Delincuencia Juvenil ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE INGENIERÍA AMBIENTAL

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FACULTAD DE INGENIERIA

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE INGENIERÍA AMBIENTAL

ENSAYO

“DELINCUENCIA JUVENIL EN LA CIUDAD DE TRUJILLO”

PRESENTADO POR:

CRUZ MAJIPO, SEGUNDO

PLASENCIA CORDOVA, FERNANDO

ASESOR:

JOSÉ RICARDO CUEVA TORRES

ASIGNATURA:

FILOSOFÍA

CICLO:

V

TRUJILLO-PERU

2017-II

1. INTRODUCCIÓN

Sin lugar a dudas, la delincuencia juvenil es un fenómeno muy representativo desde el siglo pasado, es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más, no solo en nuestro país, sino también en el mundo entero ya que se da en todas las capas sociales y en cualquier rincón de nuestra civilización. Además, este fenómeno social pone en riesgo la seguridad pública de las personas, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas y aceptadas por las sociedades.

Nuestra sociedad ha llegado a un punto crítico en el que la delincuencia se ha convertido en parte de nuestro diario vivir, es de suma importancia reconocer  la trascendencia de la delincuencia como un problema social que afecta todos los países, a la sociedad en general, a todas las culturas y grupos étnicos de nuestro país,  esto ha llevado al estado a buscar una definición precisa sobre la delincuencia.

Trujillo es una de las ciudades de mayor crecimiento en el Perú, pero también uno de los principales escenarios de la violencia que azota al norte del país, teniendo entre sus principales manifestaciones las extorsiones y asesinatos vía sicarios. Entre los distritos más peligrosos están El Porvenir, La Esperanza y Florencia de Mora.

El siguiente ensayo es de gran importancia para el curso de Filosofía ya que posiblemente ayudará a ver de otra manera la problemática de la delincuencia juvenil, para esto, se explicará posteriormente las causas y consecuencias de esta problemática social para una mejor comprensión del tema y el problema en nuestra ciudad actualmente. Por ello, el siguiente ensayo tiene como objetivos  mostrar y analizar los diversos factores que influyen en los adolescentes para convertirse en delincuentes; asimismo dar a conocer las consecuencias de esta problemática en las diferentes sociedades y la importancia de la fomentación de valores tanto en los hogares, como en las instituciones públicas o privadas, para la formación de jóvenes de bien en nuestra sociedad.

1. DESARROLLO

Hablar de menores infractores en el contexto actual tiene un relieve particular porque remite directamente al tema de la delincuencia, por sí mismo relacionado con las cuestiones de violencia, de seguridad, de terrorismo y de control. (ASTRID DUPRET, 2005).

Hablar del menor en el presente trabajo es esencial en cuanto se refiere a la diferencia que existe desde un punto de vista legal entre un adulto, ciudadano por completo y que por tanto tiene que asumir responsabilidades sociales, legales y políticas, y un menor respecto a quien la sociedad tiene obligaciones de protección y de educación, entre otras, para asegurar que “su crecimiento y desarrollo sean adecuados para su integridad moral, mental y física, así como para su vida en el hogar”. Más aún son los adultos los encargados de vigilar por el respeto de esas obligaciones. (ASTRID DUPRET, 2005).

El Comité Económico y Social Europeo reconoce que no hay un camino único para garantizar la integración social de los jóvenes infractores, como tampoco hay fórmulas infalibles que garanticen que una persona perfectamente integrada no pueda protagonizar conductas antisociales; partiendo de esa base, concluye que, aunque no existe acuerdo entre los expertos sobre las situaciones que pueden originar este comportamiento, por lo que puede hablarse de motivaciones basadas en diversos factores económicos y socio-ambientales. (CARLOS PÉREZ, 2013).

Un factor socio-ambiental importante es pertenecer a familias desestructuradas o entornos donde resulta difícil concertar la vida familiar y laboral, puede generar una falta de atención en el menor y, cuando se descuida el control de los hijos, es posible que traten de compensar esas carencias entrando en pandillas con las que comparta ciertas afinidades (ideológica, musical, étnica o deportiva), donde no sería extraño que lleven a cabo ciertas conductas antisociales (como el vandalismo o pintar grafitis), violentas o delictivas.

En muchos casos también se ha dejado ver que la marginación socioeconómica y la pobreza dificultan el adecuado proceso de socialización del menor; lo que se agudiza entre aquéllos que pertenecen a familias inmigrantes (en especial, los menores inmigrantes no acompañados) o vivan en ciertos guetos de las grandes urbes.

El absentismo y el fracaso escolar suponen, según el CESE, que ya desde la escuela se cuelguen “etiquetas” que “estigmatizan” y acaban abriendo el camino a comportamientos incívicos o delincuentes. (COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO, 2011)

A parte del bajo nivel económico que disponga un adolescente, el desempleo es otro factor económico que origina una frustración por la falta de esperanza que también se convierte en caldo de cultivo para las conductas delictivas.

Los medios de comunicación también pueden llegar a influir en las decisiones delictivas de un adolescente, ya que la transmisión de imágenes y actitudes violentas por parte de ciertos programas en algunos medios de comunicación social o en videojuegos destinados a los menores, contribuye a inculcarles un sistema de valores donde la violencia se presenta como un recurso aceptable para conseguir lo que uno se propone. (CARLOS PÉREZ, 2013).

Otro factor muy importante es el consumo de drogas y sustancias tóxicas que, en muchos casos, da lugar a que el adicto acabe delinquiendo por el hecho de conseguir el dinero que le permita seguir con su adicción. Asimismo, bajo sus efectos se reduce o elimina el freno inhibitorio habitual. (FLORENCIA SÁNCHEZ, 2011).

Los trastornos de la personalidad y del comportamiento –unidos a otros factores sociales o ambientales– forman un cóctel explosivo donde los jóvenes actúan de forma impulsiva e irreflexiva, sin dejarse guiar por las normas de conducta socialmente aceptadas. La carencia a la hora de transmitir valores cívicos (como el respeto a las normas y a los demás miembros de la sociedad, la solidaridad, generosidad, tolerancia, autocrítica, empatía, etc.) se ve sustituida por otra escala de valores (como el individualismo, la competitividad o el consumismo desmedido) lo que puede provocar cierta anomia social (carencia o degradación de las normas) que se enseña a los menores. (CARLOS PÉREZ, 2013).

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