Ensayo sobre la ley universitaria peruana

INTRODUCCIÓN

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” es una frase con un gran significado acerca de cómo se puede concebir a la educación en cualquier nivel, ya sea primario, secundario, terciario o incluso universitario.

Paulo Freire, famoso pedagogo brasileño, señala que el hombre sin conocimiento es un ser oprimido, por lo tanto, la educación tiene un rol liberador en su vida. ¿Por qué manifiesta esta aseveración? Si se analizan las sociedades a lo largo de la historia, contemplando todas las edades, siempre el conocimiento estuvo a disposición de las clases sociales más fuertes, por ejemplo: en la historia griega quienes tenían acceso a la educación generalmente eran personas de sexo masculino, bien posicionados económicamente, tales como Sócrates, Platón (cuya familia era aristócrata) y Aristóteles (cuyo padre era médico).

Hoy en día podemos encontrarnos con que la educación no está a disposición solamente de pequeños grupos de alta clase social; la misma al ser considerada un pilar fundamental para llegar a un nivel óptimo de bienestar en la sociedad se encuentra al alcance cada vez de más personas.

Teniendo en cuenta lo mencionado, en el presente ensayo se analizarán los aspectos más relevantes de la ley universitaria N° 30.220, la cual norma la creación, funcionamiento, supervisión y cierre de las universidades tanto públicas como privadas, nacionales o extranjeras, que estén establecidas en el territorio peruano.

OPINIÓN

Para poder analizar el tema objeto de este ensayo, es necesario tener una noción sobre el contexto en el que fue dictada y aprobada la ley 30.220.

La misma fue publicada a los ocho días del mes de julio del año 2014, durante el mandato del presidente Ollanta Humala Tasso, después de haber sido debatida durante casi dos años. La mayor controversia que presentó fue el total cese de actividades de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) y el Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de Universidades (CONAFU) y su reemplazo mediante la creación de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU).

Muchos rectores se opusieron a este punto de la Ley y cuestionaron la autonomía universitaria, debido a que la SUNEDU es un Organismo Público Técnico Especializado adscripto al Ministerio de Educación. Respecto a ello, en mi opinión, la autonomía universitaria está siendo respetada ya que la SUNEDU supervisa la calidad de la educación brindada por las universidades del país, otorgándole o no las licencias para su correcto funcionamiento y además fiscaliza el uso de los recursos, lo cual lo considero necesario. Cada universidad funciona de manera autónoma, siendo la Ley Universitaria la que garantiza esta autonomía en el artículo 8, estableciendo a la misma en los regímenes normativos, de gobierno, académico, administrativo y económico. Es decir, dentro de lo que establece la ley y siempre que las universidades demuestren cumplir con los estándares adecuados que aseguren la calidad educativa, las instituciones educativas de nivel superior gozarán de autonomía.

Para los objetivos que tiene el Perú de ser un país más competitivo dependiendo de mejorar su educación para llegar a ello, confío en que fue una buena decisión haber creado un organismo público dependiente del Ministerio de Educación, ya que, a diferencia de la ANR sus evaluaciones son más objetivas al no tener intereses tan directos como los podría tener un rector. Resalto por esta razón la presencia del Artículo 17, en el cual se establecen en el punto 17.3 una serie de limitaciones excluyentes para quien fuera miembro del Consejo Directivo (máxima autoridad de la SUNEDU).

Sin embargo, a mi parecer la decisión de eliminar totalmente la ANR ha sido un poco precipitada, ya que se le podría haber limitado sus funciones y funcionar como, por ejemplo, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) de Argentina, el cual tiene funciones, esencialmente, de coordinación, consulta y propuesta de políticas y estrategias de desarrollo universitario y la promoción de actividades de interés para el sistema público de educación superior.

Un dato que hubiera sido muy interesante de analizar para fundamentar de manera más completa la opinión de este ensayo podría ser la cantidad de estudiantes que están actualmente en el sistema universitario peruano junto con su distribución entre universidades públicas y privadas, luego de la aprobación de la Ley Universitaria 30.220. El dato más reciente respecto a ello corresponde al año 2006, según cifras de la Asamblea Nacional de Rectores donde alrededor de 597.760 estudiantes circulaban por las universidades peruanas. De este total, 290.516 (48,6 %) estudiaban en universidades públicas y 307.243 (51,4 %) en privadas.

En la página de la SUNEDU se puede encontrar estadísticas respecto a las universidades actualizadas, pero solamente respecto al número de personas que postulan a las mismas, siendo la universidad más solicitada por los estudiantes la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, una universidad pública. Sin embargo, según el QS Word Ranking University Ranking la universidad en el puesto número uno de todo Perú es la Pontificia Universidad Católica del Perú, una universidad privada. ¿Qué se puede interpretar de esto? Que, si bien la universidad más prestigiosa en cuanto a su calidad educativa es una universidad privada, la mayoría de los estudiantes y aspirantes a ingresantes eligen una universidad pública para realizar sus estudios. ¿A qué se supone se debe esta realidad? A que muchas personas no pueden pagar una universidad privada para realizar una carrera (seguramente un porcentaje mucho más chico directamente no quiera), por lo que, a sabiendas de que no es la misma calidad, eligen una universidad pública.

¿Qué es lo que opino sobre ello? Que la educación debe ser buena en todo ámbito, tanto público como privado. Que el Estado

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