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Ciudadanía y democracia. México, una sociedad con responsabilidad limitada


Enviado por   •  20 de Julio de 2021  •  Ensayo  •  2.740 Palabras (11 Páginas)  •  181 Visitas

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Alejandro Alberto Vargas Almanza

12 de abril del 2012

Dº. Ignacio Sánchez Cámara

Ciudadanía y democracia.

México, una sociedad con responsabilidad limitada.

“Solidaridad es el reconocimiento práctico de la obligación natural que tienen los individuos y los grupos humanos de contribuir al bienestar de los que tienen que ver con ellos, especialmente de los que tienen mayor necesidad.”

-Luis de Sebastián

        La paz y la armonía de la población no deben estar sujetas a decisiones políticas o reformas constitucionales y penales. Las recientes confrontaciones entre los ciudadanos de México, la delincuencia organizada y las autoridades, tanto estatales como federales, han marcado a la población. Las leyes se han mejorado con el fin de contemplar a la más extensa mayoría posible o al menos de eso se trata. Las fallas del sistema político mexicano son muchas y las decisiones de los representantes golpean fríamente al resto de los pobladores, en quienes recae la responsabilidad de realizar un cambio de manera consciente. Los tres diferentes tipos de economía en México -la formal, informal y la delincuencial- son la base de distintos problemas que dañan gradualmente a la estructura social establecida. Un problema común y quizás el principal de todos, es la apatía de las personas para la política.

        El problema que se ha generado entre la población y sus gobernantes, especialmente en algunos estados de la República mexicana han comenzado a agravarse debido a los distintos acontecimientos sociales que han tenido lugar en México, donde actualmente, la delincuencia organizada recorre las calles y ha golpeado todos los niveles de seguridad de la nación, desde la economía, hasta la calidad de vida de los ciudadanos. Ha llegado el momento en que se han sobre pasado los límites éticos y morales de una buena convivencia.

De forma sigilosa, estos problemas sociales ha penetrado en el seno del hogar, las escuelas, los lugares de trabajo y en todas aquellas aéreas destinadas a la convivencia; destruyendo la serenidad, generando sentimientos de impotencia y aumentando la desigualdad social.

La falta de ética en todos los ámbitos de las personas conlleva a fuertes problemas que se salen de control para dañar al país entero, tal es el caso de la corrupción. La globalización, el individualismo, el hedonismo y el relativismo moral, son fenómenos a los que se tienen que enfrentar las sociedades actuales (García y Traslosheros, 2007).

Uno de los grandes ejemplos es el que diariamente llena las planas de la prensa mexicana y el mundo, el aumento en los índices de violencia, que ha obligado a permanecer alerta en todo momento, tanto a ciudadanos como a las instituciones públicas y privadas. Es impostergable la realización de acciones serias y de gran magnitud para la erradicación de la violencia generada por el crimen organizado y mediante la conciencia individual, moral y ética, se puede lograr, aunado a la participación ciudadana.

Todos somos iguales aunque diferentes, democrática y éticamente así debiera ser. Es cierto que no todas las personas tenemos los mismos talentos, pero todos, como de miembros de una nación libre y soberana, debemos gozar los mismos derechos que marca la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y como cualquier otra persona con poder, que van desde un trabajo digno, hasta la seguridad social y económica.

En cuanto a los aspectos legales, muchas reformas se le han hecho ya a la constitución, pero la mayoría de esas leyes no promueven el valor de la solidaridad y se hacen sin ninguna empatía, ya que en algunos casos sólo benefician a grandes corporaciones. Es donde se puede observar que el gobierno ha caído en el relativismo, donde todo lo bueno es relativo y varia según la ideología de cada individuo, o partido político en turno.

Las decisiones que las figuras públicas toman pensando en el beneficio de la población, no siempre suelen ser las correctas, comenzando por los representantes públicos y sus propuestas (muchas veces innecesarias, a comparación de las efectivas que se pierden entre el papeleo y las cuestiones legales); después, la cámara de senadores y diputados, encargados de analizar las nuevas propuestas y hacer lo correcto con criterio objetivo, pero suele perderse esta idea cuando se interponen los intereses de su partido político. Y para finalizar, los ciudadanos,  los más dañados, la parte que es afectada directamente, pero aun así, esta parte de la cadena es la más pasiva de todas; son quienes se quejan de los políticos y las autoridades, pero no se preocupan por buscar soluciones o sencillamente no se ocupan de ejercer su derecho. El pueblo, el personaje en quien descansa la mayor responsabilidad, se niega a inmiscuirse en la toma de decisiones debido a su falta de conciencia ética y el desconocimiento de las normas morales como ciudadanos.

Paralelamente, los problemas sociales avanzan, mientras en las cámaras se sigue discutiendo las formas y reglas que la ley debe tener para legislar en los tres mundos de ciudadanos que conviven en México. Entre estos se destacan la economía informal, que es un segmento donde trabaja un gran porcentaje de la población, con la cuestionable ventaja de no pagar impuestos y disfrutar gratuitamente de los servicios públicos. La tercera economía, la delincuencial, se mueve en la penumbra de la impunidad. Utilizan a los miembros de la economía informal y, a la postre, se convierte en victimaria de la economía formal. La formal asume la responsabilidad y sobre sus hombros gravita la obligación del cumplimiento de la ley en todas sus formas. Sufren y padecen el abuso de las otras dos economías. Los privilegiados son encabezados por, los hijos, nietos y bisnietos de la clase política posrevolucionaria; incluidos, están ahí, “los consentidos del Estado”. La clase acomodada, obedece -por sobre todas las cosas- a proteger sus intereses derivados de las utilidades que les generan sus empresas.

        La clase trabajadora, que vive al día, porque tiene que subsistir respetando los convencionalismos que la sociedad demanda, y debe cumplir con todas las obligaciones que el Estado exige. Es sin duda la más esforzada de todas. La clase menos favorecida es el reflejo de los errores, la falta de planes y de auténtica voluntad de transformación de los gobernantes. Por supuesto, entonces, que resulte extremadamente complejo generar leyes que satisfagan y protejan tantas excepciones económicas y clases sociales (Martí, 2009).

En México la pirámide de riquezas se encuentra invertida, la punta -la más sólida- de ella, disminuye a paso lento, poniendo en pánico la paz social que también se encuentra en crisis y se olvida la base de la pirámide, los cientos de mexicanos que viven en condiciones de pobreza y marginación. Como menciona Han Potten, la sostenibilidad se logra sólo cuando hay un conjunto de ética, ciencia y economía. Debido a que la asociación de estos tres elementos permite el avance de una comunidad. La ciencia, implica la compresión y la consideración de la interdependencia económica. La prosperidad es la habilidad de las personas de satisfacer sus necesidades mediante la ayuda en sociedad. Y para finalizar, la ética hace que las personas actúen respetando la dignidad y el bienestar de los demás individuos (García y Traslosheros, 2007).

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