Cúcuta con los migrantes venezolanos

CÚCUTA CON LOS MIGRANTES VENEZOLANOS

INTRODUCCIÓN

La frontera colombo-venezolana, en el Municipio de Cúcuta, es la franja de terreno que delimita un mundo geopolítico, es, además, un espacio de continuidades y encuentros de diversos agentes y representaciones. En los últimos cinco años, gracias al flujo migratorio, las dinámicas de esta frontera han cambiado de una manera sustancial. Por tal razón, surge la necesidad de examinar a sus nuevos actores y sus problemáticas. La relación histórica de esta zona fronteriza, en lo que se refiere a los aspectos familiares, sociales, económicos y culturales, desde épocas históricas ha sido muy comentada. Fue cruce de caminos obligados desde la época de la conquista, en la campaña libertadora fue el camino ideal de las huestes libertadoras y en la época republicana se convirtió en el área más importante para el intercambio comercial con Europa y el mundo. Desde la segunda mitad del siglo XX ha habido dos éxodos distintos, con orígenes muy disímiles, en épocas diferentes y con consecuencias diametralmente opuestas.

La migración de colombianos hacia Venezuela se manifiesta, en las décadas de los 50 y los 60, producto de la enconada violencia bipartidista, que asoló los campos y las ciudades. Los campesinos huían de las matanzas y persecuciones y Venezuela los acogía, pues necesitaba mano de obra para los oficios del campo y obreros rasos, se cree que a Venezuela entraron más de tres millones (3,000,000) de estos trabajadores, Luego, en las década de los 70 ocurre el llamado “boom petrolero”, con un aumento grande del ingreso per cápita y, en general, de las condiciones de vida asistenciales y educativas, producto de un sistema público que garantizaba el acceso a todos los residentes en el país. En los años 80 la migración fue más de profesionales y técnicos de todas las ramas, trabajadores especializados, pequeños empresarios y educadores. El colombiano garantizó una mano de obra para muchos oficios que en Venezuela o no se querían ejercer o no se tenía el conocimiento. A comienzos de los años 90, muchas empresas colombianas, sobre todo de alimentos, comenzaron a instalarse. Eso permitió el asentamiento de empresarios colombianos en territorio venezolano.

ViUreña y San Antonio fueron hasta 2013, ciudades fronterizas con grandes oportunidades para los cucuteños: oportunidades laborales, comerciales, de vivienda y recreación.

Las relaciones binacionales y, por ende, las relaciones fronterizas, se desarrollaban al vaivén de los mandatarios. Hugo Chávez y Álvaro Uribe sostuvieron duros enfrentamientos que entorpecieron las relaciones. El triunfo definitivo del Socialismo del Siglo XXI liderado por Chávez fue el Florero de Llorente de la peleas Sin embargo, al terminar el mandato de Uribe y ser elegido Juan Manuel Santos, las relaciones trataron de normalizarse, pero continuaban los roces por algunos actos inamistosos y de injerencia en las determinaciones del contrario. La muerte de Chávez, la elección de Nicolás Maduro, el recibimiento por parte de Colombia, de Henrique Capriles, candidato opositor derrotado por Maduro y la denuncia de que el gobierno venezolano asistía y alojaba en su territorio a las guerrillas colombianas, desmejoraron notoriamente, hasta que el 19 de agosto de 2015, Nicolás Maduro ordenó el cierre fronterizo de los puentes internacionales (fronterizos) localizados entre Cúcuta, Ureña y San Antonio del Táchira. Luego determinó la expulsión de miles de colombianos, radicados desde hacía mucho tiempo en Venezuela. La masiva deportación generó una crisis humanitaria en la frontera, que luego se agudizaría con el incremento significativo de la migración de venezolanos hacia Colombia.

Así fue el devenir de la frontera hasta 2015, pero los cambios ocurridos en Venezuela en los últimos cinco años, su crisis económica y política ha llevado a que miles de venezolanos migren hacia Colombia, vía Cúcuta, en condiciones de peligro, sin dinero, sin documentos, tan sólo huyendo de la miseria y del hambre, llegando a una región en la que los pasos fronterizos están cerrados y los pasos ilegales son controlados por grupos irregulares, los guardias estatales están corrompidos y el mismo Estado convive con la ilegalidad.

Hoy en día, la situación real transciende toda lógica y se observa una migración desordenada, apresurada y a la brava. Ya no son sólo huestes de desarraigados y empobrecidos venezolanos, sino de verdaderas hordas salvajes de criminales, que se amparan en la retórica presidencial del Presidente Duque del estatus migratorio y han irrumpido en nuestro territorio con todas las tipologías delincuenciales habidas y por haber. Por esta razón, se han creado nuevos cinturones de miseria, zonas de tolerancia y áreas donde campea el robo, el atraco, la trata de personas, la extorsión, el sicariato, el expendio de drogas, en fin zonas de degradación social total, verdaderos guetos de miseria y criminalidad.

Da tristeza que esta situación vaya creando una xenofobia contra los migrantes venezolanos, en donde pagan justos por pecadores.

Este trabajo se realizó con la lectura de periódicos, revistas y noticieros de televisión en el último mes y la acumulación de estadísticas e informes de los mismos.

Se quiere mostrar, entonces, la situación que se ha creado en la Ciudad de Cúcuta y su área de influencia y presentar algunas cifras del éxodo masivo y las consecuencias generadas.

DESARROLLO

Las fronteras vivas de la ciudad de Cúcuta con Venezuela están representadas de la siguiente manera:

Cúcuta-Ureña: 6 kilómetros de largo, con un puente fronterizo cerrado (Puente General Santander) desde 2015 y decenas de pasos ilegales a lo largo del Río Táchira. El puente es sólo de uso peatonal cuando los guardias de Venezuela lo permiten.

Cúcuta-Villa del Rosario-San Antonio: 11.5 kilómetros de largo con dos puentes fronterizos cerrados, uno de ellos sin inaugurar (Puente de Tienditas) y el Puente Internacional Simón Bolívar, con centenares de pasos ilegales, a lo largo del Río Táchira. Paso peatonal sólo cuando lo permiten

Cúcuta-Puerto Santander-Bocas de Grita: 5.8 kilómetros de largo con un puente cerrado (Puente La Unión), sólo con paso peatonal cuando lo permiten y pasos ilegales a lo largo de Río La Grita.

Mapa de Cúcuta y su área de influencia

La solución: emigrar

Venezuela fue hasta 1913 un país receptor de migrantes, pero a partir de ese año por los cambios económicos y sociales determinados por el gobierno, se convirtió en país expulsor, calculándose para ese año la salida de 1.200.000 venezolanos de altos ingresos, industriales y profesionales, hacia otras latitudes, según estudios realizados por Iván

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