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DMT Y Síndrome Autista: Aportes Para Una Intervención Desde Una Terapia Por El Arte


Enviado por   •  28 de Marzo de 2014  •  Ensayo  •  4.693 Palabras (19 Páginas)  •  336 Visitas

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ESTUDIO DE CASO

DMT Y SÍNDROME AUTISTA: aportes para una

Intervención desde una terapia por el arte.

MARCO TEÓRICO REFERENCIAL:

EL DIAGNÓSTICO:

√ Retraso Mental: es un síndrome de comportamiento heterogéneo, con deterioro a nivel intelectual y de adaptación. Se caracteriza por dos aspectos básicos: capacidad intelectual bastante por debajo de la media, expresada a través del rendimiento esperado para una edad concreta en un test estandarizado. Existen limitaciones en dos o más de las siguientes áreas adaptativas aplicables: comunicación, cuidado personal, vida doméstica, habilidades sociales, uso de recursos comunitarios, autocontrol, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo. El comportamiento adaptativo se refiere a la efectividad en el funcionamiento de

una persona en el nivel esperado para su edad y grupo cultural. Todas las definiciones de trastorno poseen diez áreas de funcionamiento y se requieren deterioros significativos en al menos dos de ellas para el diagnóstico de Retraso Mental.

√ Trastorno Generalizado del Desarrollo: según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM IV), se engloba junto a otros cuatro: 1) Trastorno de Rett 2) Trastorno desintegrativo de la infancia 3) Trastorno de Asperger 4) Trastorno autista 5) trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera. En el historial de la usuaria no se especifica a cual de los cinco subtipos del TGD pertenece. Uta Frith, mediante la traducción al inglés del texto de Asperger, dio a conocer en 1991 este síndrome que está concebido generalmente como sinónimo del autismo de alto funcionamiento.

El diagnóstico que ha guiado mis intervenciones ha sido el de autismo de alto

funcionamiento. El mismo se enmarca dentro de las llamadas psicosis infantiles. Los síntomas se manifiestan precozmente en los primeros años de vida. La estructuración psíquica en el autismo no es la misma que la de las personas

llamadas “normales” ya que no se ha producido el paso por el Complejo de Edipo, “estructura normativa universal, simbólica que preexiste a cada sujeto y que interviene como solución para dar al niño un lugar en el mundo a partir de sus principales referentes: la madre y el padre. En la psicosis no hubo inscripción del Edipo.”

El sujeto queda sin coordenadas que le permitan situarse en el mundo. Al no haber identificación parental, el “yo” como proyección de la superficie corporal del niño no está presente. “El fracaso de la asunción de la propia imagen está visible sobretodo en la evitación de la mirada materna y en la falta de risa ante la madre”. “Las psicosis infantiles se caracterizan por una gran desconfianza hacia el mundo exterior, puede empujar al niño a crearse un mundo sin recurrir a nadie más que a él mismo. Si normalmente los niños confían en el otro, en las psicosis eso no

sucede”. La figura del otro (tú) muchas veces es vivida como persecutoria o amenazante, figura de la cual debe defenderse. El lazo social se torna difícil de establecer. Según Egge, M podemos llegar a la conclusión de que la causalidad del autismo está sin duda relacionada con la falta de un agarre simbólico del niño a su Otro (algo que por ejemplo es muy evidente en el caso del niño con una madre psicótica) o porque el niño no logra, a pesar del ofrecimiento de los padres, para él enigmático y opaco, salir de su estado de objeto. Cada niño nace como objeto materno, del que depende en los primeros años la propia supervivencia. Sólo posteriormente, por medio del proceso de alienación separación puede tomar una posición subjetiva. El niño autista rechaza alienarse al otro e intenta a través de una “auto terapia” garantizarse un mínimo de vida con sus actividades de repetición y alternancia, que son un esbozo, por lo menos, de lo simbólico.

Fenómenos Transicionales Winnicott atribuye la máxima importancia, en especial en los primeros años de vida, al cuidado materno, con el fin de que el niño pueda alcanzar un Sí sano, capaz de contener todos los conflictos que emergerán en el futuro, tanto en su interior como

en el mundo externo. Según Winnicott, el recién nacido parte de un estado de no integración y sucesivamente se produce la inserción de la psiquis en el soma “la psique se forja con el material de la elaboración imaginativa del funcionamiento corporal” Winnicott sitúa las psicosis infantiles como cuadros clínicos que constituyen desarrollos defensivos contra el caos externo e interno. La escisión entre realidad externa y fantasía interna impide a estos sujetos crear “fenómenos transicionales” y “objetos transicionales”.

La pauta de los fenómenos transicionales empieza a aparecer desde los cuatro a seis meses hasta los ocho a doce meses. Es una etapa de transición del bebé, de un estado en que se encuentra fusionado a la madre a uno de relación con ella como algo exterior y separado.

Los fenómenos transicionales hacen referencia a la zona intermedia de la

experiencia de individuación y separación (entre el pulgar y el osito, entre el

erotismo oral y la verdadera relación de objeto) y tienen como función permitir a un sujeto ser una unidad, con una membrana limitante, un exterior y un interior. En este sentido el autismo es una organización altamente sofisticada en la cual estos procesos están ausentes.

LA AUTO TERAPIA DEL NIÑO AUTISTA

El principal síntoma del autismo es “bastarse a uno mismo” o sea el auto aislamiento y la aparente separación del mundo. Pero ese “mismo” indica también la repetición respecto a un orden dado, ya sea a nivel del lugar (es decir la fijación de los lugares y de los objetos) como del tiempo, a través del ritmo aplicado a los objetos, la estereotipia en lo relativo al cuerpo y las ecolalias a nivel lingüístico.

EL RITMO

Es sabido que el ritmo tiene un efecto tranquilizante para el recién nacido cuando lo acurrucamos y lo sostenemos en brazos, paseándolo para hacerlo dormir. Un efecto de placer también se produce en el niño más grande con el caballo mecedor o el columpio. Con el vaivén se introduce una alternancia que se inscribe en el cuerpo. Como el péndulo, también el vaivén regresa siempre al mismo punto, a través de esta alternancia, con su previsibilidad se produce un efecto des angustiante, se trata de una regulación simbólica mínima (comenta Egge) introducida en el cuerpo a través del ritmo. El niño autista emplea activamente la misma dinámica en sus actividades repetitivas. Es un modo de dar “forma al mundo”. El ritmo corta la angustia, porque al introducir una ley a nivel mínimo, es estructurarte e induce a la espera de

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