CURSO DE CUIDADORES
Enviado por FABIAN1421 • 20 de Marzo de 2014 • 552 Palabras (3 Páginas) • 211 Visitas
Lo que nunca podemos olvidar
Cuando hablamos del desarrollo cognitivo nos referimos al desarrollo de nuestra capacidad de pensar, es decir, de nuestra inteligencia.
La inteligencia puede definirse como la capacidad de adaptarse al medio y resolver problemas, no solo de tipo académico sino también a nivel emocional, personal y social. Un niño es inteligente cuando logra alcanzar un juguete que está fuera de su alcance o cuando sabe solucionar de manera creativa un conflicto con un amigo mientras juega con él.
Los niños son aprendices activos, su misión es comprender el mundo, por eso todo lo exploran, lo miran, todo quieren tocarlo, llevárselo a la boca, volverlo a mirar. Ellos aprenden haciendo y explorando.
Los niños son aprendices sociales, es decir que aprenden en medio de las
relaciones y las interacciones con otros, les gusta ser el centro de la atención, imitar y
que los vean.
¡El cerebro de los niños viene al mundo sensible a la cantidad y en busca de cosas
para contar! Entender las matemáticas hace parte de lo que un niño necesita saber,
no solo para la escuela sino también para la vida y las bases de ese pensamiento
lógico-matemático se construyen en los primeros años.
La memoria es la capacidad de almacenar y recuperar información. Es la que le
permite al niño aprender cosas nuevas, tanto habilidades como conocimientos.
La creatividad es capacidad de innovar, de proponer cosas nuevas. Todos los
niños nacen con el potencial de ser creativos. Hay elementos que se pueden cultivar
por parte de los cuidadores para fomentar la creatividad, como por ejemplo: la
curiosidad, la posibilidad de tomar riesgos sensatos, la seguridad para que puedan
explorar con tranquilidad, la tolerancia a la frustración y el conocimiento (para hacer
algo nuevo hay que saber lo viejo).
Lo que siempre deberíamos hacer
Permitir que los bebés exploren de manera segura su ambiente y tener la
paciencia y la tolerancia para acompañarlos y jugar con ellos, sirviendo de “andamio”
o ayuda cada vez que lo requieran.
Celebrar sus logros, reírse de sus gracias y chistes, estar pendientes de lo que
hacen o dicen, les da la seguridad y la motivación a los niños para ser cada día más
inteligentes y creativos.
Promover las bases de las matemáticas, motivándolos a descubrirlas y disfrutar de
ellas. Esto no incluye aprendizajes mecánicos ni aburridos con tarjetas ni ponerlos a
hacer planas de números, sino actividades divertidas que les permitan desarrollar una
actitud positiva hacia los números y las bases para entender los conceptos que ellos
luego aprenderán en la escuela.
Las actividades que ejerciten la sensibilidad al
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