COMPETENCIA CIUDADANAS

Los seres humanos somos sociales por naturaleza y aunque no queramos siempre habrá una necesidad de interactuar con otras personas en toda clase de ambientes para lo cual necesitamos tener un comportamiento adecuado que este basado en el respeto hacia los demás para lograr una convivencia sana en cualquier ámbito de nuestras vidas, esta clase de comportamiento se enseñan y se aprenden en distintos puntos de nuestras vidas desde el hogar la escuela entre otros.

La formación para la convivencia ciudadana es un objetivo prioritario y una responsabilidad compartida de la educación. Las recomendaciones formativas afectan a todos y las decisiones sobre el tema emergen así, como una cuestión de derechos, como cuestiones axiológicas basadas en la dignidad, la libertad, la igualdad, la identidad, el desarrollo, la autonomía, la responsabilidad, la justicia, la diversidad y el compromiso moral y la cooperación. Un compromiso moral con la voluntad de las personas y las instituciones, guiadas por una coalición de "civilizaciones" (desarrollo cívico), para convivir en un mundo mejor en el que la educación sea cada vez más una herramienta eficaz para la transformación y adaptación de los seres humanos como ciudadanos del mundo. Localizado

Desde una perspectiva más conservadora, la educación para la convivencia cívica puede considerarse una forma de educación política democrática, formación en derechos y libertades constitucionales, dominio del contenido de los tratados internacionales ratificados por el Estado y comprensión de la organización del poder. en el estado y su estructura territorial. Desde una perspectiva un tanto más progresista, la educación cívica para la convivencia puede ser vista como una forma adecuada de educación cívica democrática, que en su momento posiciona la educación cívica en la relación entre el individuo y el Estado, y en la difusión y consolidación de modelos sociales de legitimidad. coexistencia. permitir.

Ahora bien, desde el punto de vista pedagógico, no cabe duda de que el desafío es afrontar juntos las responsabilidades comunes sin renunciar al poder de cada institución involucrada. Ninguno de los padres es un profesional de la educación, ni la escuela tiene que sustituir o reemplazar la función de la familia

Incluso los estudiantes no deben dejar de ser agentes de su educación. La sociedad civil, las familias, las naciones y las escuelas se enfrentan al desafío de la formación, no sólo de hecho, sino en un compromiso voluntario con lo valioso de la educación: el desarrollo personal y la convivencia pacífica con apertura y diversidad. De esta forma, la solución en educación no es sustituir al alumno en la elección de su forma de vida, sino elegir aquellas que garanticen formar al alumno para elegir y ejecutar su proyecto de vida, para aprender a construir y, según las oportunidades, a utilizar la experiencia para responder a las necesidades de desarrollo cívico en diversas situaciones. Así, desde una perspectiva pedagógica, la educación para la convivencia cívica aparece como una actividad de educación en valores dirigida a utilizar y estructurar experiencias axiológicas relevantes para el desarrollo cívico.

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