Estallido social en chile 2019 desde una mirada humanista transpersonal

Actualmente Chile  está viviendo una crisis social y  la ciudadanía se manifiesta por diversas razones que causan malestar en ellos, ésta necesidad de expresión,  se hace efectiva en todo ámbito, en espacios físicos y emocionales.

Las mentiras, repetidas por las diferentes identidades políticas, se han convertido en verdades para el común de los ciudadanos. Mediante este avasallamiento desde la esfera ideológica, económica, financiera y política al servicio de oscuros intereses, la percepción psicológica del ciudadano ha sufrido un reduccionismo, con lo cual, el pensamiento crítico se encuentra adormecido entre los pobladores. Es así, como los habitantes Chilenos se cansaron del  abuso que impone el  estado, como la desigualdad económica, educación, salud, afp, jubilaciones, medio ambiente, entre otras; estas son muchas de las razones lo que provoca malestar en nuestra sociedad.

Se ha construido así un conductismo al servicio del capitalismo o,de otro modo una moderna esclavitud al servicio del neoliberalismo instaurando un pensamiento único, basando la importancia del vivir en el exterior, en la imagen, en el consumismo y no interiorizando lo que realmente somos o queremos, y así crecemos creando éste constructo cultural que hoy en día es una de los principales motivos que las personas manifiestan. Entonces, una característica principal de  nuestra sociedad ha sido un crecimiento económico más allá de los límites de la propia naturaleza, pues hay un crecimiento desmesurado que consume los recursos disponibles. El nivel de vida se ha elevado para la gran mayoría de los chilenos y  agudizando también las desigualdades sociales, existiendo dos clases sociales.

Pero está presente en el pensamiento ecológico, sistémico, holístico y en muchos intelectuales que, como Carbonell (2007), abogan por El nacimiento de una nueva conciencia. Se está generando el paradigma de lo transpersonal, la emergencia de la conciencia colectiva de que otro mundo no solo es posible sino necesario, a saber, el altermundismo como alternativa al depredador neoliberalismo. Según Alfredo Sfeir,  “Un pacto social basado en una lista de reivindicaciones económicas no va dar para resolver esta crisis. Va mucho más allá, las personas no son cifras ni números. Entonces, este reclamo demanda una nueva consciencia que logre unir lo que está desconectado pero también, que tenga una dimensión humana”  Más allá de los números y cambios, se necesita autoconciencia o una exploración interna de todo ser humano, para poder desarrollar autoconocimiento, habilidades blandas, empatía, etc.

Como lo ha explicado Humberto Maturana, si el bienestar personal se crea de forma armónica, con amor y afectividad desde la concepción, gestación y niñez, se podría cambiar tanto el egoísmo como el individualismo en esta sociedad, y podríamos comprender compasivamente lo que le sucede al otro.

El que seamos seres biológicamente amorosos es lo que constituye de hecho el fundamento operacional del bien-estar de nuestro vivir y convivir en todos sus aspectos, conscientes e inconscientes, racionales y no racionales ,en la emoción, en la creatividad operacional e intelectual, así como material y espiritual, en un devenir reflexivo en los ámbitos conscientes e inconscientes. (Maturana & Verden-Zoller, 1993)

La sociedad actual postmoderna estaría definida por el realismo del dinero, que se acomoda a todas las tendencias y necesidades, siempre y cuando tengan poder de compra. El criterio actual de operatividad sería el tecnológico y no el juicio sobre lo verdadero y lo justo. Entonces, como Chile es uno de los países más desiguales, la riqueza se concentra sólo en el 10% de la población, se crea ésta crisis colectiva, que se ve envuelta en deudas, dicom, embargos, precaria jubilación, entre otros, hasta a veces llegar al suicidio o enfermedades relacionadas con la salud mental.

Se evidencia la fragmentación del “yo”, sucumbido a un consumismo desmesurado y preso del capitalismo. Con ello, el “yo” pierde toda referencia del “nosotros”: ya no hay conciencia de clase y los idealismos quedan difuminados, dejando vía libre a los “yoes” plutocráticos del neoliberalismo. En Chile existe tanta desigualdad económica, como relacional, en la mayoría se ha creado  individualidad entre las relaciones del vivir poco armónica.

Hay una creciente desinterés político, ya que en los distintos gobiernos que han habido en Chile, no hay cambios reales, que todos se vean beneficiados, solo un pequeño porcentaje de chilenos tiene las grandes riquezas del país, las políticas públicas están hechas solo para beneficiar a la empresas privadas, por estas acciones de nuestros representantes, se ha perdido el predominio del poder público, idiosincrasia de la democracia.

Ahora se impone el pensamiento débil, un nihilismo débil, un pasar despreocupado y, por consiguiente, alejado de la acritud existencial.  Según Baudrillard (2005), los bienes de consumo adquieren un valor de signo, es decir, que indican algo sobre su poseedor en el contexto de un sistema social. Este consumismo, por su dependencia del valor de signo, es un factor que contribuye en la creación de hiperrealidad. La conciencia es engañada, desprendiéndose de cualquier compromiso emocional verdadero al optar por una simulación artificial. La satisfacción y la felicidad se hallan, entonces, a través de la simulación e imitación de lo real más que a través de la realidad misma. Ese “yo”, fragmentado en miles de imágenes como reflejo del ser interno, es recogido por la psicología postmoderna en el intento de reconstrucción del “yo” egoísta e individualista mediante medicamentos psiquiátricos y técnicas de relajación. Pero, en esencia, se ha obviado que ese “yo” ha sido disociado del “nosotros”, siendo esta disociación la causa de los males de nuestra civilización actual.

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