Cooperación, acción colectiva y bienes públicos

En el capítulo 8 de su libro Las fórmulas de la política. Instituciones, racionalidad y comportamiento, Shepsle y Bonchek hacen un análisis acerca de los problemas y las paradojas que se presentan al momento en que se lleva a cabo la cooperación. Especialmente, la que se da entre dos personas. Partiendo de la teoría del Estado de Hobbes, los autores establecen que, para que una de estas sociedades sea exitosa, debe de distribuir de manera equitativa los dividendos de cooperación. Se plantea lo difícil que resulta lograr esto sin la intervención de un tercer ejecutor. Un ejemplo claro que se pone en el texto, es el dilema del prisionero, el cual ejemplifica perfectamente la esencia del texto.

Se explican dos mecanismos alternativos para tratar de lograr esto. Uno de ellos son los denominados valores interiorizados, cuyo aparente papel, generalmente, es cambiar el juego en la cooperación. El otro es la llamada ejecución externa, esta establece que la ejecución por un tercero es necesaria, ya que las garantías por si solas no facilitan las cosas. Aquí es donde entra un tercero dispuesto a obligar a una de las partes a cumplir con su promesa. En el texto se plantea la necesidad de la existencia de esta institución de ejecución exógena, ya que, sin ella, se reducirían los beneficios de ambas partes de la operación.

Pero no todo es tan sencillo hablando del tercer ejecutor, Shepsle y Bonchek hablan de la naturaleza del ejecutor, dividiéndola en tres materias: la ejecución costosa, la ejecución imperfecta y los incentivos del ejecutor. La ejecución costosa propone que, muchas veces, los costos que conlleva el acudir a estos ejecutores en busca de la resolución de nuestro problema, no valen la pena. La ejecución imperfecta asume que los costos pueden ser lo suficientemente bajos como para que el individuo decida proceder. El problema es que, aun cuando lo sean, puede que la ejecución no sea eficiente, o en palabras de los autores, no sea perfecta. Esta imperfección en la ejecución por parte de terceros se le atribuye a que todos los que participan en el proceso son seres humanos y, por tanto, son seres imperfectos.

Algo similar pasa con los incentivos del ejecutor. Puede que los costos de la ejecución sean ínfimos, y que los errores que se puedan producir no sean mayores, pero se tienen que tener en cuenta las motivaciones personales de los ejecutores. Tal como se dice en el texto, nadie puede asegurar que un servidor público, aun resolviendo de manera eficiente una controversia, no se aproveche de la situación para sacar ventaja personal. Este es el mayor problema que los autores encuentran en asumir como totalmente cierta la teoría de Hobbes.

A decir de esto, el Estado funge como el mecanismo de la comunidad para permitir que se produzca la cooperación. De lo último, lo más criticado por los autores es el monopolio de la fuerza que mantiene el Estado. Siendo que los funcionarios

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