El Fin De La Historia
Enviado por tgonfer • 20 de Enero de 2012 • 1.935 Palabras (8 Páginas) • 413 Visitas
Francis Fukuyama es un influyente politólogo estadounidense de origen japonés, conocido sobre todo por haber escrito el controvertido libro ``El fin de la Historia y el último hombre´´ (1992) donde desarrolla su tesis inicial escrita en 1989 sobre el fin de la historia.
En él defiende que la Historia humana como lucha entre ideologías ha concluido, ha dado inicio a un mundo basado en la política y economía neoliberal que se ha impuesto a las utopías tras el fin de la Guerra Fría. Con la caída del muro de Berlín en 1989 se desvanece el comunismo y con él se agotan las alternativas viables al liberalismo occidental.
Inspirándose en el historicismo de Hegel y en alguno de sus intérpretes del siglo XX, como Alexandre Kojève, afirma que el motor de la historia, se ha paralizado en la actualidad con el fracaso del régimen comunista, que demuestra que la única opción viable es el liberalismo democrático, que se constituye así en el llamado pensamiento único: las ideologías ya no son necesarias y han sido sustituidas por la Economía. Estados Unidos sería así la única realización posible del sueño marxista de una sociedad sin clases.
Los acontecimientos de 1989 para Fukuyama, al igual que lo fue 1806 después de la batalla de Jena para Hegel, muestra el fin de la historia, en el sentido del fin de los regímenes políticos.
He ahí el sentido del fin de la historia para Fukuyama: es el término de la historia ideológica, la universalización de la democracia liberal como forma final de gobierno humano. Se trata, siguiendo un esquema que se autodenomina hegeliano, del triunfo de la idea, de la razón universal concretizada en el Estado capitalista. A diferencia de una visión materialista de la historia da gran importancia al nivel de la conciencia, a la expansión de la idea liberal, al poder autónomo de las ideas, y destaca que las raíces del comportamiento económico se encuentran en el ámbito de la cultura. Evidentemente asume que no es lo único necesario pues también los mercados libres y los sistemas políticos estables son una condición necesaria para el crecimiento del capitalismo.
Pero no importa que este régimen no esté vigente en todo el planeta, ni tampoco que se manifieste con imperfecciones. Para Fukuyama la victoria del fin de la historia es suficiente es en el plano de las ideas y no todavía en el plano material.
Afirma que el liberalismo es el punto final de la evolución ideológica de la humanidad cuya forma final de gobierno es la democracia igualitaria liberal pues reconoce y protege a través de las leyes el derecho universal del hombre a la libertad y es democrático.
Esto no significa que ya no sucederán más cosas a través de la historia, esta generalmente va determinada por la ciencia y ésta no ha encontrado todavía sus límites. En la actualidad sería el turno de la biología y los descubrimientos que se hagan actualmente en esta ciencia determinarán el futuro.
En palabras del propio autor:
``El fin de la historia significaría el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas.´´
Fukuyama analiza el fascismo y el comunismo como los dos importantes desafíos del liberalismo. En primer lugar destaca la derrota del fascismo gracias a la eliminación de la idea de ser un sistema viable se acabó con esa ideología en el nivel de la conciencia. Por otro lado el comunismo si ha consistido en una gran amenaza para el sistema liberal desde que su principal objetivo es la eliminación del sistema de clases y es la principal acusación que se hace contra el liberalismo.
Sin embargo el autor afirma que el problema de clases ha sido resuelto por el liberalismo ya que el igualitarismo de Norteamérica representa la sociedad sin clases que defendía Marx. Es evidente que existen clases en la sociedad norteamericana pero se deben a las características culturales y sociales de los grupos que la forman no a la estructura legal y social. Por lo que el socialismo y el comunismo han dejado de ser atractivos.
La preeminencia del liberalismo en lo político y del capitalismo en lo económico estará segura si se descartan lo que, a juicio del autor, son las dos principales posibles amenazas de magnitud atendible: la presencia de movimientos religiosos en política y el papel de los nacionalismos.
En efecto, para Fukuyama, ambos fenómenos no constituyen tampoco un peligro alternativo que realmente compita con la democracia liberal triunfante. Afirma que el islamismo no ha constituido mayor alternativa, sobre todo porque la afiliación religiosa no es generalizable y se limita a los países musulmanes. Y defiende que no está claro que el nacionalismo represente una contradicción al liberalismo, tan solo toma en cuenta como una posible amenaza a los nacionalismos socialistas con una ideología formal puesto que los demás nacionalismos no dejan de ser movimientos independentistas sin proposición política y que son compatibles con el liberalismo y el capitalismo.
Por último a nivel de las relaciones internacionales para Fukuyama se trata de una situación que aminora o desaparece los conflictos internacionales. La hegemonía capitalista y el predominio absoluto del liberalismo harán que en la sociedad post-histórica las luchas en gran escala entre estados desaparezcan. Sin embargo, quizás en términos más concretos y precisos, la consecuencia internacional es la división de la humanidad y los países y naciones en sociedades históricas y post-históricas. Por cierto esta última situación le corresponde a los países de Europa occidental y particularmente al régimen político norteamericano. La segunda es la de la gran mayoría de países, particularmente los del tercer mundo, limitados a condiciones que no les permiten entrar en la modernidad de la sociedad
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