El Dominio De La Escritura
Enviado por anithat • 14 de Enero de 2012 • 1.438 Palabras (6 Páginas) • 617 Visitas
el dominio de la escritura no debe representarse como una forma de conducta puramente externa, mecánica, dada desde fuera, sino como un determinado momento en el desarrollo del comportamiento que surge de modo ineludible en un determinado punto y está vinculado genéticamente con todo aquello que lo ha preparado e hizo posible. El desarrollo del lenguaje escrito pertenece a la primera y más evidente línea del desarrollo cultural, ya que está relacionado con el dominio del sistema externo de medios elaborados y estructurados en el proceso del desarrollo cultural de la humanidad. Sin embargo, para que el sistema externo de medios se convierta en una función psíquica del propio niño, en una forma especial de su comportamiento, para que el lenguaje escrito de la humanidad se convierta en el lenguaje escrito del niño se necesitan complejos procesos de desarrollo que estamos tratando de explicar en sus líneas más generales.
De lo dicho se desprende claramente que el desarrollo del lenguaje escrito posee una larga historia, extremadamente compleja, que se inicia mucho antes de que el niño empiece a estudiar la escritura en preescolar. La primera tarea de la investigación científica es la de descubrir la prehistoria del lenguaje escrito del niño, mostrar lo que lleva al niño a la escritura, los importantísimos momentos, por los cuales pasa la prehistoria, la relación que guarda con la enseñanza escolar. La prehistoria del lenguaje escrito del niño transcurre a menudo en unas formas que requieren un análisis especial ya que sin él resulta difícil conocer las etapas preparatorias de tal desarrollo. Ocurre frecuentemente que tales etapas, en circunstancias externas desfavorables son tan embrolladas, confusas y enmascaradas que no siempre resulta posible descubrirlas y determinarlas. Por ello, el modo más seguro, como hemos visto antes, de esclarecer ciertos momentos importantísimos de la oculta prehistoria del lenguaje escrito es la investigación experimental. Para estudiar los fenómenos que nos interesan debemos, ante todo, provocarlos, crearlos y analizar el modo cómo transcurren y se forman. Dicho de otro modo, se trata de aplicar a este hecho el mismo método experimental que se utiliza en las investigaciones genéticas para esclarecer los eslabones ocultos, sumidos en la profundidad, abreviados y, a veces, no visibles a la simple observación.
La historia del desarrollo de la escritura se inicia cuando aparecen los primeros signos visuales en el niño y se sustenta en la misma historia natural del nacimiento de los signos de los cuales ha nacido el lenguaje. El gesto, precisamente, es el primer signo visual que contiene la futura escritura del niño igual que la semilla contiene el futuro roble. El gesto es la escritura en el aire y el signo escrito es, frecuentemente, un gesto que se afianza.
Wundt señaló la relación existente entre la escritura en dibujos o “pictografía” con el gesto. Supone Wundt que el gesto figurativo a menudo reproduce simplemente algún signo gráfico. En otros casos ocurre lo contrario, el signo es la fijación y el afianzamiento del gesto. Así, la escritura pictográfica de los indios sustituye cada vez la línea que une los puntos, la cual indica con un movimiento de la mano o del dedo índice. La línea indicadora, que se convierte en escritura pictográfica, viene a significar el movimiento afianzado del dedo índice. Todas las designaciones simbólicas en la escritura pictográfica, dice Wundt, pueden explicarse si se deducen del lenguaje de los gestos, incluso si los símbolos, más tarde se apartan de él y llevan una existencia independiente. Veremos a continuación que en las investigaciones sobre la escritura pictográfica, provocada artificialmente, en el niño, se observa ese mismo afianzamiento del gesto indicativo en forma de línea, aunque esto se refiere a un período posterior y significa más bien el retorno a la más temprana etapa del desarrollo. También en este caso el nexo genético entre el signo escrito y el gesto, desplazado en el tiempo, se manifiesta, gracias al experimentador con la máxima claridad. De ello hablaremos más tarde.
Nos gustaría señalar ahora dos momentos que enlazan genéticamente el gesto con el signo escrito. El primer momento está representado por los garabatos que traza el niño. Como pudimos observar en numerosas ocasiones durante nuestros experimentos, el niño, al dibujar, pasa frecuentemente a la representación, señala con
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