Crisis Subprime
Enviado por Jose_Cespedes • 4 de Noviembre de 2013 • 3.528 Palabras (15 Páginas) • 606 Visitas
CRISIS HIPOTECARIA DE ESTADOS UNIDOS Y SU REPERCUSIÓN
EN LA ECONOMÍA MEXICANA
* Mtro. Rodolfo Valenzuela Reynaga
**Lic. Lugardo Salazar Campos
RESUMEN
El presente trabajo es una idea clara sobre los sucesos económicos y financieros que se han
venido suscitando desde el inicio de la crisis hipotecaria en los Estados Unidos y sus posibles
repercusiones económicas en México, además da un panorama general lo los posibles efectos
macroeconómicos y de la forma en que se pueden solventar.
ABSTRACT
This work is a clear idea about the economic and financial events that have been raising since
the beginning of the mortgage crisis in the United States, and its economic potential impact in
Mexico, also gives an overview as possible macroeconomic effects and the how they can be
overcome.
* Maestro del Departamento de Contaduría y Finanzas del Instituto Tecnológico de Sonora.
** Egresado de la Licenciatura en Economía y Finanzas del Instituto Tecnológico de Sonora.
En los últimos meses se han venido dando una serie de sucesos financieros provenientes de las
hipotecas de alto riesgo, conocidas en Estados Unidos como Subprime, las cuales son un tipo
especial de hipoteca, preferentemente utilizado para la adquisición de vivienda, y orientada a
clientes con escasa solvencia, y por tanto con un nivel de riesgo de impago superior a la media
del resto de créditos y en donde su tipo de interés es más elevado que en los préstamos
personales, por lo cual las comisiones bancarias resultan más gravosas1.
Agosto de 2007 pasará a la historia financiera por la crisis del mercado estadounidense de
hipotecas de baja calidad crediticia (Subprime). Estas hipotecas se califican así cuando se
conceden a personas con un historial de crédito problemático o que no aportan toda la
documentación necesaria, como por ejemplo las pruebas de sus fuentes de ingresos2.
Actualmente, el mercado hipotecario de Estados Unidos es de unos 10 billones de dólares, de
los cuales las hipotecas Subprime representan un 13% del total del mercado hipotecario y un
9% del producto interior bruto (PIB) nominal de Estados Unidos. A priori, no parece que su
importancia económica pueda poner en jaque la liquidez del sistema bancario de Estados
Unidos. Sin embargo, dos elementos han potenciado los efectos nocivos del aumento de la
morosidad de este activo.
Pero antes de explicar el contagio debemos detenernos en averiguar quién tiene estos activos
en sus carteras de inversión. La mayoría de estos préstamos hipotecarios Subprime son
otorgados por entidades financieras no tomadoras de depósitos que están sujetas a menores
exigencias regulatorias y de supervisión, en comparación con el resto de bancos y entidades de
depósito. Una vez que el cliente utiliza el préstamo para adquirir su vivienda, la deuda queda
anotada en el balance de las entidades que han concedido el préstamo.
Pero estas entidades, con el fin de dinamizar su actividad, se desprenden de estas hipotecas y
las venden a bancos comerciales o bancos de inversión. Estos nuevos tenedores, a su vez,
empaquetan las hipotecas en bloques y emiten bonos de titulización de deuda (los CDO,
acrónimo de Collateralised Debt Obligation), es decir, se genera un nuevo activo más
fácilmente negociable en los mercados a partir de las hipotecas Subprime, y este bono es el
que detenta el riesgo de la operación.
A medida que los propietarios de las hipotecas van pagando mensualmente la deuda, con este
dinero se paga a los que han comprado estos bonos. Los adquirentes de CDO son normalmente
fondos de inversión, compañías de seguros, tesorerías, traders, etc., los cuales obtienen con
estos títulos unos rendimientos superiores a la media del mercado si bien, lógicamente,
incurren en un riesgo superior. Este nuevo producto se segmenta según el riesgo crediticio
asumido y se le asigna una calificación o rating crediticio por parte de las agencias de rating.
La crisis hipotecaria de 2007 se desató en el momento en que los inversores percibieron
señales de alarma. La elevación progresiva de los tipos de interés por parte de la FED que
desde el 2004 comenzaron a subir para con ello controlar la inflación, así como el incremento
natural de las cuotas de esta clase de créditos hicieron aumentar la tasa de morosidad y el nivel
de ejecuciones que es lo que comúnmente se llama embargo en las hipotecas de alto riesgo.
Como se ha analizado, dos han sido los factores clave de esta problemática: la alta liquidez y
el apalancamiento financiero. Desde hace varios años, el sistema financiero global está
inmerso en un mar de liquidez, como consecuencia de varios factores (políticas monetarias
expansivas, baja inflación, desarrollo de nuevas tecnologías para la gestión del riesgo, etc.).
Para corregir esta situación, los bancos centrales de las principales economías se hallaban en
una fase de subidas de tipos de interés, ante el temor a la existencia de una burbuja
especulativa ligada a los activos inmobiliarios y a las materias primas.
Varias circunstancias se han aliado para dar lugar a la crisis financiera del Subprime en
Estados Unidos. En primer lugar, el fuerte aumento de los tipos de interés hipotecarios.
Además, el sector inmobiliario entró en recesión en enero de 2006, con caída del número de
viviendas vendidas y descenso de precios.
Adicionalmente, se ha producido una ligera desaceleración económica y, finalmente, una
relajación de los estándares de concesión de crédito hipotecario Subprime, sobre todo en 2005
y 2006. Estos elementos han impulsado el aumento de la morosidad hipotecaria.
Desde el año 2004 hasta el 2006 el tipo de interés pasó del 1% al 5,25%. El crecimiento del
precio de la vivienda, que había sido espectacular entre los años 2001 y 2005, se convirtió en
descenso sostenido. En agosto de 2005 el precio de la vivienda y la tasa de ventas cayeron en
buena parte de los Estados Unidos de manera abrupta.
Las ejecuciones hipotecarias debidas al impago de la deuda crecieron de forma espectacular, y
numerosas entidades comenzaron a tener problemas de liquidez para devolver el dinero a los
inversores o recibir financiación de los prestamistas. Para el 2006, la crisis inmobiliaria ya se
había trasladado a la Bolsa: el índice bursátil de la
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