EL REPORTAJE

Nunca imagine que en una simple visita al hospital me iba a encontrar con un personaje que no solo tenía el bagaje de los años, si no el carácter que da el tener la experiencia de vida de más de 86 años de edad, ahí estaba sentada en la cama 408 –A de la Clínica Antioquia sede Norte, con una lucidez impresionante, con una entereza que solo la da el haber tenido una vida sana, de familia y con la fe que caracteriza a nuestros queridos abuelos, con 12 hijos a cuesta, 42 nietos y la cuenta de los bisnietos ya se le perdió, era la señorona Angélica Díaz, quien en un lapso de 20 minutos mientras hacían las vueltas para la salida del hospital me conto un poco acerca de su vida y de ese secreto para verse como se ve a su edad.

Como a todas las personas de la tercera edad la aquejan unos problemas salud, deficiencia pulmonar que nada tienen que ver con haber tenido algún tipo de vínculo con la nicotina, más bien según en sus palabras “yo cocine toda la vida con leña, hasta hace como 20 años” por supuesto que es entendible, en esa época no teníamos los avances tecnológicos y la vida cómoda que tenemos en este momento, con una sonrisa encantadora, peinándose sus cabellos blancos, abrigándose por que tiene como meta no volver por un buen tiempo al hospital y feliz por al excelente atención que tuvo aun después de la crisis hospitalaria de este país, todos un personaje me respondió a cada una de mis preguntas.

Edward: ¿Usted aparentemente se ve muy saludable, por que está en proceso de irse de este hospital?

Angela: Me dio una crisis de asma, es lo único que sufro, porque yo a mis 86 años aun salgo a la calle, hago mis oficios en la casa y voy a misa cada que el día está bonito.

E: ¿Con quién va a misa?

A: Sola, yo vivo con mi hija Gloria Amparo, ella es sordo-muda, no le gusta escuchar la misa y me toca ir sola.

E: ¿Cuantos hijos tuvo?

A: Yo tuve 12 hijos, 8 hombres y 4 mujeres y tengo vivos a 11, solo se me murió uno hace 10 años.

E: ¿Criar 12 hijos, tener la responsabilidad de un hogar tan grande no le genero algún tipo de problema?

A: Yo viví hasta hace 25 años en una vereda, Potrerito, teníamos una finca con Gildardo mi esposo que murió hace 20 años, allá criamos los niños, la vida era más fácil, no teníamos tanta maldad, tantas tentaciones, no era difícil por que los mayorcitos cuidaban a los menores, yo me encargaba de cuidar los animales, Gildardo de sembrar, de manejar la máquina de panela para sacarla para la plaza de mercado los domingos y venderla para conseguirnos la comidita.

E: ¿Los niños tenían algún acceso a la educación y como lo hacían?

A: Yo a muchos les enseñe a leer, los más menorcitos si iban a la escuela rural, allá estudiaban hasta quinto de primaria, no había bachillerato, y si querían tenían que irse para Girardota a estudiar al pueblo, a mí, mi madrastra también

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