Comida Rapida
Enviado por 3312111349 • 3 de Marzo de 2013 • 3.837 Palabras (16 Páginas) • 5.017 Visitas
1. CONCEPTOS DE LA COMIDA RAPIDA
Hoy en día las comidas rápidas se han transformado en una salida obligada para mucha gente. Urgencia de tiempos y trabajos, o el exceso culto a la comodidad de la vida moderna, parecen ser mas fuertes que el deseo de contribuir, la mediante la alimentación, a nuestra salud.
Pizzas, hamburguesas, papas fritas, panchos, milanesas, empanadas, o cualquier otra de tantas propuestas que podemos obtener en el mundo gastronómico, transformaron en los últimos años a la alimentación en un hábito rápido y de simple solución. Aunque no tan bueno para la salud.
Por falta de tiempo comodidad o desgano, cada día son más las personas que eligen, incluso varias veces a la semana comer esta clase de alimentos, más conocidos como comida “chatarra o rápida”
Esta alimentación se caracteriza por un contenido excesivo de calorías, grasas y sal. Es muy común entre los jóvenes, personas que viven solas o parejas en las que ambos trabajan muchas horas al día.
1.1 ¿Que ha provocado la Comida rápida?
A provocados cambios en los hábitos de alimentación de la población, provocados por un ritmo de vida muy acelerado y estresante, han hecho que muchas personas se vean obligadas a mayormente o muy frecuentemente alimentarse a partir de comida conocida como la comida rápida o chatarra, hasta llegar a casos en los que uno ni desciende del automóvil para ingerirla.
Alimentos como hamburguesas, hot-dogs “perros calientes”, batidos, patatas fritas, aros de cebolla frita, pollo frito, pizzas y demás snacks forman parte de la alimentación diaria de una inmensa mayoría de personas, que sin darse cuenta están llevando a cabo una dieta poco variada y desequilibrada.
Es necesario aclarar que si este tipo de comidas fuesen consumidas de manera esporádica, no representa ningún tipo de riesgo para nuestra salud. El problema se presenta cuando estos alimentos son ingeridos de manera diaria o habitual, ya que este tipo de alimentación nutricionalmente desequilibrada, genera al largo plazo una carencia de nutrientes con demasiados efectos indeseables para nuestro organismo.
Por otro lado, y en perjuicio de los establecimientos se ha comprobado a través de diferentes análisis que la comida rápida tiene varias irregularidades en su composición e ingredientes con respecto al etiquetado que llevan, y en otros varios casos también de establecimientos que no cumplen con las normas higiénico-sanitarias.
1.2 El lado oscuro de la comida rápida
Tras la II Guerra Mundial nacen en California los ángeles del Infierno con desechos de soldados reconvertidos en moteros anti sistema y los restaurantes de comida rápida como encarnación de la racionalidad industrial y del espíritu de empresa. Las cosas han cambiado. Hace dos años la enfermedad de las vacas locas o, dicho de otro modo, la encefalopatía bovina espongiforme, puso en evidencia que la alimentación de las vacas no era la adecuada. Poco después, la fiebre aftosa vino a insistir en lo mismo: el ganado es tratado como un producto industrial.
En Estados Unidos el problema viene de lejos. En los años sesenta y setenta un líder ecologista tan moderado como Ralph Nader decía que la industria de la salud era la segunda más importante en Norteamérica porque la primera era la de la alimentación. Se podrá estar o no de acuerdo con esta afirmación, pero lo cierto es que a partir de los años setenta el número de norteamericanos con sobrepeso corporal empezó a transformarse en lo que es ahora: algo que empieza a tener las características de una epidemia de obesidad.
Aunque es evidente que la industria de la alimentación no es la única responsable de la actual plaga de sobrepeso y de otras enfermedades, lo cierto es que el proceso de industrialización y deterioro de buena parte del procesado de lo que hoy se come en el mundo es algo palpable. Con demasiada frecuencia industrializar no es otra cosa que abaratar costes y aumentar beneficios. La lógica del beneficio del dinero no puede olvidar que la alimentación de una ternera destinada al consumo humano requiere un respeto al cliente que al final se come el producto.
Dentro del amplio panorama en el que se inscribe el tratamiento industrial de la alimentación, la comida rápida ha despertado un enorme recelo paralelo, curiosamente, a su rápido e inmenso desarrollo. Este libro constituye una tremenda acusación contra la industria de la restauración en el país que precisamente ha inventado la fase Foz. Como reza el subtítulo de este volumen, “El lado oscuro de la comida rápida”, Schlosser ha querido dejar constancia de los, en su opinión, desmesurados abusos con los que se prepara la alimentación de buena parte de los norteamericanos.
Decir comida rápida es decir hamburguesas, aunque en los últimos años la industria de la pizza, del pollo frito y del bocadillo ha crecido de un modo vertiginoso. Aunque la comida rápida sea un conglomerado que va más allá de lo que se expende en las hamburgueserías, el núcleo central de la misma gira en torno a los fabricantes y distribuidores de hamburguesas y patatas fritas, y si se cierra todavía más el foco, lo que queda en la fotografía es McDonald’s y su potente iconografía.
McDonald’s se ha convertido en el emblema por excelencia de la economía de servicios estadounidense, que en la actualidad es la responsable del noventa por ciento de los nuevos puestos de trabajo del país. En 1968, McDonald’s había perfeccionado enormemente su sistema de franquicias y gestionaba unos mil restaurantes situados, sobre todo, siguiendo el eje de las grandes autopistas norteamericanas. En la actualidad dispone de unos veintiocho mil establecimientos esparcidos por todo el planeta, y su ritmo de crecimiento oscila en torno a dos mil nuevos restaurantes cada año. Los McDonald’s ya no están ubicados junto a las carreteras, ahora ocupan magníficos locales que tanto están en el corazón de Nueva York como a un paso de la Grande Place de Bruselas o en plena Gran Vía madrileña. Schlosser calcula que uno de cada ocho trabajadores norteamericanos ha sido en algún momento de su vida laboral empleado de McDonald’s. Esta multinacional contrata cada año en torno a un millón de personas, algo que no consigue ninguna otra empresa norteamericana, sea pública o privada.
McDonald’s es el mayor comprador norteamericano de carne de vacuno, carne de cerdo y patatas de todo el país, y el segundo comprador de pollo. Ninguna empresa dispone en todo el mundo de tantos establecimientos
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