EL CRIMEN ORGANIZADO EN EL SALVADOR

EL CRIMEN ORGANIZADO EN EL SALVADOR

Posicionado como uno de los países más peligrosos en los últimos años El Salvador posee redes de crímenes organizados como consecuencia al creciente dominio del narcotráfico en grandes locaciones estratégicas  que en su tiempo solían favorecer al transporte de mercancías.  Si bien el  conflicto se viene desarrollando desde una guerra civil que terminó con la creación de grupos protestantes conformados principalmente por exmilitares, exguerrilleros, entre otros,  poco a poco sus ideales se fueron distorsionando hasta convertirse en los grandes clanes que controlan bajo las sombras gran pare del territorio Centroamericano como la Mara Salvatrucha y la Mara 18.

Este tipo de situaciones ha provocado un descenso considerable en la calidad de vida principalmente por el miedo de los habitantes a ser lastimados, ocasionando que los que tienen la oportunidad emigren y los que no sean sometidos a distintos tratos como el derecho al piso y a la seguridad; respecto a esto es importante mencionar que la mayoría de los jóvenes se están sumando a distintas pandillas en respuesta a la necesidad de sobrevivir a través del robo, por lo menos se estima que existen alrededor de veinticinco mil integrantes que conforman estas bandas y se presume que otros ocho mil quinientos se hallan en prisiones corruptas que de ninguna manera cumplen con su función.

En conjunto a Honduras y Guatemala, El Salvador experimenta uno de los índices más altos de violencia y asesinatos en la historia de Latinoamérica, esto se refleja en la tasa de muertos en la que un cuarenta por ciento son asesinados por crimen (en su punto más alto se estimó que se ejecutaban veinte homicidios por día).

A causa de las situaciones alarmantes para toda la sociedad salvadoreña  se crearon “contrapandillas” como una respuesta de violencia en contra de la violencia a falta de un movimiento real para erradicar estos clanes delictivos como La Sombra Negra: un grupo paramilitar dedicado al asesinato y disolución de las grandes bandas. Estos grupos se les ha llamado Escuadrones de la muerte, estos generan grandes dilemas éticos ya que se cuestiona si es correcto o no el asesinar a jóvenes asesinos que de una u otra manera no tienen la culpa ya que la marginación en ciertos estados los orilla a pertenecer a un grupo con relativo poder. “La juventud construye un círculo de violencia, donde el miedo deviene a legitimar agentes para la represión y que pone toda la atención en la juventud, y dejando fuera otros tipos de violencia” (García E., 2011).

Todas las pandillas tratan de reclamar ciertos puntos a lo largo del país pero principalmente se ocupan en zonas vulnerables de San Salvador, donde les resulta más fácil obtener dinero a base de reprimir y extorsionar a las personas. Se dice que esto emplea mucho tiempo, pues una de las prácticas más comunes es que una vez elegida una víctima esta es investigada hasta el punto de saber quiénes son sus familiares, lugares que frecuenta, trabajo, etc. Para pedirle sumas de dinero que poco a poco van aumentando con tal de no lastimar a sus seres queridos o a él mismo.

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