Dicen que no existen las despedidas felices
Enviado por German Ramirez • 22 de Mayo de 2018 • Tutorial • 675 Palabras (3 Páginas) • 162 Visitas
Dicen que no existen las despedidas felices, que todo lo que se termina se vuelve triste, pero yo no creo eso, esta vez no. Sabíamos que este día iba a llegar, que iba a ser duro de afrontar y que a todos nos iba a costar, pero esto no es el fin de nada, es el comienzo de toda una vida que tenes por delante, que va a tener altos y bajos, con muchas idas y vueltas, que muchas personas serán parte de ella y que muchas otras ya no pero al fin y al cabo vas a llegar a un punto que vas a estar más cómodo que nunca, tu lugar en el mundo.
Pero todo tiene un principio, siempre hay una primera vez y esta etapa no se vive de un día para el otro. Me acuerdo cuando empezábamos el Jardín algunos con muchísimas ansiedad de ver cómo era ese nuevo mundo, otros plagados de alegría y felicidad, otros llorando por no querer alejarse de su mamas, cada uno con una reacción diferente pero todos empezamos allí. Éramos inocentes y no pensábamos en lo que estaba pasando, solo íbamos, nos divertíamos, jugábamos, sonreímos. Allí donde de a poquito empezamos a ver como éramos, donde tuvimos nuestra primeras peleas porque ¨Juan no me quería prestar le lápiz¨, o porque ¨Seba no nos quería prestar la pelota¨, o cuando ¨Roció quería no le gustaba que le canten el feliz cumpleaños y se le ponían los cachetes rojos¨ nuestras primeras novias/os que de un día para el otro eran el amor de tu vida, ahí el Jardín donde nuestro camino empezó. Después fuimos creciendo poquito a poquito, centímetro por centímetro, los chicos jugando a la pelota todo el día, las chicas jugando a las muñecas, al fin y al cabo nos la pasábamos divirtiéndonos, sonriendo, jugando, pasándola con nuestra familia en el patio de tu casa pero lo más importante íbamos llenado de recuerdos nuestra alma, que pieza por pieza se iba a uniendo haciéndonos crecer nuestra imaginación, nuestro poco conocimiento, para poder ir conociéndonos a nosotros mismos.
A todo esto, terminamos el Jardín, exaltados de alegría que empezábamos la primaria, otra vez pensábamos que todo comenzaba de nuevo pero en realidad todo continuaba, nada había terminado. Que decir de la primaria, de esos recreos interminables, que jugábamos partidos A contra B, B contra C, A contra C, que los chicos dábamos todo para ganarlo y después cargar a nuestros compañeros de otro cursos, las chicas que ya empezaban a armar sus grupitos y a contarse algunos chismes que había. Las maestras, no olvidarse que daban como 4 materias diferentes por curso y nos tenían que aguantar a todos a los gritos o riéndonos, y ellas siempre con una sonrisa gigante para recibirnos y darnos clases. La villa Don Bosco, las salidas del día que íbamos allá y nos podíamos más de la diversión. Nuestro primer campamento, que no sabíamos como era, fascinados con la idea, entusiasmados, ansiosos, un montón de emociones juntas que no podíamos explicar con palabras. Después vinieron más, el de Tandil, como olvidar ese campamento, último año de primaria, en el primero lejos de mar del plata, fue algo increíble, los juegos, las actividades que hicimos en ese campamento fueron inexplicables. Sin dudas hay tantas cosas para hablar de los campamentos las chicas que se enamoraba de los animadores más grandes, o los chicos de las animadoras, también muchos juegos, como la vez que nos hicieron un mejunje de un montón de cosas orégano, sal, agua, azúcar, de todo que teníamos que tomar un poquito para ganarnos un Carmelo, o la vez que tenías que arrastrarte por el piso lleno de barro y embarrarte todo, o los juegos nocturnos de buscar a los profesores, la guerra de escalplos que cada vez que la jugamos nos matábamos por ganar ese juego, unos de los mejores sin duda.
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