Beneficios que la práctica del ajedrez provee a los niños

INTRODUCCIÓN

      Por su carácter lúdico y formativo el ajedrez es un juego muy recomendable para niños de edad escolar, ya que estimula el sentido de la responsabilidad y prepara a los estudiantes para su vida como adultos. El ajedrez también desarrolla la memoria, la imaginación y la capacidad de concentración. Además gracias a su poder pedagógico favorece su razonamiento lógico, fomenta la voluntad y habitúa el análisis y la toma de decisiones

       En todo caso, concentración, memoria, capacidad de decisión, pensamiento analítico o afán de superación son algunas de las múltiples capacidades que se pueden adquirir o reforzar con la práctica periódica del ajedrez y que a su vez son transferibles a otras áreas del conocimiento. Por eso, cada vez es más frecuente, tanto en nuestro país como en el resto del mundo, la utilización de este juego milenario como herramienta educativa en niños y jóvenes de primaria o secundaria para desarrollar y mejorar sus capacidades intelectuales.

      Es así como, el ajedrez puede incluirse dentro de las escuelas y liceos de múltiples formas. En principio tenemos la oportunidad de incluirlo dentro de las asignaturas necesarias para la formación integral de los niños y jóvenes; el estudio del ajedrez como una materia más de las que conforman el currículo de formación integral es promovido por el ente rector, Ministerio del Poder Popular para la Educación, en todos los niveles y modalidades de la educación venezolana. El ajedrez puede acompañar el desarrollo en todas las áreas del pensamiento, activa el proceso de socialización, la integración y el compañerismo. Por lo tanto, la conformación de los clubes deportivos de ajedrez es una alternativa que tienen las instituciones educativas para atender a los estudiantes que desean desarrollar las habilidades del ajedrez enfocadas en la competencia.

       El simple hecho de poder jugar al ajedrez resulta provechoso para los educandos; todos los niños, independientemente de su nivel de conocimiento o su edad, se ven beneficiados de una partida de ajedrez. Algunas escuelas han iniciado sus programas de ajedrez dándoles la oportunidad a los niños de jugar en las horas de recreo y con ello han motivado a que este sea incluido posteriormente tanto en las horas de clases como en los clubes deportivos.

       Teniendo en cuenta que el ajedrez en sí integra la ciencia, la educación, la cultura y el deporte en una sola actividad que puede ser promovida por docentes y entrenadores dentro de las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, el presente proyecto tiene como finalidad emplear el ajedrez como herramienta del quehacer educativo en los y las estudiantes de 4to grado sección “B” de la UEC “Dr. José María Vargas”. San Juan de los Morros, Municipio Juan Germán Roscio Nieves, estado Guárico; el mismo se estructurará de la siguiente manera:

      Fase I: Diagnóstico, objetivos y relevancia de la investigación.

      Fase II: Plataforma teórica y fundamentos legales.

      Fase III: Método, modo de aprehensión de la información y grupo de investigación.

      Fase IV: Plan de acción, informes de acción y evaluación del plan de acción.

      Fase V: Reflexiones, referencias y evidencias.

FASE I

DIAGNÓSTICO DE LA INVESTIGACIÓN

      Respecto a estudios educativos y psicológicos sobre los beneficios que la práctica del ajedrez provee a los niños, Dauvergne (2000) indica que éste “es una de las herramientas educativas más poderosas disponibles para fortalecer la mente de los niños, además de ser realmente fácil de aprender a jugar; y que puede ayudar al niño a volverse más competente” (p. 67). Entre otras bondades, la práctica del ajedrez ha demostrado no discriminar género, edad, ideología, cultura, nivel socioeconómico, idioma, discapacidad física e incluso discapacidad intelectual.

       En este sentido, el ajedrez no se limita únicamente a aplicaciones sociales, sino que también promueve muchas facetas del ámbito intelectual. Prueba de ello es el hecho de que el ajedrez forma parte del currículum escolar en cientos de centros educativos. En 1995 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomendó oficialmente la incorporación del ajedrez como materia educativa; lamentablemente, aunque el ajedrez es al mismo tiempo juego, arte, ciencia, deporte, ejercicio mental e instrumento educativo (Fernández, 2008), todavía se tienen mitos erróneos acerca del mismo. Algunos son, por ejemplo, que es un juego difícil, apto solo para personas con capacidades intelectuales sobresalientes; o que es un juego pasivo, aburrido para los niños, entre otras ideas falsas.

       Cabe destacar, que el presente diagnóstico se llevo a cabo a través de la técnica observación participante y registro de incidencias aplicadas a los y las estudiantes de 4to grado sección “B” de la UEC “Dr. José María Vargas”, cuya matrícula está conformada por 28 escolares (15 hembras y 13 varones), en edades comprendidas entre los 9 a 10 años; en líneas generales los estudiantes conocen y eventualmente aplican las normas de convivencia escolar, están consolidados en la escritura cursiva, la lectura fluida, comprensión lectora y razonamiento lógico matemático, sin embargo, se percibe un pequeño grupo con notables debilidades académica a los cuales la docente constantemente les refuerza los diversos aprendizajes, además de varios estudiantes que suelen copiar sus clases y actividades a destiempo o dejarlas incompletas porque se distraen con facilidad, es decir, carecen de concentración.

      Otro de los aspectos que llamo la atención de los investigadores, es que los escolares durante la hora de receso acostumbran a correr por todo el patio de manera descontrolada, aspecto que ha ocasionado situaciones de riesgo ya que el espacio físico es limitado. Al parecer, no se ha encontrado un pasatiempo que les invite a divertirse, entretenerse sin necesidad de dar carreras.

      Ahora bien, sin importar la edad de quien lo practica, el ajedrez ayuda a mejorar la concentración, la paciencia y la perseverancia, además de desarrollar la creatividad, la intuición y la memoria; así como también promueve la motivación, el pensamiento crítico independiente e incrementa el entendimiento entre las relaciones de causa y efecto (Storey, 2010).

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