EL “PORNO”, APRENDER A VER Y PASTORAL DEL SEXO EN LA IGLESIA
Enviado por R Peña • 21 de Noviembre de 2015 • Apuntes • 4.158 Palabras (17 Páginas) • 393 Visitas
EL “PORNO”, APRENDER A VER Y PASTORAL DEL SEXO EN LA IGLESIA
Un reciente estudio de la Universidad de Middlesex pide más educación sexual, los niños, adolescentes y jóvenes pueden acabar adquiriendo unas ideas distorsionadas a través del “porno” en Internet. Sus autores aseguran que “el currículo en formación sexual de los niños y adolescentes tienen que crecer y adquirir más relevancia, además de incluir educación sobre la pornografía”. Añaden que el Ministerio de Educación británico y los colegios deberían de comprender la importancia de afrontar el tema: “La única manera de lidiar con la desinformación sexual que ofrece el “porno” es contraatacando con información científica de calidad desde las aulas”.
La Universidad de Middlesex (Reino Unido) lo ha realizado y ha lanzado esta alerta y reclama más educación afectivo-sexual en las escuelas para combatir la más que segura imagen distorsionada sobre las relaciones sexuales que obtendrán los niños y jóvenes del “porno”. “El currículo en formación sexual de los niños y adolescentes tiene que crecer y adquirir más relevancia, además de incluir educación sobre pornografía”, reclama el texto. Sin una buena educación sexual en los colegios, escuelas de padres u catequesis. La pornografía podría acabar erigiéndose —si no lo ha hecho ya— como la gran fuente de educación, información y aprendizaje en este campo para los niños, adolescentes y jóvenes, que tienen estos contenidos a un simple clic de distancia desde muy pequeños.
Ya hace años en el famoso informe, mandado realizar por el gobierno de los Estados Unidos, para ver los efectos de la pornografía subrayo: que la carencia de una educación sexual era la causa por la cual muchas parejas o individuos acudían a la pornografía, para encontrar soluciones a sus problemas sexuales.
En España la educación sexual en la escuela se está limitando a unos pocos contenidos en Ciencias, y cualquier otra actividad, refuerzo o programa queda a expensas de la decisión de cada centro escolar. Sin embargo, esas enseñanzas deberían ser obligatorias en todas las escuelas públicas y privadas e incluir tiempo de debate sobre el impacto de la pornografía, como dice el informe de Middlesex.
La reciente LOMCE de 2012, también llamada “Ley Wert”, ha eliminado por completo cualquier rastro de la educación sexual en las aulas. En cuestión de educación sexual, las aulas sin barrer y lo que es peor sin escoba, la formación de profesorado sigue siendo asignatura pendiente. Algunos, centros cada día menos, dan esta educación a través de charlas o cursos. Estas charlas dependen de la voluntariedad de los centros, que la mayoría por cuestiones económicas las suprimen. La nueva ley Wert, en vez de mejorar y crecer en importancia, calidad y cantidad casi queda reducida a la nada y al azar de la dirección de los centros educativos. Olvidándose de que sin una adecuada educación sexual en escuelas, los niños y adolescentes pueden acabar adquiriendo unas ideas distorsionadas a través del “porno” en Internet.
¿Es el “porno” una buena escuela o un buen profesor de educación sexual para nuestros niños y adolescentes? El “porno” llega hoy a la vida de los niños cuando están aún en primaria y la cantidad de material recibido y su consumo va aumentando con la edad hasta la adolescencia. La mayoría de las veces, los niños se topan con la pornografía por casualidad o porque les saltan anuncios, más que porque van ellos a buscarla deliberadamente. ¿Es posible educar, enseñar y exponer a los niños y adolescentes algunos temas claves? ¿Cómo aprender a mirar o ver su cuerpo desnudo, una imagen corporal sana, relaciones y comportamiento sexual, consentimiento, igualdad y equidad de género?… Estos temas podrían ser introducidos de manera apropiada, año tras año y acorde con las necesidades de cada edad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) dice que todas las personas deben tener acceso a una educación sexual de calidad. Y así lo es en las aulas de la mayoría de países europeos. En Inglaterra y Gales, los currículos obligatorios de Ciencias incluyen temas sobre la pubertad, el sexo o las de enfermedades de transmisión sexual, y las escuelas públicas y concertadas están obligadas a establecer planes de educación sexual (también hay materias optativas sobre el tema que pueden elegir y desarrollar). Incluso en Portugal, la educación sexual se encuentra dentro del curriculum escolar, pero en España no.
El Concilio Vaticano II nos dice a los católicos: “Hay que iniciarlos, conforma avanza su edad, en una positiva y prudente educación sexual. Hay que prepararlos, además, para participar en la vida social, de modo que, bien instruidos con los medios necesarios y oportunos, puedan adscribirse activamente a diversos grupos de la sociedad humana, esté dispuestos para el diálogo con los demás y preste su colaboración de buen grado al logro del bien común”. Declaración sobre la educación cristiana de la juventud. Nº 1, Concilio Vaticano II.
Los Obispos italianos a los católicos: “Entre los numerosos problemas que una escuela tiene que afrontar hoy, el de la introducción de la educación sexual, tiene importancia particular bien por la complejidad del problema en sí mismo, bien sea porque coincide con una serie de hechos y situaciones que han rodeado el sentido positivo o negativo, a la escuela, la familia y en general, la cultura y sociedad contemporánea”. La educación sexual en la escuela. Orientaciones pastorales. Nº 1, Secretario Nacional de Pastoral Escolar de la conferencia Episcopal Italiana.
Hoy hay mucha información visual y muy poca formación, nos quejamos los profesionales responsables de ella. Pero todavía los chicos siguen teniendo muchos mitos, miedos e inseguridades. Las chicas aún carecen en numerosas ocasiones de asertividad, tienen miedo a decir “no” por ser rechazadas. Del mismo modo hay que desmontar falacias sobre el preservativo, como que quita espontaneidad o placer en las relaciones, así como darle a la mujer el protagonismo que le corresponde; el mismo que el del hombre. Que sea protagonista de su propia erótica, de sus “síes” y de sus “noes”.
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