Critica feminista al marxismo

La “Acumulación Originaria” fue un concepto usado por Marx en su obra para dar a conocer, desde su perspectiva, cuáles eran las pre-condiciones que permitieron el nacimiento del capitalismo y el surgimiento del trabajador moderno. Según Marx, para que el desarrollo del capitalismo fuese posible, fue fundamental el establecimiento de la propiedad privada, que se desarrolló mediante la expropiación a los campesinos de sus tierras y medios de producción. Al verse despojado de sus medios de subsistencia (proletarización), el trabajador se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir (asalarización), lo que según el autor sería la condición de posibilidad para la acumulación de riquezas que da origen al capitalismo.

Federeci afirma que el análisis de Marx, si bien es muy importante para el entendimiento del desarrollo del capitalismo, es a su vez, un análisis parcial. La autora en su texto dice que es necesario repensar este concepto no sólo desde la perspectiva que pone al proletario industrial asalariado como protagonista de este proceso, sino que se debe hacer mención a la condición de la mujer en la transición hacia una sociedad capitalista y a las transformaciones que este cambio estructural trajo en la vida de ellas, tanto en el ámbito económico como en el social, ya que estos fueron determinantes en el desarrollo del capitalismo.

Para afirmar esto, Federeci dice en su texto que la continua privatización de la tierra llevó a una nueva “división sexual” del trabajo: las actividades realizadas por mujeres dejaron de considerarse como trabajo, llevando a la desvalorización del trabajo doméstico y reduciendo a las mujeres a “máquinas” de reproducción de fuerza de trabajo y a la consecuente dependencia de los hombres.

Si bien las mujeres se encontraban subordinadas a los hombres desde antes que surgiera el capitalismo, la autora nos dice que el desarrollo de este llevó a la construcción de un nuevo orden patriarcal que hizo que mientras las mujeres se dedicaban al hogar y la reproducción, sin la opción de trabajo que antes les otorgaba el campo abierto, el hombre se dedicaba a trabajar en las fábricas a cambio de un salario que les daba poder sobre las mujeres.

El trabajo reproductivo o doméstico no remunerado era una forma oculta de trabajo productivo. Si comprendemos que la acumulación capitalista se sostiene del trabajo humano, podríamos afirmar que las mujeres eran fuertemente explotadas ya que no recibían nada a cambio de los excedentes que su trabajo generaba.

A su vez, siguiendo la afirmación de Marx de que los cambios en las relaciones sociales no se dan naturalmente, podríamos decir que el trabajo del hogar no es un trabajo natural, sino que se ha ido construyendo con el desarrollo del capitalismo para el beneficio de este.

Esta nueva organización basada en desigualdades de poder a causa

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