CONTEXTO SOCIAL Y PRODUCTIVIDAD DE LA PROVINCIA DE MANABI

CONTEXTO SOCIAL Y PRODUCTIVIDAD DE LA PROVINCIA DE MANABI

Los niveles de pobreza, en cuanto a necesidades básicas insatisfechas, en Ecuador son muy elevados, estando comprendidos entre el 93,4% en las zonas no delimitadas, y el 33,5% de Pichincha, siendo esta la provincia con menor índice de pobreza. Entre estos valores provinciales, la mediana se encuentra en la provincia de Santa Elena con un índice del 72,2%. Estos índices de pobreza se definen por el acceso a servicios básicos. A saber, atendiendo al porcentaje de acceso a estos servicios: a) hogares con características físicas inadecuadas (12,5%); b) abastecimiento de agua por red pública (72%); c) disponibilidad de servicio eléctrico (93,2); d) disponibilidad de alcantarillado (53,6%); e) recogida de basuras (77%); y f) disponibilidad de servicio telefónico (33,4%). (Tabla 2, Gráfico 3) En este sentido, las mejoras se han producido en casi la totalidad de los conceptos, excepto en las características físicas de las viviendas. No obstante, se conservan índices de pobreza que requieren un tratamiento urgente: a) hogares con características físicas inadecuadas (87,5%); b) abastecimiento de agua por red pública (28%); c) disponibilidad de servicio eléctrico (6,8%); d) disponibilidad de alcantarillado (46,4%); e) recogida de basuras (23%); y f) disponibilidad de servicio telefónico (26,6%). En consecuencia, tales carencias requieren de un tratamiento urgente, a través de la creación de infraestructuras de servicios sanitarios, eléctricos, urbanísticos, y de telecomunicaciones que exigen la existencia de recursos humanos cualificados en ingeniería civil, arquitectura, telecomunicaciones, entre otros.

Situación social de Manabí

La vulnerabilidad de Manabí tiene que ver con las condiciones de vida de su población. Bajo acceso a servicios: Esto se refleja en indicadores de vivienda, salud, educación y pobreza. En el primer caso los pobladores llegan apenas al 34% de acceso a la red pública de agua y 33% del alcantarillado, mientras en el país se accede al 55% de agua y 53% de alcantarillado. Vivienda de calidad regular: 7 de cada 10 son propietarios, existiendo un déficit cuantitativo de vivienda de 3/10 y un déficit cualitativo de vivienda de 4/10 (Inec 2014, Siise) Condiciones vulnerables: El déficit de servicios básicos, a la que se suma la precariedad de la construcción y los asentamientos en zonas inadecuadas, configuran condiciones de vivienda vulnerables a los desastres naturales. Se estima que con el terremoto del 16 de abril, una tercera parte de las viviendas son irrecuperables (Secretaria de riesgos, informe 24 V). En el balance realizado por CEPAL y el gobierno se estima que necesita construir 18000 viviendas Bajo acceso a la educación: Bajo nivel educativo de la población por el bajo acceso de los niveles educativos del conjunto de la población. Hay un 10% de analfabetismo y entre los jóvenes solo la mitad termina sus estudios de secundaria. Subempleo: Es una de las provincias con mayores niveles de subempleo que pasan del 50%, lo que revela la existencia de una economía heterogénea y desigual, que no tiene capacidad para generar empleo de calidad. Pobreza: La pobreza por NBI llega al 53%, y la extrema pobreza por NBI llega al 25%. Esos niveles de pobreza son de más altos que el promedio nacional, pues en Ecuador la pobreza asciende a 32% y extrema pobreza asciende al 11% (INEC, ENEMDU 2015) Migración: Manabí tiene una larga tradición migrante desde la crisis de la paja toquilla en donde muchos pobladores se fueron por los circuitos comerciales de los sombreros hacia Estados Unidos y Venezuela, la sequía de finales de inicios de los 60 y 70, cuando fueron poblar Santo Domingo, Lago Agrio y las barriadas de Guayaquil y en las últimas décadas cuando muchos manabitas del sector rural salieron a formar los cordones suburbanos de Manta y Portoviejo. En resumen, Manabí tiene bajos indicadores sociales en relación al promedio nacional y brechas sociales que general subempleo y migración. Cualquier propuesta de reconstrucción al futuro debe tomar en cuenta las inequidades existentes, en donde los más afectados son precisamente los sectores más vulnerables.

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