Contexto Socioeconómico de México.
Enviado por Luckysol • 5 de Abril de 2016 • Ensayo • 2.414 Palabras (10 Páginas) • 367 Visitas
Materia: Contexto Socioeconómico de México[pic 1]
Alumna: Soledad Soriano Méndez ES1410908930
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“Uno puede estar a favor de la globalización y en contra del rumbo actual, lo mismo que se puede estar a favor de la electricidad y contra la silla eléctrica”. Fernando Savater
Introducción.
Realizar nuevamente estudios formales vía internet en la UnADM después de casi 25 años de haber terminado una carrera presencial en la UNAM, es la prueba más fehaciente de la influencia de la globalización en mi estilo de vida.
Estar al frente de una computadora en un dialogo “cibernético” entre mis asesores de línea y mis compañeros de grupo, evidencian la conciencia de la inconsciencia del mundo en que hoy vivo y del que no había percibido como lo he hecho en estos primeros meses del año.
Recapitular sobre el tema propuesto para este fin de curso, me ha colocado en una especie de película de ciencia ficción, en donde puedo viajar en una fracción de segundo a través del tiempo y observar el contexto socio económico que ha rodeado mi vida, pero sobre todo este ensayo me ha cuestionado sobre mis propias raíces culturales, mi forma de desarrollarme dentro del desarrollo, lo cual me posiciona frente a la pregunta que más ansiedad puede causar al ser humano, según Freud ·¿Quién soy?.
Es por ello que a través de este ensayo pretendo realizar el autoanálisis de mi realidad en medio de un mundo globalizado, no sólo con la idea de cumplir con una actividad de curso, sino de entender mi formación como persona y retomar las huellas que me han dado origen y de las cuales quiero ser más consciente, para continuar en mi esencia de ser diferente en un mundo que pretende ser homogéneo, pero que a la vez, me seduce en la teoría de un mundo mejor a través de la globalización cultural, tecnológica, de derechos humanos y laborales entre las naciones. .
La tradición defiende a Oaxaca de la Globalización….
La legendaria periodista y gestora cultural Arcelia Yáñez, explicó, que ante la globalización tan cruel que avasalla todos los aspectos de la vida actual, Oaxaca tiene a sus grupos indígenas que con sus formas de vida y tradiciones son un escudo ante la globalización, “el rostro de la tradición siempre sale al frente de todo, y nosotros somos afortunados por tener esos pueblos”.
Sin embargo, la maestra Yáñez está consciente que la globalización nos ha hecho perder a los oaxaqueños de hoy mucha identidad. “Ya queremos ser todos iguales, y eso no puede ser, porque somos diferentes como personas, nos unen coincidencias, pero no podemos ser iguales”.
Mis padres vinieron a vivir al Distrito Federal a inicios de los años 60`s. Mi madre habría crecido hasta los 25 años, en la comunidad de San Sebastián Abasolo municipio de Tlacolula Oaxaca, sin haber viajado siquiera a la Ciudad de Oaxaca, mi padre en cambio era un joven que desde los 10 años salió de Abasolo, para buscar vida. Ellos fueron los primeros migrantes de su pueblo natal al D.F.
De esta manera me toco nacer en el DF junto a mis dos hermanos, siendo los primeros citadinos de la familia de origen.
Mis principales recuerdos infantiles se arraigaron en las vacaciones de verano junto a mi familia de Abasolo. Mi abuelo materno era el hombre rico del pueblo, y ello se media por la gran cantidad de vacas que poseían.
Levantarme a las 6:00 am para ir con la abuela a ordeñar las vacas y después tomar leche bronca con un pedazo de pan, trae a mi mente de hoy lo insípido en ocasiones del tamal en la estación del metro a las mismas 6:00 am-
Ir al campo a medio día a llevar el alimento y el téjate a los hombres que en él trabajaba se convertían en un reto mayor que un examen de matemáticas, pues la tradición era llevar sobre la cabeza una canasta llena de platos y vasos y en la mano la “perola” con agua, quizá de allí viene mi postura siempre tan erguida como aquellas mujeres mayores que en mi infancia admire por su equilibrio en esta tarea.[pic 3]
Abasolo fue alcanzada por la globalización. Los usos y costumbres se convirtieron en un elemento de abuso hacia el campesino por parte de los partidos políticos, más que un elemento de defensa a las raíces de los pueblos indígenas.
Cobijados por varias décadas por gobiernos proteccionistas Abasolo creció en medio de muchas limitaciones, los jóvenes de hoy migran a Estados Unidos, mis primas hermanas no conocieron la Ciudad de Oaxaca, menos el D.F, pero hoy varias de ellas viven en Los Ángeles California, Chicago Illinois y otras en St Paul Minnesota.
Cuando era adolescente presumí que mis papás se comunicaban en inglés, sí era un idioma pero, se llama Zapoteco. Mis padres no me lo enseñaron era su forma intima de comunicarse, pero sobre todo nos “protegieron” de la burla de los niños citadinos. Mis primas lo hablaron perfectamente cuando éramos niños. Hoy no tienen un idioma definido, cuando “hablamos” por el Facebook, su lengua escrita se confunde entre el español-el inglés y un “basà” (“hasta luego” en Zapoteco).
Sin embargo, a pesar de la paulatina pérdida de identidad de mis primas pienso que sus hijos tendrán mejores oportunidades que ellas, pues por ser niñas “para que estudiaban” (solo cursaron la primaria, aunque ellas querían continuar la secundaria), si lo único cierto, decían mis tíos, es que el metate que las esperaba cuando se casarán, solo serían de piedra nueva, un comentario que en mi adolescencia no me agradaba.
En nuestra migración, las de ellas a otro país, la mía dentro del mismo, tenemos un pacto jamás olvidar los guisados que juntas aprendimos con la abuela.
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Alicia Gironella de Angeli escribe: “Si la cocina popular mexicana constituye un verdadero patrimonio cultural, es también en la medida que resistan los embates de la homogenización de los ingredientes y la engañosa multiplicidad de los mismos en el origen exógeno que muchas veces daña al cuerpo…”
Es decir, el mejor mole oaxaqueño es el que parte de ingredientes de este estado. Los primos que decidieron quedarse a cuidar a los tíos, hoy nos envían estos ingredientes muchos de ellos sembrados de manera tradicional, con arado y yunta y regados con agua de pozo. La mini exportación hacia el DF o los Estados Unidos nos convierten en un comercio global, del cual no solo hay beneficio económico para ellos, sino también recuerdos y un legado culinario para los nuestros.
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