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Camino


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2011  •  Documentos de Investigación  •  1.667 Palabras (7 Páginas)  •  593 Visitas

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El prólogo de todo el manuscrito es una carta de Calixto II, que fue elegido Papa en 1119 y que era un gran devoto de Santiago, en la que se narran las vicisitudes que su autor pasó para salvar el códice. Dice por ejemplo:

<<¡Oh rara fortuna! Cuando caí en manos de salteadores que me despojaron de todas mis pertenencias, no me quedó más que este códice. Encerrado en prisión y perdida toda mi hacienda, sólo me quedó el manuscrito. Muchas veces naufragué en mares de aguas profundas y estuve a punto de morir; pero, al salir yo, salió el manuscrito sin mácula. Se prende fuego a la casa en que yo estaba y, abrasado todo mi ajuar, sale el códice indemne. A la vista de lo cual comencé a reflexionar si no sería que este códice que yo deseaba hacer con mis manos sería grato a Dios>>.

Aymerich fue canciller del papa Calixto y se cree que éste le mandó compilar el códice. Y su sucesor, Inocencio II, le encargó que llevara el Liber Sancti Iacobi a Compostela. El mismo papa Inocencio, en una carta-epílogo al códice, da cuenta del viaje que Aymerich hizo a Santiago acompañado por una mujer, Gilberta Fladrense, la primera peregrina de que se tiene noticia. En su guía, enumera las etapas que el peregrino debe seguir, menciona las ciudades y pueblos por los que pasa el Camino así como los ríos ”buenos y malos”, que tiene que cruzar; advierte de los peligros que se encontrarán en la ruta, tales como la falta de comida o de agua y vino, o los insectos que como avispas o tábanos pueden picar a los caminantes; o bien habla de los vicios y virtudes de las gentes que pueblan las diversas regiones del itinerario.

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Cuando escribió su libro, el reverendo Picaud debía de estar enfadado con los barqueros y con los recaudadores de portazgo, que salían al paso a los peregrinos armados de garrotes, arrancándoles por la fuerza injustos tributos. Asegura que, legalmente, sólo pueden cobrar impuestos a los mercaderes pero no a los que van en peregrinación. Y de los barqueros dice que sólo tienen derecho a cobrar un óbolo a las personas, si son ricas; y si son pobres, nada.

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Luego, nuestro Aymerich generaliza las acusaciones contra todos los vascos y, especialmente, contra los navarros:

<<Las gentes de esta tierra son feroces como es feroz, montaraz y bárbara la misma tierra en que habitan. Sus rostros feroces así como la ferocidad de su bárbaro idioma ponen terror en el alma de quien los contempla>>.

Y añade, entre otras lindezas, hablando de los navarros:

<<Son un pueblo bárbaro, diferente de todos los demás en sus costumbres y naturaleza, colmado de maldades, de color negro, de aspecto innoble, malvados, perversos, pérfidos, desleales, lujuriosos, borrachos, agresivos, feroces y salvajes, desalmados y réprobos, impíos y rudos, crueles y pendencieros, desprovistos de cualquier virtud y enseñados a todos los vicios e iniquidades, parejos en maldad a los infieles sarracenos y enemigos mortales de nuestra región gala>>.

Aymerich parece resentido por lo de Roncesvalles.

No se puede decir que fuera el clérigo Picaud un hombre muy caritativo. A los castellanos no los odia tanto, aunque dice que son <<malos y viciosos>>. Prefiere a los gallegos: <<entre los demás pueblos incultos de España, son los que más se asemejan a nuestra nación gala>>. Pero tampoco se van de vacío, porque añade: <<(…) Si no fuera porque son muy iracundos y litigiosos>>.

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Hay textos de la misma época, sin embargo, o un poco posteriores que hablan de la excepcionalidad acogida que brindaba a los peregrinos el hospital de Roncesvalles:

<<La puerta se abre a todos, enfermos y sanos. No sólo a católicos, sino a paganos, a judíos, herejes, ociosos y vanos>>.

Y entre los caminantes de hoy es proverbial la hospitalidad que les brindan en los pueblos del Camino, de Roncesvalles a Puente la Reina. Una dedicatoria copiada del libro de firmas del albergue de esta última villa así lo acredita. Escribe un peregrino:

<<Hola, me llamo Jaime, aunque a este paso me lo voy a cambiar por Pedro, por las llaves. Me las dieron en Roncesvalles, en Larrasoaña, en Pamplona y aquí. Así que gracias por la confianza y suerte>>.

Del capítulo: Un Cura del Siglo XII, en ‘ULTREIA’ (1998)

LUIS CARANDELL

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This entry was posted on julio 20, 2008. It was filed under El Camino de Santiago y fue etiquetado con Literatura.

26 comentarios

yladah

EN UNA WEB QUE SE ENCUENTRA A TRAVÉS DE LA PÁGINA QUE RECOGE LA MÁS ESTUPENDA COLECCIÓN DE RELATOS PEREGRINOS:

El Códex Calixtinus, también conocido como “Liber Sancti Iacobi”, obra del siglo XII, se atribuye al Papa Calixto II. Se trata de un conjunto de materiales que fueron redactándose en diversas épocas y en forma independiente. Está compuesto por cinco secciones o libros:

Libro I – El más extenso, recoge homilías y fragmentos relativos a la liturgia del Apóstol Santiago. Por la información que ofrece acerca de la espiritualidad y los aspectos prácticos de la peregrinación es el núcleo del “Liber”.

Libro II – Colección de 22 milagros debidos a la intercesión del Apóstol Santiago y realizados en diversas regiones de Europa.

Libro III – El más breve, relata

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