El Papel de la Mujer en el Siglo XIX

EL PAPEL DE LA MUJER EN EL SIGLO XIX

En el contexto colombiano se puede resaltar el gran avance en la integración de la mujer dentro de la sociedad, observando las condiciones a las que estaba sometida en el siglo XIX y que muy pocas de ellas lograros sobresalir en este periodo de la historia.

Antes…

En el siglo XIX, vemos como las mujeres estaban reprimidas dentro de la sociedad, teniendo en cuenta las diferencias de clases, porque una indígena no viviría en las mismas condiciones de una noble. Las mujeres en esta época solo se podían dedicar a realizar los oficios de la casa, las pocas que lograban aprender algo eran de la nobleza. Pero no todas, decidieron quedarse quietas ante esta situación en la que se veían obligadas a vivir, por esto varias mujeres en distintos momentos históricos se han organizado en movimientos sociales.

Comienzan los Cambios…

1. A fines del XIX y comienzos del XX, las publicaciones empezaron a señalar, con cierta desconfianza, la presencia de madres sustitutas que se encargaban de parte de la educación infantil. Se las criticaba porque no cumplían con los requisitos culturales de higiene y de dedicación que exigía la naciente.

2. En relación más próxima con las actividades que luego desempeñarán las primeras obreras, están las que amasan el pan y una afamada parva de sal y de dulce, en las panaderías, y las tabaqueras, expertas en envolver la hoja de tabaco para hacer cigarros. Más adelante empresas como la Fábrica de Galletas y Confites Noel, y la Colombiana de Tabaco se interesan por la vinculación de algunas de estas expertas trabajadoras.

3. Los primeros datos estadísticos reseñan un total de 2.056 trabajadoras en Medellín, cifra que asciende con lentitud. Las mujeres predominan en las trilladoras, fábricas de tejidos, cigarros y cigarrillos, fósforos, alimentos y bebidas.

4. Las historias de vidas de santas y mártires que se leían en el comedor de las casas y en los salones de cultura, se convertían en modelo de vida para las niñas, quienes procuraban constantemente parecerse a ellas. Lo religioso impregnaba su cotidianidad; las plegarias de la mañana, el rosario, el viacrucis, las oraciones antes y después de la comidas, al comenzar la jornada escolar y las clases, recordaban constantemente su vinculación con Dios.

5. A partir de la segunda mitad del siglo XIX se reforzó el ideal femenino de la mujer como reina del hogar. Este proceso de la mujer le permitió ocupar el trono del hogar. La maternidad era reivindicada como la función femenina por excelencia, pero dejando absolutamente claro que el acto reproductivo nada tenía que ver con el disfrute de la sexualidad.

6. A medida que avanzaba el siglo y los procesos de modernización, la mujer ocupó, cada vez con mayor insistencia, nuevos espacios. Su presencia

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