Derechos Humanos

Qué tiene que ver la escuela con la educación en los Derechos Humanos.

Aunque la escuela es un agente importantísimo de socialización, no debe recaer sobre ella y sus miembros todo el peso de educar en los derechos humanos, porque a la par que inviable, sería injusto atribuirle dicha exclusividad de acción para con todos los individuos de la sociedad. La educación en los derechos humanos tiene que ver con espacios mucho más amplios que la educación escolar o la informal y engloba dimensiones sociales, políticas, económicas... que se antojan imposibles de explicar desde un sólo campo de acción.

"La educación en derechos humanos, abarca un escenario mucho más amplio que el de la educación escolar en todos los niveles [...] Igualmente, excede los espacios de la educación informal, referida a las actividades que se llevan a cabo al margen del sistema escolar, como las que realizan las organizaciones no gubernamentales y grupos sociales varios. Implica, por ende, abarcar todos los espacios de socialización, tanto los de educación formal como informal, como todos los espacios educativos y potencialmente educativos en general: como la familia, las comunidades y grupos de todos los tipos, y todas las actividades educativas o potencialmente educativas" (Ribotta, 2006: 155-156).

Más que un postulado teórico, la educación en derechos humanos, debiera traducirse en una práctica real, a raíz de la cual todos los seres humanos tengan la posibilidad de reconocerse como seres semejantes que habitan

Un mismo planeta más allá de distinciones de etnia, sexo, origen nacional, posición socioeconómica, o de cualquier otra índole.

Habría que reflexionar sobre el hecho de que si a lo largo de la historia de reformas y contrarreformas no se ha conseguido instaurar una base sólida de educación en derechos humanos, a través de las diferentes áreas curriculares, hay pocas esperanzas para pensar que la instauración de una asignatura como pueda ser Educación para la Ciudadanía o Educación en Valores, impregne de dichos valores la educación de los jóvenes y las jóvenes que conformarán la sociedad del mañana. Y aun cuando así sea, existen pocas probabilidades de que estos valores trasciendan más allá del aula, si las demás áreas curriculares no se embarcan en un proyecto interdisciplinar en donde todas tengan algo que aportar en torno a esa educación en valores, o correremos el riesgo de fragmentar los propósitos que se deben abordar en el currículum y su implementación en las aulas

Los derechos de los seres humanos en el devenir de la historia han observado múltiples y diferentes acepciones, sus formas de convivencia dentro de un grupo han respondido a las circunstancias y a su contexto, si bien el pensamiento del individuo es complejo, por ende las relaciones que han establecido dentro de su grupo han presentado las mismas características.

Los derechos humanos representan la creación de las exigencias de la dignidad humana, son producto de la modernidad y de las necesidades e intereses del ser humano, su ejercicio es simétrico (el poder de cada persona en relación con el poder de otras personas con los que convive), conflictivos (tienen como propósito modificar la acción social y los intereses públicos, estableciendo valores que contradicen prácticas y estructuras sociales que impiden el desarrollo humano), su estudio se da en relación a las dimensiones histórica, ética, legal y política en cada una de las generaciones identificadas en su evolución.

En la actualidad los derechos humanos como la igualdad, la libertad, la justicia, la democracia, son promovidos en uno de los escenarios mas importantes para la sociedad como es la escuela, para lo cual el maestro desempeña un papel importante como gestor de los valores que en una generalidad se establecen, pero entonces ¿qué está pasando al interior de las escuelas que estos derechos no se han afianzado?

La escuela es un sistema orientado al desarrollo integral de las capacidades de los niños y las niñas, pero nunca al adiestramiento para vivir en sociedad de manera respetuosa y creativa. Es común observar escuelas que ejercen un sistema de gestión de manera vertical, autoritaria, la formación ética y cívica aún no es un tema relevante para los maestros, por ello los derechos humanos no están presentes en sus prácticas escolares, simplemente analicemos cómo se ejerce la democracia.

Si partimos del concepto de que la democracia tiene que ver con la manera en que los individuos se relacionan, entonces que está pasando con ella dentro de los salones, cuando todavía se observa al docente siendo el protagonista de acciones autoritarias, como el dictado de temas, la asignación de tareas o actividades, la imposición de reglamentos en el que el alumno no se le hizo participe y en las cuales sólo ha adoptado por sumisión las tareas escolares. En consecuencia los resultados obtenidos en los alumnos solo ha sido la reproducción de los mismos esquemas practicados en clase, cuando la promoción de los derechos humanos requiere de que el docente sea capaz de generar un ambiente dinámico en la que cada uno de los que convergen, puedan identificar y poner en juego sus valores como el respeto, el diálogo, la tolerancia, la justicia, la equidad, que son la base para un mejor convivencia.

La educación en la democracia, es ante todo; el juego del binomio interés general y libertad personal, ni uno ni otro pueden ser menos, sino que ambos ocupan un lugar igual en la jerarquía de valores que debe definir la escuela, de aquí que la participación en la toma de decisiones y la toma de conciencia de esta responsabilidad, son dos vertientes que deberán considerarse en este proceso.

Elevaremos nuestra cultura cuando se ejercite una cultural hecha de palabras, de gestos, de costumbres en las que la libertad de cada quien sea respetada y en las que el interés general sea siempre un punto de partida o llegada.

Otro aspecto que necesario a revisar y reflexionar es el relacionando con el sistema de evaluación que se aplica en las escuelas, de qué manera se siguen etiquetando a los alumnos, al someterlos a una evaluación individual en el sentido de que se les asigna un número como resultado

De su comportamiento y del número de aciertos acertados a través de una batería de preguntas; y no así de la aplicación de sus valores ante un grupo de personas.

El ser humano no debe ser medido con números, por que ante todo las personas conservan un valor y su calificación siempre deberá ser valorativa, no es posible sumar un cero en conducta con un diez en matemáticas, por mucho que el alumno sea travieso, le acude el derecho a ser tratado para corregir sus actitudes, pero nunca bajándole la calificación global, aun

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