EL ESTADO DE MÉXICO EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA
Enviado por Ariel Ordóñez Núñez • 10 de Marzo de 2018 • Monografía • 2.211 Palabras (9 Páginas) • 430 Visitas
EL ESTADO DE MÉXICO EN LA ÉPOCA PREHISPÁNICA
El Estado de México ha acumulado a lo largo de su historia elementos que han sido trascendentales para el desarrollo de la historia de México.
La mayoría de los historiadores (hemos consultado principalmente a María Teresa Jarquín y Carlos Herrejón Peredo) han coincidido en los puntos que a continuación se presentan.
a) Aparición del hombre en el estado de México.
Partimos de la tesis de la aparición del hombre en el continente asiático; las variaciones climáticas y la búsqueda del alimento lo obligan lógicamente a convertirse en un ser emigrante, nómada; esa búsqueda y satisfacción de sus necesidades lo llevan a recorridos por varias partes del planeta. A América llegan pasando por los glaciares del norte del globo terráqueo, el Estrecho de Bering.
El Estado de México es una de las zonas donde los vestigios arqueológicos han permitido constatar su llegada hace unos 10 o 12 mil años antes de nuestra era “de manera particular, la región de Chalco fue uno de los escenarios donde apareció el hombre tratando de sobrevivir con la recolección de frutos silvestres y con la cacería de diversos animales, entre ellos el mamut, mamífero parecido al elefante y codiciado por su carne y su piel” (Herrejón, 1985, p 27)
A estos descubrimientos se unen otros más que consecuentemente marcarían la posibilidad del poblamiento de nuestro estado, además de este lugar se tiene el antecedente de que anduvieron entre Texcoco y Acolman, sobre todo en Tepexpan; también se les encontraba por el rumbo de Tequixquiac, al sureste de Apaxco, en las cañadas de Zacualpan e Ixtapan de la Sal; en los valles de Acambay y en otros que sería largo enumerar.
Lo anteriormente mencionado ocurrió entre los 20,000 y los 6,000 años antes de nuestra era, siendo el periodo de mayor importancia de los cazadores nómadas el situado al rededor de los 10,000 antes de nuestra era (Herrejón, 1985, p 28)
Sin embargo cabe la posibilidad de que en la región de Chalco se estableciera el primer asentamiento humano y en consecuencia el origen del estado como una incipiente organización social, “concretamente el sitio arqueológico de Xico, es depositario de uno de los asentamientos humanos más antiguos (posiblemente 22,000 ó 21,000 años a. c.). Hacia el norte de la zona Texcocana, en Tepexpan y Santa Isabel Ixtapan, se han encontrado restos de animales del pleistoceno asociados a restos de humanos y artefactos” (Jarquín y Herrejón, 1995, p 13)
b) Las primeras comunidades
La necesidad de organización y el cambio de actividades para mantenerse en grupo, como el cultivo y el intercambio de productos seguramente permitió el origen de las primeras aldeas formales, con una mínima organización social; para Herrejón Tlapacoya, Tlatilco, Atoto, los Remedios, Xalostoc, Papalatla, Tecaxic, Malinalco, Xico y Ecatzingo son los lugares donde seguramente estos cambios fueron más notables, Tlatilco junto con Naucalpan de Juárez los más importantes (1995, Pág. 29); cronológicamente entre 5,000 y 1,500 antes de cristo.
c) La primera ciudad prehispánica
Los grupos sociales se van creando alrededor de elementos culturales que comparten e identifican como propios, pero también han sido causa de su destrucción.
Para los historiadores la época clásica en México tiene lugar del año 0 al 900 d. c. y fue en este periodo cuando aparecieron las primeras ciudades; como indicadores se retoman: la aparición, los sistemas de comunicación gráfica con un formato de símbolos en bajo relieve (la mayoría) y alto relieve, así como tableros de estuco, además la existencia de mercados donde el intercambio comercial permitía la afluencia de diversas culturas; los palacios, los ejércitos y la administración pública.
Entre las ciudades más importantes encontramos a Tikal, Copan, Palenque, Calakmul; principalmente en las selvas mayas (Yucatán, Tabasco, etc.) y en el centro de México la gran metrópoli, Teotihuacan.
Este lugar era 600 años a. c., una aldea que comenzó a elaborar objetos de piedra pedernal y obsidiana obtenidas en la zona, actividad que conjuntamente con otras, como las agrícolas, permite una producción para el consumo propio y para el intercambio comercial, aquí comienza su grandeza.
Su estructura responde a la de un centro ceremonial norte – sur denominado calzada de los muertos, del que parten como alas de una mariposa edificios, palacios, plazas y adoratorios.
A la cabeza la gran pirámide de la luna y a un costado la mole inmensa de la pirámide del sol. La orientación de la pirámide del sol tiene una inclinación de 17° de la dirección del polo terrestre, lo que apunta hacia el polo magnético y permite al sol coincidir en el Cenit del centro de la pirámide los días 26 de mayo y 18 de junio. Así en Teotihuacan se crea un espacio magnífico que permite establecer vínculos olvidados entre el hombre y la naturaleza.
Su gran poderío económico y militar crearon rivalidades que se acentuaron hacia el siglo VII, además el agotamiento de los recursos naturales hizo que esta gran ciudad comenzara a entrar en crisis. Así, para el siglo IX, otras ciudades de tradición teotihuacana rebasaban a la metrópoli: Tajín en la región Totonaca, hoy Veracruz, Cholula en Puebla y Xochicalco en Morelos
Entre los años 700 y 900 d. c. el mundo clásico se derrumbo: Teotihuacan fue abandonada lo mismo que otras ciudades como las mayas. Los sobrevivientes se reorganizaron y crearon nuevos reinos y conquistaron nuevos imperios.
LOS SEÑORÍOS DEL ESTADO DE MÉXICO
Para muchos la efervescencia del grupo mexica o azteca representa la última etapa de esplendor de las culturas mesoamericanas, en esos tiempos la organización de los pueblos estuvo constituida por los señoríos, dicha organización consistía en el dominio de un cacique a quien los habitantes del territorio, que conformaba el señorío, pagaban tributo, en el Estado de México llegaron a constituirse varios de ellos. Para Jarquín y Herrejón estos señoríos pueden agruparse en dos: los señoríos chichimecas integrados por Cuautitlán, Jaltocan, Texcoco y Chalco-Amaquemecan; y los señoríos otomíes integrados por Jilotepec, Chapa de Mota, Toluca y Malinalco, “Los señoríos que conformaron el área geográfica que hoy conocemos como el Estado de México no alcanzaron a integrar una unidad política homogénea” (1995, p 13), sin embargo llegaron a trascender como pueblos y ciudades hasta nuestros días.
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