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Vida Cotidiana De La Mujer En La Ciudad De México Durante La Primera Mitad Del Siglo XIX Y En La Actualidad


Enviado por   •  30 de Agosto de 2013  •  4.619 Palabras (19 Páginas)  •  873 Visitas

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“Vida Cotidiana de la mujer en la ciudad de México durante la primera mitad del siglo XIX y en la actualidad”

Hipótesis:

La vida cotidiana de la mujer en la primera mitad del siglo XIX estaba condicionada por las normas de conducta que imponía la sociedad; lo cual provocaba que la mujer fuera sumisa y que su papel fuera considerado inferior al del hombre. Con el paso del tiempo y el cambio en las ideas de la sociedad, estas normas de conducta fueron desapareciendo y hoy en día la mujer es más independiente y su desarrollo es autónomo.

Introducción:

Este trabajo recupera la vida cotidiana de las mujeres mexicanas durante la primera mitad del siglo XIX1 y en la actualidad, a fin de analizar cómo se ha ido conformando la identidad femenina a través de la asignación del género, rescatando la presencia de la mujer en la vida cotidiana en una experiencia para la formación de los hábitos que reflejan la manera de vivir, de actuar y pensar de las mueres, así como su papel y formas de vida, su estatus y sus actividades tomando en cuenta el modelo de mujer que predominan en ambas épocas.

Comencemos diciendo que toda sociedad tiene una vida cotidiana y hombres y mujeres, sea cual sea su lugar en la escala social, participan de esa vida diaria repetitiva que realiza a la sociedad en su conjunto. Grandes hombres han mencionado que en el mundo hombres y mujeres deben trabajar, comer y beber, amar, y educar a sus hijos, etc. Lo dicho es posible aplicarlo en especial a las mujeres ya que desde que nacen, la sociedad les impone normas de comportamiento, mismas que no dejan abertura para un desarrollo autónomo.

La primera diferenciación de los seres vivos parte de su sexo biológico en masculinos y femeninos, y es característica común a todas las sociedades humanas. A partir de aquí, la diferenciación se hace extensiva para cada sexo por oposición al otro, a través de una serie de comportamientos sociales y prácticas culturales que se le asignan a uno u otro sexo.

1. Consideramos la primera mitad del siglo XIX la época que va de 1820 a 1855.

Al centrar el estudio en las prácticas sociales de las mujeres, fue posible conocer el tiempo y ritmo de sus vidas dentro y fuera de la familia, en el trabajo, en la escuela, en el descanso y en el ocio; en las actividades públicas tales como su participación económica y social y así al término del presente escrito se pretende que se pueda llevar a cabo un contraste con aquellas actividades que las mujeres realizan hoy en día, para poder identificar como se ha ido formando la identidad femenina a través del tiempo y la trascendencia de éstas en la sociedad actual.

Desarrollo:

Antes de empezar a abordar la historia de la vida cotidiana de las mujeres es importante que señalar que en parte ésta está condicionada por formas de jerarquización social, como la clase social, ya que ésta determina el grado de adhesión a los modelos o ideales de conducta que imponen las sociedades, sin embargo hay ciertas características que unen o aplican a la manera en que era valorado el papel de la mujer en general.

Por ejemplo, las mujeres de la elite durante la primera mitad del siglo XIX compartían valores y rasgos comunes con los hombres de su misma clase: eran miembros de familias aristocráticas2, de burócratas predominantes, mineros o comerciantes, y con altos estatus social; eran propietarias, ellas, o sus esposos o sus familias, de casas en la capital o haciendas en al campo; entre ellas gozaban de una educación semejante, con viajes al extranjero y clases particulares de música y baile, y sus matrimonios se efectuaban por interés, como elemento para preservar la clase o grupo social al que pertenecían, sin embargo estas oportunidades estaban condicionadas por imposiciones sociales y las mujeres de clases bajas no tenían acceso a todas ellas.

2. Aristocracia: concepto social que se refiere a aquellas personas que en un estado o nación ocupan y ejercen el poder político y económico por derecho hereditario. A la clase de los aristócratas se les llama también los nobles o la nobleza. (Tomado de https://es.wikipedia.org/wiki/Aristocracia )

Hay que tomar como otro factor característico que en esta primera etapa del siglo XIX la sociedad mexicana que se estructuro luego de consumada la independencia en 1821 experimentó un cambio al recurrir a formas democráticas y generar instituciones afines, sin embargo, estos cambios no significaron en forma mecánica una readecuación del papel de la mujer dentro de la sociedad. Éste siguió determinado por el encadenamiento de la mujer al hogar, como madre y esposa, y persistieron actitudes mentales heredadas que tardarían largo tiempo en transformarse.

Para poder examinar la vida cotidiana de la mujer durante la etapa señalada del siglo XIX hemos decidido dividir en temas o puntos las actividades de éstas a fin de facilitar el análisis de su vida cotidiana. Así examinaremos la manera en que se percibía la educación femenina, el trabajo femenino y los distintos papeles que desempeñaban las mujeres en el ámbito doméstico familiar.

Empecemos pues con el enfoque que tenían las mujeres respecto a la educación seglar y los trabajos que realizaban. La sociedad que se pretendió establecer luego de consumada la independencia no tenía formas de vida muy definidas. Siguió conservando muchas costumbres heredadas del tiempo colonial que tardarían en cambiar. Es posible decir que las clases altas eran las que sabían en mayor medida cuál era su sitio y cuáles las normas que las regían y pre que procuraron conservar. La educación se concebía como el respeto a la persona, la virtud, la cortesía y los buenos modales, en tanto que la instrucción se enfatizaba al aumento de los conocimientos, es decir, al aprendizaje de nociones modernas y cosas útiles; de esta manera la educación y la vida cotidiana estaban estrechamente relacionadas. Las niñas eran educadas para comportarse y actuar conforme a su género mediante reglas establecidas que implicaban sometimiento a las conveniencias familiares y sociales. La religión se concebía como parte integrante de la educación y de la vida cotidiana de las mujeres, se practicaba realizando las oraciones dentro del hogar, asistiendo puntualmente a los oficios religiosos y ejerciendo caridad. Es así que “las mujeres llevaban a cabo obras de caridad como organización de casas de cuna y visitas a la cárcel de mujeres, pasando por labores de asistencia en hospitales y arreglos de la Iglesia en días festivos y procesiones”3

3. Marquesa Calderón de la Barca, La vida en México durante una residencia de dos años en ese país, traducción, prólogo y notas de Felipe Teixidor, Porrúa, 8ª, ed., 1987, pp.332-333.

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