El poder de las historias

EL PODER DE LAS PALABRAS – JUAN JOSÉ HOYOS

Todo empieza contando una historia, la historia que el autor vivió siendo corresponsal de un periódico, esta trataba sobre un hecho que lo conmovió mucho acerca de una comunidad indígena, su narración causó gran acogida por parte de muchos lectores y comenzó a darle problemas a los implicados en aquel relato, por lo que él se sentía culpable en parte de que al Jaibaná de la tribu le robaran su tambor en medio de tragos, algo que era muy significativo para este personaje, después de meditarlo mucho decidió escribir otra historia relatando los hechos ya contados y añadiéndoles lo último sucedido con el fin de que el tambor fuera devuelto, hizo lo posible para que su artículo fuera divulgado y leído por la mayoría de gente posible, hasta que un día el dichoso tambor llegó a manos de su dueño, y después de una merecida celebración el Jaibaná de la tribu hizo una reflexión sobre nuestro autor que al principio no parecía cierta, pero que con el tiempo fue tomando forma y sentido, este hombre tiene mucho poder.

Después el texto va tomando una dirección contándonos la historia y evolución de la crónica y la importancia de los cronistas desde la antigüedad, donde se relataban los hechos históricos a reyes, o cuando la crónica fue adoptada por los viajeros y naturalistas para contar lo sorprendente de sus viajes y descubrimientos, relata el momento en que la crónica fue parte de los periódicos, el papel de Defoe en el cambio drástico del estilo del periódico, abarca también los grandes cambios y formas del periodismo que pasó del político, al periodismo objetivo, y las muchas veces que la crónica no encajaba en los límites rígidos, en un esquema porque esta no presenta opiniones, presenta información, cuenta historias.

La crónica tuvo una recaída, y después fue renaciendo en los periódicos porque la gente necesita historias, después vino la llegada de la crónica deportiva, y al final con las bases de una crónica antigua, se inventó un nuevo relato: el reportaje moderno, que nació entre la franja de la sección judicial y los corresponsales de guerra, aquellos lugares donde las historias tocan más a los periodistas. Con la llegada del periodismo informativo, el cual no tuvo mucho éxito por la falta de veracidad evidente en los textos de este, nuestra crónica retomó su poder e importancia inicial, el poder de las historias. El autor menciona a un escritor, Jimmy Breslin, un columnista que no se encasillaba en sólo eso, se convertía en reportero, se salía del común esquema del periodista, era más un hombre de historias, de detalles, él como muchos otros hacían reportajes de lo que vivían, porque cada historia la vivían en carne propia y en el texto se da un ejemplo de estos reportajes, donde el reportero estaba al frente con los soldados viviendo la situación, y no en la cómoda habitación de un hotel.

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