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Aportes a la construcción de la paz desde los relatos de memoria: la experiencia en Ecopetrol


Enviado por   •  9 de Enero de 2019  •  Ensayo  •  2.526 Palabras (11 Páginas)  •  133 Visitas

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Aportes a la construcción de la paz desde los relatos de memoria: la experiencia en Ecopetrol

"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado"

Gabriel García Márquez

Por: Leidy Janine Álvarez Álvarez

La responsabilidad de aportar a la paz y la reconciliación debe venir de todos los colombianos. En un momento tan crucial para nuestro país como el actual con los avances en el proceso de paz es cuando se requieren todos los esfuerzos para construir el país que soñamos y queremos. Es precisamente en este sentido que desde Ecopetrol se configuró el programa de ‘Relatos de memoria histórica: un aporte a la paz y la reconciliación’, que espera contribuir al rescate de memoria de trabajadores, pensionados y contratistas de Ecopetrol que fueron víctimas de la violencia de manera directa o indirecta, inicialmente con la documentación de sus testimonios y posteriormente con la creación de un museo virtual e itinerante de relatos de memoria, que se encuentra en etapa de implementación.

De esta manera se demuestra que en cualquier escenario se puede hacer memoria histórica, aportando a la cultura de la paz y la reconciliación en el país, construyendo una memoria plural y democrática sobre los orígenes, causas e impactos del conflicto armado.

Pero, “¿De qué hablamos cuando hablamos de “memoria histórica”?” (Ruiz, 2008). Precisamente, el ensayo de este profesor de la Universidad Autónoma de Madrid nos sirve de reflexión inicial para el abordaje de este concepto. Él plantea que:

“La memoria es un fenómeno biológico, cerebral, que adquiere dimensiones mentales o cognitivas en tanto nuestra conducta presente es influenciada por nuestras experiencias pasadas. Nuestro cerebro es un órgano biológicamente preparado –desde su unidad funcional irreductible, la neurona, hasta los sistemas funcionales complejos– para almacenar información. Gracias a esa propiedad para conservar huellas de todo lo que experimentamos, esto es, gracias a la memoria, el cerebro va creando una base de conocimiento cada vez más amplia y más compleja de donde recuperar la respuesta más idónea a cada situación concreta (ésta sería la función básica de la memoria). En otras palabras, gracias a la información almacenada en la memoria podemos responder de la manera más eficaz posible a las diferentes y continuas exigencias del mundo en el que vivimos. De lo que se desprende, a su vez, que la memoria participa en todas y cada una de las actividades que realizamos a lo largo de nuestra vida”. (Ruiz, 2008).

No obstante, su funcionamiento no es individual. Alejandro Baer (2010) al hablar de Maurice Halbwachs, quien acuña el término de memoria colectiva, señala que la memoria no puede ser de ninguna manera individual, porque se forja a partir de la interacción con el grupo social al que pertenecemos como la familia, la comunidad escolar o la profesión,  subrayando su carácter esencialmente social y compartido, y rompiendo con la tradición previa que entendía la memoria exclusivamente como una facultad individual.

La memoria individual de cada persona está inmersa en el horizonte de interpretación  socio cultural que determina y también posibilita su propia actividad de recuerdo. A ello Halbwachs le llama los «marcos sociales de la memoria», que configuran la inscripción social de todo recuerdo individual y determinan su existencia. En otras palabras, los individuos recuerdan o recrean el pasado en el marco grupal específico y el olvido no se da sino consecuencia del debilitamiento del marco por 1a desaparici6n del contexto vivido socialmente” (Baer, 2010).

De esta manera se puede determinar que aquello que rememoramos en nuestra memoria marca nuestro comportamiento propio, social y colectivo de por vida y que por tanto cualquier esfuerzo que se haga por su recuperación es indispensable, y bajo esta premisa nació una nueva corriente de estudio de la memoria que conocemos como Memoria Histórica.

La Memoria Histórica se define como el esfuerzo consciente de los grupos humanos por encontrar con su pasado, sea éste real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto.

“La salud mental de las sociedades, donde se ha dado, permitido y amparado la violencia, pasa por la recuperación de la memoria histórica. Los intentos de todas aquellas personas o instituciones que no desean que las desapariciones, las masacres y las torturas queden relegadas al olvido, lejos de caldear ánimos y reabrir heridas ya cicatrizadas, vienen a cerrar esas heridas, que han permanecido abiertas, y a reforzar la cohesión y el orden social. El recordar, es decir, la acción de hacer memoria, y las narraciones que de ella se desprenden no son una simple discusión verbal que intenta reconciliar versiones distintas de eventos acaecidos en el pasado, es la acción que empodera a las mayorías populares, a las víctimas y a sus familiares, de decir y decirse justicia y que va moldeando un conjunto de actitudes prácticas, cognitivas y afectivas, que posibilitan una verdadera reconciliación social” (Gaborit, 2006).

Es en este concepto bajo el cual se ha trabajado la recuperación de memoria en Ecopetrol, como una iniciativa que desde la memoria busca comprender el conflicto armado en el impacto humano, como lo describe Carlos Arturo Charria Hernández, director de los Museos Escolares de Memoria y que acompaña a Ecopetrol en este proceso “Es entenderlo más allá de las consecuencias que ha tenido en lo económico, lo político e incluso en términos de infraestructura. Es comprender que el conflicto armado hay que terminarlo y pensar la dimensión que ha tenido desde el costo humano de vida”.

 Se trata de hacer una aproximación al conflicto armado y la violencia, así como al proceso de paz, desde historias de vida de personas que han sido víctimas de dichas violencias, pero también desde historias de resiliencia que se convierten en ejemplo de vida y esperanza.

Entendemos aquí como resiliencia, según la definición de la Asociación Americana de Sicología, como “el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras”.

Ahondando en su definición la APA aclara que:

“Ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional.  La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona”.

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