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El Concepto De Lector


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  2.173 Palabras (9 Páginas)  •  384 Visitas

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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Licenciatura en Letras Hispánicas

“Importancia del lector en la Estética de la recepción”

Alejandro M. Cámara Frías.

Teoría literaria.

Imparte: Rodolfo Quintero Ramírez.

Guadalajara, Jalisco. Domingo, 10 de noviembre de 2013.

INTRODUCCIÓN

En el trabajo que sigue se tratarán algunos conceptos propuestos por autores identificados como maestros de la escuela de la Estética de la recepción (Jauss, Gadamer, Iser) gestada en la universidad de Constanza, además del hermeneuta alemán Dilthey, y algunas ideas más recientes del semiólogo italiano Umberto Eco. “Horizonte de preguntas” (u “horizonte de expectivas”), “fusión de horizontes”, “cambio de horizonte”, “lector implícito” y “definitud y apertura” serán los más importantes a tratarse a continuación.

Todo esto encaminado a señalar la importancia del lector en la construcción de sentido del texto, así como la necesidad de considerarlo al momento de integrar los textos aislados en el proceso de la historia.

Así, se abrirá con un contraste entre el método inmanente que imperaba en la época en Alemania y la Estética de la recepción. Movimiento que completará dos grandes carencias del método que los formalistas rusos y los New Critics popularizaron y que anteriormente mencionábamos, en primera: la exclusión del lector o intérprete en el momento de la explicación del texto, y segunda: la inexistencia de un modelo que integrara los textos aislados en un continuo histórico.

Antes de iniciar de lleno en el tema del lector en la Estética de la recepción, se fijará como precedente a Dilthey, especialmente su noción de que el sujeto del conocimiento, en las ciencias sociales, es indisociable de su objeto de estudio: fuera fantasmas del positivismo.

Dos cuestiones preliminares nos ocuparán todavía: el hecho de que no existe un sentido preestablecido en el texto y el fenómeno de concretización del sentido en cada lectura particular. Valdrá el lugar común: hay tantas lecturas como lectores.

La distinción de Iser entre texto y obra es clave: el texto, como pura potencialidad, y obra, concebida como el conjunto de sentidos constituidos a lo largo de la historia por diferentes lectores. Pero no todo es arbitrario o relativo: elementos en el texto y la estructura de éste condicionan la construcción de sentido. Existen, también, zonas de indeterminación que incitan al lector a completar el sentido, volviéndolo casi coautor.

Para estudiar el fenómeno de la constitución de sentido es preciso distinguir dos movimientos en el acto de leer: el movimiento dinámico vertical y el horizontal. Para el mismo objetivo hay que reconocer los elementos objetivos que sugieren un sentido, así como las rupturas que permiten al lector completar el sentido (definitud y apertura). De estos elementos objetivos se deduce que hay una intención u orientación que antecede la recepción (lector implícito o lector modelo).

Las ideas de la filosofía hermenéutica de Gadamer son centrales para comprender la relación entre texto y lector como dialéctica de preguntas y respuestas, los conceptos “horizonte de preguntas” y el fenómeno de “fusión de horizontes” ayudarán a comprender el proceso de la explicación de los textos históricos.

Jauss complementará esta línea con su “horizonte de expectativas” y “cambio de horizontes” en el momento de la recepción.

Por último se mencionarán otros aspectos en los que influye el lector en tanto que mediador en el plano sincrónico y diacrónico. Es interesante, finalmente, cómo el modelo histórico de la Estética de la recepción se plantea reconstruir el horizonte de expectativas de cierta época para la cabal comprensión del texto, pero siempre desde el presente. Obligando, de alguna manera, a reescribir la historia literaria.

PRECEDENTES

A diferencia de la explicación inmanente de textos a la que recurrían los formalistas rusos y los New Critics, limitada a estudiar al texto como objeto lingüístico aislado, la Estética de la Recepción (E. R.), surgida de la hermenéutica y la fenomenología, destacó la importancia del lector-intéprete que participa del texto en cuanto obra de arte, asimismo prestó especial atención en la manera que se efectúa la recepción y bajo qué condiciones se construye el sentido del texto.

Los partidarios de la E. R., como respuesta a la nula importancia otorgada al lector por las teorías del formalismo ruso, del New Criticism, y del marxismo, consideraban también la epistemología de Dilthey, quien postula que, en las llamadas “ciencias del espíritu” (ciencias sociales), el sujeto del conocimiento es simplemente indisociable del objeto que se intenta conocer, de esta manera se excluían ya conceptos de “objetividad” y “subjetividad” que el positivismo había adoptado.

TANTOS SENTIDOS COMO LECTORES

Para ahondar en la interrelación texto-lector es preciso considerar que no existe un sentido preestablecido en el texto, sino que cada lectura y cada lector concretizan un sentido, en este sentido lo “actualizan”; cabe pensar entonces que puede haber tantos sentidos como lectores en diferentes épocas. No obstante, la E. R. se ocupa en hacer una comparación histórica entre los sentidos realizados en diferentes épocas, y claro, el único punto común para efectuar esta comparación es el texto mismo.

TEXTO Y OBRA

Es pertinente mencionar en este punto la diferenciación que hace Iser entre texto y obra: texto, considerado como pura potencialidad, y obra, como el conjunto de sentidos concretizados mediante su lectura. La literatura, entonces, no existe sólo por la multitud de significados posibles, sino por la realización de tales posibilidades en el lector a lo largo de la historia.

ELEMENTOS EXPLÍCITOS Y OCULTOS

Por lo anterior no se piense que la concepción de Iser lleva al relativismo o la arbitrariedad pura, muy al contrario: la constitución de sentido se debe hacer a partir de elementos concretos, explícitos en el texto; a la par de este fenómeno, la obra puede tener también puntos no determinados o zonas huecas que son definidas en la concretización o “llenado” de sentido, noción que se relaciona bastante con la idea de la relación dialéctica entre “definitud” y “apertura” que existe en el texto y que Umberto Eco desarrollara. Un texto que ilustra bien este concepto es El dinosaurio, de Augusto Monterroso. Cuento corto bien conocido por todos: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. La interpretación tomando estos conceptos podría ir más o menos así: si leemos

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