Aparecida
Enviado por ocp166 • 5 de Junio de 2014 • 2.036 Palabras (9 Páginas) • 276 Visitas
Gracias a Bergoglio el documento de Aparecida más que un texto es una realidad
Entrevista con Susana Nuín, directora ejecutiva del departamento de Comunicación del CELAM
El cardenal Bergoglio tuvo un rol fundamental en la confección del Documento Final de Aparecida, durante la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que tuvo lugar en mayo 2007, junto al santuario de Aparecida en Brasil.
Tal es la importancia de este documento, que el ahora papa Francisco suele entregarlo a mandatarios latinoamericanos, con el objeto de que sean coprotagonistas de un nuevo orden social en Latinoamérica, basado en la dignidad del ser humano y la justicia. La doctora Nuín fue miembro del grupo de trabajo en Aparecida y ZENIT ha hablado con ella para profundizar y conocer mejor algunos aspectos fundamentales de este documento.
Susana Nuín Núñez es directora ejecutiva del Departamento de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Latino-Americana (CELAM). Nació en Uruguay y vivió treinta años en Argentina. Estudió en Roma y reside en Bogotá, aunque por cortos períodos, porque su responsabilidad ante el CELAM la lleva a recorrer a menudo diversos países de Latinoamérica y el Caribe, y otras naciones del mundo
¿En qué consiste el documento de Aparecida?
-- Susana: El documento de Aparecida es mucho más que un documento. Se realizó en el marco de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. La fuerza del documento es que es un texto en contexto. Es un texto que tiene el respaldo y la riqueza de una Asamblea que fue quien lo realizó. Esto hace que sea un documento que expresa el pensamiento, el sentir, el palpitar y el diagnóstico de la Iglesia en América Latina. También hubo participantes religiosos, religiosas, laicos y laicas, representantes de otras Iglesias, es decir, una verdadera asamblea. Por lo tanto, tiene por un lado ese valor que es muy importante: el texto en contexto, una asamblea que vivió en comunión. En segundo lugar, hace un salto muy grande: se dirige a discípulos misioneros y habla de discípulos misioneros. Esto quiere decir que son consustanciadas una palabra en la otra, totalmente interrelacionadas ambas palabras. No se puede ser discípulo sin ser misionero y no se puede ser misionero sin ser discípulo. Esto nos saca de una posible dicotomía que podía existir y nos lleva a una plenitud de la vocación de los seguidores de Jesús, lo cual revierte también en muchas cosas en nuestro actuar.
¿Cuál es el eje central del documento?
-- Susana: El eje central es el valor de la vida en todo sentido, no sólo en la gestación, en el momento cercano a la muerte, sino en todo momento. Y tiene que ser una vida digna, con trabajo, con casa, con posibilidad de estudio; tiene que ser una vida que tenga toda la dignidad que la persona humana requiere. Esta concepción de vida atraviesa todo el documento de Aparecida. Del mismo modo atraviesa todo el documento de Aparecida la comunicación. Si bien el capítulo referido a comunicación es sintético, todo Aparecida habla de la comunión, de la necesidad de testimoniar, de comunicar a través de lo ejemplos, las obras, las experiencias, una vida en comunión. Una vida en comunión es una vida comunicativa.
¿Cuál diría usted que es el pilar de Aparecida?
-- Susana: Yo diría que un pilar fundamental ha sido el método que se utiliza para hacer el documento: "Ver, juzgar y actuar". Es el método de análisis que se toma donde aparece un reconocimiento en el ver, también un agradecimiento a Dios por todo lo recibido y de allí se parte en un ver la realidad del diagnóstico, un juzgar a la luz de la Palabra y una proyección para el actuar.
Otro punto clave es cuando habla de la vida de nuestros pueblos hoy, de discípulos misioneros y su mirada sobre la realidad; y afronta la realidad de América Latina y el Caribe hoy. Otro aspecto es la vida de Jesucristo en sus discípulos misioneros: la vocación de los discípulos a la santidad, la comunión de los discípulos misioneros en la Iglesia, el no anteponer la acción a la comunión. La comunión es una comunión abierta y no intimista pero es una comunión que nos hace vivir en verdaderas comunidades para dar testimonio. También hay que destacar el itinerario formativo de los discípulos misioneros, dónde y cómo se forman.
Una tercera parte muy importante es la vida de Jesucristo para nuestros pueblos, donde se encaran distintos temas que tienen que ver concretamente con nuestro accionar. La misión de los discípulos al servicio de la vida plena de nuestros pueblos, al reino de Dios y la promoción humana con todo lo que significa: la familia, nuestros pueblos y culturas cómo se relacionan. Aparecida, no se puede negar, fue marcada por el discurso inaugural de Benedicto XVI queconvocó a una real conversión de las personas, de las comunidades y de las estructuras. Este fue un gran pilar. Del mismo modo que lo fue el discurso final.
El documento de Aparecida tiene un valor enorme porque vincula estrechamente la propuesta evangélica a una vida concretamente plasmada por esa propuesta. Es como que el discurso y la vida se tienen que unir y se unen y Aparecida lo propone en una forma magnífica. Es un poco lo que estamos viendo con el papa Francisco. Sus gestos y su discurso se han unido y muestran una unidad, y esa unidad da testimonio.
¿Cuáles han sido los frutos más inmediatos de Aparecida en Latinoamérica?
-- Susana: Yo creo quelos frutos que pueden provocar un evento de este tipo están vinculados a un cambio de mentalidad profundo. El cambio de mentalidad que se opera con Aparecida es entrar en la concepción de que todos, absolutamente todos, desde los laicos hasta los obispos y toda la Iglesia entremos en un proceso de conversión pastoral profunda. Cuando se provoca esta conciencia se provocan muchos cambios porque evidentemente nos damos cuenta de que estamos todos en un proceso de transformación. Al mismo tiempo que nos damos cuenta de este proceso asumimos de otra manera nuestra forma de ser Iglesia. Aparecida propone cómo ir al encuentro de los demás, que las parroquias sean comunidades abiertas a la sociedad.
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