Banca Mexicana

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Índice

Introducción

El sistema financiero emplea un rol de suma importancia dentro de la economía de un país e influye de igual manera en la forma en la que se da su desenvolvimiento, ya sea beneficiándolo o perjudicándolo, siempre dependiendo de la cantidad y calidad de sus servicios y de la eficiencia con que los preste.

La función básica de las instituciones financieras en la economía consiste en disponer de los recursos y direccionarlos con estrategias para asegurarse que el sistema financiero de nuestro país se desarrolle sanamente y, mientras más sofisticado e innovador sea tal sistema, y más eficiente sea la movilización del ahorro y su asignación a las inversiones, repercutirá en mejores niveles de crecimiento económico.

El surgimiento, organización y consolidación del sistema financiero en nuestro país, ha jugado un papel muy importante en su desarrollo. Sin embargo, la estructura y características de dicho proceso han variado a lo largo del tiempo, pasando por diversas etapas de desarrollo y complejidad.

En México se crearon instituciones de crédito, aún antes de que existiera una legislación específica para ellas, lo que provocó un desorden en su establecimiento y funcionamiento, sin embargo, cuando por fin se creó el Banco de México, después de muchas transformaciones y mejoras dentro de su ley y la política económica, se volvió el banco central del Estado Mexicano. Por mandato constitucional, es autónomo en sus funciones y administración. Su finalidad es proveer a la economía del país de moneda nacional y su objetivo prioritario es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de dicha moneda y le corresponde promover el sano desarrollo del sistema financiero y propiciar el buen funcionamiento de los sistemas de pago, como ya se mencionó anteriormente.

Antecedentes

Al Banco de México se le considera como eje del sistema Financiero Mexicano y las funciones que le son asignadas son de suma importancia ara el desarrollo económico de país.

        A partir del 1o. de abril de 1944 esta Institución se considera persona de derecho público con carácter autónomo y se le denomina como Banco de México y el ejercicio de sus funciones y de su administración se regirá por las disposiciones de la Ley del Banco de México y de la reglamentaria de los párrafos sexto y séptimo del artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

        Dentro de las páginas de [3] nos deja ver que, desde finales del periodo colonial, se destacó una economía eminentemente agraria que era regulada por mercados desintegrados que abastecían la demanda de regiones aisladas entre sí que, a su vez, la regulación de estos mercados correspondía a las firmas y las compañías mercantiles que realizaron estas funciones crediticias y de emisión fiduciaria hasta finales del siglo XIX. Se formaron amplias redes mercantiles de carácter estable que regulaban sus pagos con una multiplicidad de promesas de pago emitidas por las firmas mercantiles, como por ejemplo las libranzas, los pagaré y las letras de cambio. En este comercio de promesas de pago participaron activamente los gobiernos de aquel perdido, emitiendo vales de alcance y vales militares para cubrir salarios de empleados y del ejército o para pagar el suministro de provisiones.

        La inestabilidad política y la creciente circulación de estos documentos se tradujo en la depreciación de los mismos, esto provocó que distintos acreedores nacionales y extranjeros propusieran la fundación de instituciones de crédito donde se pudieran administrar los menguados recursos gubernamentales.

        La primera banca comercial en México fue fundada por diversas firmas mercantiles inglesas que promovían la fundación de un establecimiento denominado Banco de Londres, México y Sudamérica, que comenzó a funcionar en mayo de 1864. Pero con el desenvolvimiento económico se requirió la existencia de un sistema centralizado de crédito y emisión, por ello, después de esperar hasta el año 1882, se fundó el Banco Nacional Mexicano, al cual se le otorgó el monopolio de la emisión fiduciaria.

Después se crearon otras instituciones como el Banco de Venecia y el Banco de Barcelona (que logra alcanzar niveles importantes de operación y la introducción del cheque bancario) que, junto con otras instituciones, se fueron creando las bases operativas y legales que alimentaron la evolución de la banca. Este conocimiento fue una base que se fue regulando paulatinamente a través del estado y de los intermediarios.

Un poco más adelante, más específicamente para 1910, ya existía una red bancaria compuesta por veintitrés bancos comerciales emisores, dos bancos hipotecarios y seis bancos refaccionarios. Este sistema estaba regulado por la Ley General de Instituciones de Crédito de 1897. Dentro de este organismo, los bancos de emisión contaban con un capital social conjunto que ascendía a ciento dieciocho millones de pesos, su circulación de billetes era de ciento tres millones de pesos y sus reservas metálicas de ochenta y seis millones. La circulación de los billetes era de aceptación voluntaria.

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