Arqueología de género y feminista

Arqueología de género y feminista

        Es una corriente espistemológica surgida a finales de los años setenta y principios de los años ochenta, principalmente en los países del ámbito anglosajón y escandinavo. Surgió como reacción a la escuela procesual. Pretende demostrar que el papel de la mujer es una construcción social y nada tiene que ver con la biología, sino como una forma de justificar su posición de inferioridad. Lucha contra la imagen falseada de la Prehistoria que se inculca de forma muy generalizada: los hombres, fuertes y robustos, se dedican a cazar animales mientras la mujer queda relegada al papel de cuidar a los niños y a recolectar.

        Las arqueologías feminista y de género tienen como objetivo dar a conocer la relevancia de la mujeres a lo largo de esta época. En los museos, libros y publicaciones prácticamente solo se hace referencia mediante imágenes y menciones al género masculino; en la fila de la evolución humana, en la invención del fuego, en el uso de las primeras herramientas y en las anteriormente mencionadas escenas de caza solo aparecen imágenes de hombres. Desde el inicio de la Prehistoria como ciencia se ha dado mucha importancia objetos tales como hachas y espadas, cuya evolución tecnológica determina la cronología de la época (Edad de Piedra, Edades de los Metales), y los tenemos asociados a actividades supuestamente masculinas. Cuando se reconoce el mérito femenino en la Prehistoria solo se suele hacer si la producción no era importante. Hay incluso autores  como Jacketta Hawkes que cita textualmente que en la  cultura Peterborough “como alfareras las mujeres no tenían gran habilidad”. Cabe plantearse si la cerámica hubiese sido más elaborada, habría mencionado que las alfareras eran mujeres.

        No se sabe con certeza cuando el ser humano empezó a asociar tareas específicas a cada género. Según muchos autores si se puede realizar la división del trabajo según la edad desde tiempos muy antiguos. La maternidad podría haber provocado esta división, pero no hay acuerdo en cómo repercutiría, ya que hay quien dice que a partir de ese momento la mujer se tendría que dedicar a cuidar a sus hijos , limitando su presencia en otras actividades económicas. Los detractores de esta teoría defienden que el papel esencialmente femenino en la crianza de los niños solo se da en la sociedad occidental, ya que en otras culturas más tradicionales las mujeres con hijos reciben ayuda de otros miembros del grupo, sin importar su sexo o edad.

        Existen ciertas diferencias entre la arqueología de género y la feminista. La primera es una derivación de la segunda. La filósofa feminista Alyson Wildie delinea varias pautas imperativas para conducir la arqueología feminista:

1. Proponer preguntas de investigación que aborden a personas oprimidas por sistemas de desigualdad estructurados por género, a fin de cambiar tales condiciones.
2. La investigación feminista debe basarse en la experiencia situada de las mujeres y otros grupos marginados por las estructuras de género convencionales.
3. Los investigadores deben rendir cuentas a los afectados por su investigación; de ninguna manera la investigación feminista debería explotar a otros.
4. Los investigadores feministas deben involucrarse en la auto-reflexión, reconociendo sus posiciones sociales, intereses y valores personales, y discutiendo cómo estos interactúan con su investigación.

        La arqueología de género sigue una línea menos politizada. La arqueología del género tiene como objetivo la acumulación de una información más completa sobre el pasado añadiendo específicamente datos sobre las mujeres y sus actividades. Es una arqueología principalmente empiricista.

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