El principio como un derecho

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Considerando la sociedad como un conjunto de seres humanos descritos en el espacio y el tiempo, en el que se desarrollan relaciones desde afectivas hasta simples actos de cortesía, se generan contextos funcionales que permiten el desarrollo individual de las personas, que a su vez cuentan con organización y control frente a la convivencia y facilitan las relaciones armónicas en pro del desarrollo de la sociedad en su totalidad. Es fácil decir que las normas, leyes y valores son apropiados por todos los integrantes de la sociedad, pero la real verdad es evidente con tan solo salir a caminar por las calles de una ciudad del mundo. Con base en la contextualización, el ser humano regido por sus comportamientos hace y desase dentro de la sociedad, así como hay personas que comparten la iniciativa de respetar los derechos de cada persona en su esencia de ser humano, hay otras que solo buscan beneficios propios sin considerar los derechos de los demás miembros de la sociedad.

Hoy día hombres y mujeres hacen parte de diferentes contextos, entre ellos se encuentra las relaciones entre familiares, amigos y el trabajo, siendo este ultimo uno de los contextos en lo que más tiempo permanecen las personas en la actualidad, por ende se espera mayor control y organización en la convivencia y relación entre miembros de los diferente niveles jerárquicos desarrollados al interior del mismo.

Las personas buscamos o generamos empleo cada quien desde su rol indispensable en el desarrollo de la sociedad, pero con un fin último de tener una estabilidad económica y de paso emocional. Cada persona tiene en la actualidad derechos y deberes que hacen parte de la integridad y el respeto por su existencia, ahora bien apoyados en normas y leyes que garantizan su cumplimiento en pro de una convivencia armónica entre los miembros de la sociedad.

Considerando un principio como una norma que ordena la realización de algo de la mejor manera posible, es posible contextualizar los derechos definidos como argumentos base para la defensa de dichos principios. En otras palabras, Los derechos argumentan la existencia de normas que garanticen la convivencia y el beneficio de los miembros de la sociedad.

En el entorno cultural, familiar y los grupos sociales, se manejan principios y derechos básicos fundamentales que proporcionan un vínculo natural entre los miembros del mismo, derechos tales como derecho a la vida, a la libertad, a la integridad, etc., hacen parte de un límite óptimo que garantiza el respeto y armonía en la sociedad. ¿Pero son en su totalidad respetados? ¿Todos los miembros de la sociedad son consientes de los derechos considerados fundamentales? ¿Los principios o normas son realmente efectivos para argumentar y penalizar la violación a dichos derechos considerados fundamentales?

Laboralmente hablando principios tales como Principio de estabilidad laboral, principio de seguridad y autonomía jurídica, principio de favorabilidad, entre otros, hacen parte de las normas que defienden la importancia del beneficio para cada miembro del contexto laboral (empleados y empleadores), en pro de defender los derechos de los involucrados. De igual manera ¿Son en su totalidad respetados y argumentados como derechos? Claro que no, porque si fuese así no habría ni la más mínima necesidad de dictaminarlos o imponerlos como limites en los vínculos laborales actuales de la sociedad.

Por ejemplo, el principio de estabilidad laboral es a su vez un derecho del que son partidarios todas las personas que desempeñan el rol de empleados dentro de una organización o persona jurídica, es decir es una norma que a su vez es un argumento frente a situaciones de violación a los beneficios del que es participe un empleado en una empresa; el principio de estabilidad laboral maneja niveles de estabilidad en el que se evidencia la importancia del vinculo entre empleado y empleador (Estabilidad absoluta, impropia y precaria)  resguardado en un contrato laboral o soporte escrito que funciona como evidencia del vinculo en común acuerdo entre los involucrados. (Sentencia T-225, 2012).

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