sentido, lo anterior exige que los programas sociales se ciñan a una determinada visión cientificista asociada a una determinada ideología de pensamiento.  En otras palabras “los programas constituyen estrategias o artefactos a través de las cuales se someten a prueba si determinadas teorías son eficaces para la resolución de problemas sociales prácticos. Al igual que sucede en todo experimento, el evaluador formula una teoría explicativa sobre una realidad o problema social sobre la cual construye y aplica una estrategia de intervención siguiendo los cánones de la metodología científica (aleatorización y manipulación) con el fin de poder probar su adecuación y eficacia” (De Miguel Díaz, 2000, págs. 292-293).

1. Programa Social como sistema:

En relación a esta noción, es necesario señalar que se reduce no a una discusión ideológica respecto a la implementación del programa, sino que se refiere principalmente  hacia un debate práctico de implementación de los mismos. En ese sentido, la visualización respecto a los programas sociales se centrará principalmente en los procesos de llevar a cabo las estrategias de intervención, en virtud de los objetivos y visiones definidas con anterioridad (las cuales responden en términos declarativos a opciones de carácter ideológico). O sea, en otras palabras los programas sociales “desplazarán el foco de la reflexión hacia los problemas prácticos que conlleva toda estrategia de intervención ya que son los procesos los que, esencialmente, determinan la mayor o menor eficacia de los programas” (De Miguel Díaz, 2000, pág. 293).

1. Programa Social como compromiso con el cambio social:

Por último, el tercer enfoque a destacar dentro de la concepción de programas sociales, sería la relación existente entre este concepto con una utilidad de cambio social, situándose desde este punto de vista dentro de una lógica crítico constructivista, o sea de compromiso con una modificación de la realidad imperante dentro del contexto en que si sitúa el programa en cuestión.

En ese sentido, el paradigma en cuestión no se centra en una discusión de tipo ideológico o práctica respecto al programa social, sino que se compromete con una posición de transformación social. En ese sentido “en la medida que nuestra búsqueda persigue identificar las políticas, programas y acciones más adecuadas a este fin, el evaluador no puede realizar su trabajo sin cuestionar los valores y las consecuencias que se ponen en juego en cada estrategia de intervención. Lo cual significa que la calidad de su trabajo estará mediatizada no sólo por su capacidad técnica sino también por su compromiso en la resolución de los problemas sociales (pobreza, marginación, desigualdad, etc.) y en la lucha a favor de una sociedad más justa e igualitaria” (De Miguel Díaz, 2000, pág. 294)

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