Ensayo el país de uno.

Nuestro país es visiblemente merecedor de críticas tan exhaustivas como la que concibe la politóloga, escritora, periodista y catedrática Denise Dresser en su excelente libro “El país de uno”. Como igualmente lo menciona la politóloga, esto se debe al conformismo de los ciudadanos mexicanos, ya que hemos permitido que nuestro país haya tomado tal rumbo, con nuestra indignación y mediocridad alejada del compromiso para llevar a México por un mejor camino.

De nuestra historia política y social se puede hablar de un sin fin de temas, la mayoría muy interesantes y me atrevo a decir que intrigantes, aunque considero que es más importante conocer el pasado, que estar conscientes de nuestro presente que para muchos es similar y ampliamente conocido –conformidad y desesperanza, como apunta Dresser–. No intento hacer un recuento del libro, ni hacer una reseña del mismo, simplemente considero que la lógica que sigue es la que debería aplicar cada mexicano para entender y cambiar a México –cuyas palabras forman parte del título del mismo–. El curso de Sociedad Economía y Política del México Actual, hace de en cierta forma un recuento de la historia de México actual con un orden cronológico de los hechos que han constituido a nuestro país tal como lo conocemos en nuestros días.

Es por ello que he decidido abundar en un tema del pasado no tan lejano de nuestro país y que aún nos persigue muy de cerca, que es cuando se introduce el Neoliberalismo en México (1988 - 2012) –Sexenio de Carlos Salinas de Gortari– época muy interesante y

de gran trascendencia para los mexicanos. En este sexenio el presidente Salinas trató de hacer un nuevo México, con medidas de liberalización y desregularización, con el fin de propiciar la estabilidad de precios y fomentar la competitividad, reduciendo la inflación a un dígito, apoyándose de reformas y leyes como la monetaria del ’93 y la de inversiones extranjeras en ’89, respectivamente.

Sin duda fueron medidas que aparentemente encaminaban a México por un próspero y “diferente” camino, aunque en realidad como se plantea en el libro y conforme a lo visto en clase esto no fue próspero mas que para los beneficiarios de Salinas, y evidentemente fue un periodo que se caracterizó por contradicciones como las que proyecta Dresser –“Quería inyectarle competitividad a algunos sectores de la economía y proteger el predominio de monopolios en otros; Quería impulsar la “modernización” del PRI y asegurar su preservación como partido hegemónico”– (Dresser, 2011). El final del sexenio de Salinas encarnó una de las peores crisis económicas, heredada a Ernesto Zedillo, ya que Salinas sabía que se acercaba tal catástrofe, desentendiéndose de la misma y evadiendo cualquier culpa, lo cual engendró un gran resentimiento hacia su persona y su familia por parte de la sociedad con justa razón, ya que muchos perdieron sus bienes, empleo y demás que habían logrado gracias a la supuesta eficacia del sexenio de Salinas.

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