Epoca Moderna
Enviado por saramy20 • 9 de Junio de 2014 • 2.180 Palabras (9 Páginas) • 222 Visitas
DEMOCRACIA Y LIBERTAD ECONÓMICA EN VENEZUELA
Nicholas (Seudónimo)
1. INTRODUCCIÓN.
A pesar de las limitaciones de espacio que impone la naturaleza de este
trabajo, consideramos que sin abarcar todo el amplio período que comienza
en la etapa fundacional de la República, la reflexión sobre la crisis histórica e
institucional del presente se hace imposible o cuando menos muy parcial e
insuficiente. Tal como lo afirma Seymour Martín Lipset:
“El carácter y contenido de las principales divergencias que afectan a la
estabilidad política de una sociedad están altamente determinadas por factores
históricos que han afectado a la forma en que los principales problemas que
dividían a la sociedad han sido resueltos o dejados de resolver a través del tiempo”1
Sin rastrear los hechos colectivos o las acciones individuales más
destacadas y significativas; sin buscar las causas que las determinaron como
consecuencia de nuestro desarrollo interno y de las influencias externas,
especialmente durante el siglo XX; sin un análisis global e interdisciplinario
de nuestro reciente pasado, carecemos del marco teórico indispensable para la
comprensión y explicación de nuestra grave situación presente, especialmente
cuando el régimen actual fundamenta gran parte de su acción política en una
interpretación parcial y distorsionada de nuestra historia.
Por lo demás, el análisis de nuestra evolución como nación es
indispensable para enriquecer y fortalecer una conciencia histórica como piso
para sustentar nuestras instituciones republicanas y democráticas y
encaminarlas hacia metas y objetivos legítimos y socialmente aceptados. Solo
de esta manera podremos levantar una barrera frente a los populismos
radicales y las interpretaciones políticas e históricas caprichosas con las
cuales se pretende destruir toda la estructura institucional de la República y su
fundamento democrático y constitucional, para sustituirlo por un sistema
1 Lipset, Seymour Martín, El hombre político. Las Bases Sociales de la Política. P.72.
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autoritario y personalista contrario a los valores y objetivos por los cuales
hemos hechos grandes sacrificios individuales y colectivos.
Igualmente esa revisión crítica y objetiva de nuestro pasado es esencial
para respondernos algunas interrogantes en torno a nuestra dificultad para
desarrollar una mentalidad capitalista y empresarial capaz de formular
contenidos ideológicos, programas y políticas públicas que permitan ofrecer
al país una alternativa atractiva, viable y distinta a la concepción rentista y
paternalista del Estado.
A través de nuestra convulsionada y contradictoria evolución
republicana, nuestra cultura no ha podido superar los atavismos estatistas
propios de nuestra historia. Los avances logrados en el orden político y social
con sus marchas y contramarchas, no estuvieron acompañados en la misma
medida, por el desarrollo de una cultura política y de un sistema económico
que privilegiase al individuo o al ciudadano por encima del Estado.
Las reglas del juego del sistema político dejan de ser mecanismos para la
obtención de fines individuales y colectivos, para convertirse en artimañas
para controlar la estructura que da acceso al manejo del “botín” o sea a la
renta que percibe y controla el Estado.
“Esa falta de confianza en la capacidad de la Sociedad para generar de su
propio seno un ‘interés general’ que como vemos ha estado en gran medida presente
durante toda nuestra vida republicana, ha de conducir necesariamente a una
‘estatolatría’, a ver en el Estado, concebido como un ente exterior a la sociedad, el
único posible creador de un orden político que ha de imponerse aún en contra de la
voluntad efectiva de aquellos a quienes va dirigido” 2
A pesar que en la colonia Venezuela producía y exportaba con muy
buenos beneficios para la corona española: tabaco “curaseca”, café y cacao de
la mejor calidad que se vendían en Europa a los mejores precios, la República
a través del tiempo fue disminuyendo su producción agrícola y pecuaria,
especialmente por la guerra de Independencia y las luchas fratricidas y el
Estado comenzó a obtener sus recursos principalmente de las salinas y las
2 Rey, Juan Carlos. El Futuro de la Democracia en Venezuela. Serie Estudio. Colección Ideas. Caracas. p. 47.
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“canteras” y posteriormente, de los ricos yacimientos del subsuelo, pero no
del esfuerzo productivo, de la iniciativa y de la capacidad de creación del
individuo y de la sociedad.
De esta manera, el Estado fue creciendo no como la expresión de la
sociedad jurídicamente organizada para la obtención de metas y objetivos que
emanan de un “interés general” el cual se alcanza y se identifica
democráticamente, sino que fue creciendo alimentado por la renta petrolera,
como un ente extraño y desvinculado de la Nación, para colocarse por encima
de esta e imponerse desde afuera tanto a la sociedad como al individuo.
Una vez superado el largo período que comenzó en 1830, en el que se
identificaba al Estado con la persona del caudillo y/o con el “gendarme
necesario”, quienes eran considerados por algunos como la única garantía de
la gobernabilidad, el contenido ideológico, doctrinario y programático que
comenzó a desarrollarse a partir de la muerte del general Gómez en 1935, en
lo referente a las orientaciones de nuestras políticas económicas, siguieron los
mismos paradigmas estatistas que predominaron durante todo el siglo XIX.
En la misma medida que se afirmaba una conciencia democrática en lo
político y social, se propagó y reafirmó la creencia que la propiedad privada,
la libertad y la iniciativa individual eran por su propia naturaleza y definición,
insuficientes para generar desarrollo económico o contrarias y perjudiciales a
la gobernabilidad y al desarrollo de la sociedad en su conjunto.
En pleno siglo XX, amplios sectores empresariales como también la
socialdemocracia y la democracia cristiana, a pesar que rechazaban el
totalitarismo comunista y se presentaban como poderosas alternativas
democráticas, estaban fuertemente contaminados de ideas y concepciones
estatistas y populistas, en el sentido
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