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Cerámica Torno


Enviado por   •  7 de Abril de 2015  •  Síntesis  •  666 Palabras (3 Páginas)  •  164 Visitas

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Al llegar a la universidad (y supongo que, especialmente, al comenzar a estudiar una carrera como arte) hubo tantas cosas que me desubicaron. No sabía exactamente hacia dónde ir, ni cómo buscar lo que debía buscar. Al principio, sin duda, me sentí como el autor de Zen en el Arte del Tiro con el Arco, no sabía qué querían mis profesores, ni cómo llegar allí. Incluso hoy, me siento muchas veces desanimada y desmotivada al no lograr los objetivos que me propongo con mis trabajos. Pero, en medio de la desilusión, muchas veces siento cierta tranquilidad porque noto un progreso; quizás no en mi manera de pintar, o dibujar, o hacer, pero sí en mi manera de aprender. Observo más, escucho más, soy mucho más atenta, más humilde y menos pedante; y eso, ha sido imprescindible para cambiar mi visión de las artes plásticas.

A la clase de Cerámica Torno llegue con la idea de saber algo y tener una idea más o menos clara de cómo se hacían las cosas. Pues cuando uno ve videos y cuando lee algo al respecto, incluso al ver cómo lo hace la profesora, todo parece más fácil de lo que realmente es cuando uno se pone en la práctica. Al llegar ahí, frente al torno, me pasó (como me ha pasado con todas las clases) que, al ver que lo que creía sería fácil no lo era, comencé a bloquearme. Al ver a la profesora, todo parecía con tanta suavidad, facilidad, casi sin ejercer ninguna fuerza. Pero, como Herrigel, en el primer enfrentamiento, me di cuenta que necesitaba hacer mucha fuerza; que para lograr centrar una pieza necesitaba mucho tiempo. Es que en la primera clase ya todo parecía una montaña. Cada paso sentía que me tomaba una eternidad. Además, incluso cuando lograba algo, sabía que era un poco al azar, que no era yo precisamente, sino la suerte.

Sin embargo, aunque yo no me estoy olvidando de mi misma, ni de mis intenciones, sí he interiorizado cómo es el hacer. Es decir, ya no tengo el propósito de hacer un cilindro todo el tiempo presente, sino que a veces sale sin pensarlo, casi como automático. Pero eso, como muy bien lo decía el maestro del tiro al arco, y la misma profesora de torno, se trata de la práctica. Una práctica incesante de lo mismo, incluso de lo que ya se cree saber hacer. Indudablemente, así no sólo se perfecciona la técnica, sino que se encuentran nuevas cosas. No sé, quizás que si le hago así y no de otro modo la arcilla se descentra, o que si le pongo las manos así queda más bonito. Como lo dice en el texto, todo se reduce a “Practicar, repetir y repasar lo repetido”.

En la universidad, las artes que se aprenden se reducen a seis meses, y toda la carrera a cuatro año, menos de lo que se demoro Herrigel en dominar el arte del tiro al arco desde una perspectiva Zen. Por eso mucha veces hay clases donde, cuando acaba el semestre, seguimos en periodo de práctica y de frustración. En mi acercamiento a la técnica de cerámica torno me he

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