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Autorregulación en la infancia: importancia en el desarrollo


Enviado por   •  8 de Julio de 2023  •  Apuntes  •  2.323 Palabras (10 Páginas)  •  86 Visitas

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AUTORREGULACIÓN EN LA INFANCIA: IMPORTANCIA EN EL DESARROLLO

En varias oportunidades la sociedad espera que el niño se desempeñe de una forma particular, pero si esto no sucede, ¿qué pasa? La autorregulación en algunas ocasiones es incomprendida por los adultos que rodean al niño, mientras que también es pensado como un fenómeno lejano, pero esta más presente de lo que creemos. De hecho, tiene especial trascendencia en el desarrollo evolutivo. Es un proceso que se desarrolla desde el nacimiento. Forma parte de la crianza y todos los adultos que rodean al niño inciden significativamente en él. A continuación, abordaremos este tema tan importante y las diferentes formas de acompañar positivamente.

¿QUÉ ES LA AUTORREGULACIÓN? 

Aludiendo a los aportes de Vidal (2017), la autorregulación es un proceso por el cual una persona responde al interjuego entre sus propias necesidades y la relación con el ambiente. Al tener carácter de proceso, implica un desarrollo y un aprendizaje que transcurre desde que el niño nace, de forma particular y subjetiva.

Un ejemplo que permite visualizar muy claramente este proceso es cuando el recién nacido tiene hambre. Si bien en ese momento no puede manifestarse a través de la palabra, su forma de dirigir la búsqueda para satisfacer su necesidad es mediante el llanto.

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CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO DE AUTORREGULACIÓN

Como punto de partida es interesante señalar que, para que el proceso de autorregulación se desarrolle de forma saludable, el bebé requiere de un adulto referente que oficie como mediador entre sus necesidades y la satisfacción de las mismas. Schejtman, Gluzman, Dubking (2005) definen este vínculo inicial como relación intersubjetiva. En esta relación se espera que el adulto se interiorice con él bebe y sus necesidades, oficiando de auxiliador.

Retomando el ejemplo de la manifestación de hambre del recién nacido, podemos observar claramente que en esos primeros momentos la satisfacción de sus necesidades depende puramente de los adultos que se encargan de su cuidado. Desde de ahí radica la importancia en que esas personas cercanas al desarrollo del niño puedan conectarse e interpretar lo que este último está demandando. Asimismo, es sustancial manifestar que al ser una relación intersubjetiva, se irá construyendo a medida que ambas partes se conocen. Por otra parte, resulta interesante resaltar que esta será una de las primeras relaciones vinculares del bebé, por lo que su experiencia tendrá especial importancia en el desarrollo próximo.

EL PROCESO DE AUTORREGULACIÓN Y SU DESARROLLO

Tal como señala Vidal (2017), los medios de satisfacción y expresión del infante se desarrollan y se perfeccionan conforme este crece, y es por ello que las necesidades que el niño requiere y/o demanda, con el paso del tiempo, son cada vez más complejas. De esta manera, mientras el niño va desarrollando diferentes aspectos intelectuales, las posibilidades de autorregulación se expanden. En consonancia con estos aportes, a medida que el niño crece, en su entorno se espera un comportamiento más exigente y que se adecue a los comportamientos aceptados por la sociedad.

Esto es posible visualizarlo en la forma en que el niño demanda una necesidad. Como se dijo anteriormente, en los primeros momentos de vida, el bebé no desarrolla todavía el lenguaje oral por lo que se comunica a través del llanto (manifestando sueño, hambre, un dolor, etc). No obstante, cuando el niño ya está cerca de los dos años estos comportamientos se tornan socialmente inaceptados. Se espera que en ese momento el niño pueda dirigir la necesidad por un claro lenguaje oral, pudiendo entrelazar lo que su cuerpo demanda y lo que su cognición ha incorporado.

Ciertamente, en algunas oportunidades esto no sucede, generando así una irrupción entre lo que se espera y lo que sucede. En consecuencia se produce, por ejemplo, situaciones de frustración tanto en los padres (que se adjudican la culpa en el comportamiento), así como también en el niño (que no comprende qué es lo que está haciendo de forma errónea).

LOS ADULTOS SIGNIFICATIVOS Y SU INCIDENCIA

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Los adultos significativos para el niño (generalmente son los padres y/o cuidadores) siempre tienen incidencia en el proceso de autorregulación, pudiendo ser tanto positiva como negativa.

Un ejemplo cotidiano de cómo el adulto puede llegar a incidir negativamente en la autorregulación en el niño es el control de esfínteres:

-Popularmente se conoce que cuando el niño tiene aproximadamente dos años empieza a controlar sus esfínteres. Sin embargo, esta no es una regla exacta ya que cada niño es diferente. Sucede que en algunas ocasiones, los adultos esperan que determinado hito del desarrollo se produzca de forma exacta a las creencias socialmente estipuladas, impidiendo percibir que la realidad del niño es otra.

En consecuencia, el niño es forzado a realizar algo que no comprende, ya sea por estar muy preparado como por no estarlo, requiriendo de un gran sacrificio por lograrlo y entenderlo. El resultado es la existencia de incomprensión entre la vivencia del niño y lo que se espera en su actuar.

“Los niños tienen sus “sensores” puros y despiertos, y deberíamos detenernos a considerar más en serio alguna de sus reacciones, que nos comunican sobre su propia naturaleza y sensibilidad, y cómo es para ellos lo que les damos” (Vidal, 2017).

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