El Perú se desangra

EL PERÚ SE DESANGRA

La mañana fue la más silenciosa, la tarde fue la más aguerrida y finalmente la noche fue la más lúgubre que tuve ante mis ojos. En la mañana todo era tan silencioso, tan silencioso que da miedo, era la calma antes del aguacero. Al inicio pensaba que grande era la dicha, al no escuchar las blasfemias e insultos, que normalmente se escuchan al despertar en Perú. Pero poco a poco, como el bambú, que crece sigilosamente y al final de una larga espera, crece sin temor alguno rápidamente.

Así fueron los problemas de este día, donde las calles ya vacías, abandonadas como las de un pueblo fantasma, donde tan solo hay recuerdos de lo que antes fue. Al  medio día escuche los noticieros, aquellos que volvieron a ser comprados, por quien dice ser honesta. Solo escucho mensajes de odio, rencor y venganza. Con tristeza oigo como llaman entre gritos “Terrucos…”, a todos quienes salieron y saldrán a marchar. Me deja perplejo lo que son capaces de hacer por dinero, llamando terroristas a quienes sufrieron de ello, a quienes perdieron a una madre, aun padre, o lo que es peor, a los que perdieron a sus hijos por el terrorismo. Esta prensa fue más que comprada, su alma ya la han vendido junto a sus escrúpulos al mejor postor. Mucho más rapaces son algunos congresistas que llaman a las fuerzas armadas y que a gritos dicen “las fuerzas armadas deben recuperar el orden público”, a veces quiero pensar que lo hacen por ignoraría o estupidez, pues eso es mejor que ver la realidad. Una donde gran parte de los servidores públicos solo velan sus intereses, ya no les importa el pueblo, tan solo el dinero.

De esa forma mientras cocinaba pa||saron los minutos, pero de pronto un grito me alerto de lo que pasaba. Una vecina la antes más callada, gritaba ¡¡Mira, Mira, hay otro muerto, ya son 7¡¡. En seguida prendí mi computadora, vi como de norte a sur, hay marchas de todo tipo. Unas más violentas que otras, han saqueado ya a las grandes empresas, Gloria no se ha librado ni mucho menos sus congéneres. El más santo roba en esta tarde, no les importa si es inocente a quien roban, ya no les importa. Pero hay algo que me consuela, hay marchas de paz en esta oscura tarde.

Con pena me pregunto que hemos hecho, o que tal vez no hemos hecho para que pase esto. Hay gente peleando con lanzas, piedras y con hasta palos, cada uno cuida solo su vida. Los militares usando sus armas ante la primera amenaza, sin temor a dañar a alguien. Y como culparlos si para eso fueron entrenados, para solo eso. Los que protestan no son inocentes tampoco, atacan a los policías y los militares. Han matado ya a dos policías y a otros muchos los han sofocado ante el sol. De esta forma pasan las horas entre tanto caos, un mar de penas llena mi alma. Acabo de ver como un joven yace en el piso, con una parte de su frontal destrozado (lado izquierdo si no me equivoco). Escucho grandes gemidos de dolor en el video,  juran que los militares lo mataron. Nose si es cierto, no lo sé, una parte de mi lo creo posible y más otra jura que no es cierto. Pero el punto al que quiero llegar es porque se llegó hasta este punto de caos. Donde ocurren cosas de una similar índole. No me deja dormir este pensamiento, siguen pasando los minutos ahora, cada vez el tiempo es más lento. Recuerdo las palabras de Vallejo “el dolor crece en el mundo, a treinta minutos por segundo”.

Ya más mi mente no suelta el tema, ya el día a acabado y creo haber llegado a una conclusión. El Perú está herido, la sierra y selva reclaman y más la costa no escucha. Un lado radicaliza al otro, uno acusa al contrario de dolido y terrorista, más el otro contesta “Tú no sabes nada, no has sufrido lo que nosotros”.

En mi simpleza pienso que esto es tan solo, es la consecuencia de una herida que no cicatrizo correctamente. Una herida que este panorama ha abierto. Los políticos según gran parte del pueblo no tienen legitimidad, por eso quieren botarlos. Estos seis años de inestabilidad política, nos hicieron mucho daño. Pero esto ocurre porque desde hace ya unos cuantos lustros. Los partidos políticos en el Perú han muerto, ya no representan a nadie, solo son usados cada vez que hay elecciones. Ya no se ve para bien o mal, ese sentimiento por los partidos políticos que tenía el Apra o algunos de sus iguales. Donde se daba hasta la vida por su líder, ahora ya no queda nada de eso, solo quedan intereses.

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