Eutanasia y el fin de la vida
Enviado por Elisa Ovando • 19 de Febrero de 2016 • Documentos de Investigación • 4.698 Palabras (19 Páginas) • 288 Visitas
BIOETICA EN LA FASE FINAL DE LA VIDA
1. CRITERIOS ETICOS DE REFERENCIA EN LA FASE FINAL DE LA VIDA
Los grandes dilemas sobre el final de la vida humana están en la decisión de iniciar o no iniciar, en continuar o interrumpir una terapia. Hemos de preguntarnos sobre cuál es el verdadero bien de la persona (paciente).
El verdadero bien de la persona es el punto decisivo en la ética al final de la vida humana.
Hemos de tener en cuenta los diversos valores que están en juego en los dilemas: el progreso de la medicina como ciencia, el bien de la sociedad (ahorro de costos, etc.).
Algunas consideraciones éticas respecto la persona humana:
- Se es persona siempre (vs. Egelhardt), sea cual fuere su condición patológica.
- Por lo tanto, su vida tiene una dignidad, que le es intrínseca a su ser persona.
- La persona tiene derecho a una “muerte digna”.
- El “verdadero bien” de esta persona concreta, no es una idea abstracta.
2. HACER TODO LO POSIBLE
Es la misión del personal sanitario: cuidar y promover la vida y la salud.
Intentar todo aquello que está al alcance y que es posible; no doblegarse rápidamente abandonando al paciente a su destino trágico.
3. HACER SOLAMENTE LO POSIBLE
La persona paciente ha de ser vista en su totalidad, por lo tanto, se ha de buscar conseguir el verdadero bien del paciente en su totalidad, no de los órganos o tejidos reduciendo el fenómeno vida a la dimensión “biologicista”. La persona es unitotalidad, por lo que tocar el cuerpo (o cualquier órgano o tejido) es tocar la persona, el “yo”.
Entonces, si la vida no es solamente biológica, hemos de superar la afirmación de la vida “a toda costa”, es decir, evitando todo encarnizamiento terapeutico o ensañamiento terapeutico; lo cual es un comportamiento inaceptable desde el punto de vista moral; es un mal comportamiento, que en realidad no trae algún bien para la persona: provoca o prolonga el sufrimiento. No existe un encarnizamiento terapeutico aceptable o bueno y otro no aceptable.
Consideraciones sobre el cuándo “hacer” o “no hacer”, “continuar” o “abandonar” una terapia:
- Existe un derecho y un deber de detenerse en la ejecución de una determinada terapia, cuando dicha terapia no trae ningún beneficio verdadero al paciente: puede ocurrir que una determinada terapia haya dejado de traer un beneficio real al paciente, que en precedencia lo otorgaba.
La experiencia enseña que es más difícil dejar de hacer algo que se ha iniciado (terapia).
Cuando existe la duda, mejor iniciar la terapia.
- Medios ordinarios y medios extraordinarios
Existe una dificultad en aplicar correctamente esta terminología actualmente, ya que dichos términos (medios ordinarios y medios extraordinarios) se prestan a ambigüedades. El primero, como refiriéndose a aquello que es fácil de hacer o de aceptar; y el segundo, como aquello que es difícil. Sobre todo si se piensa al discurso de Pio XII en respuesta a algunas importantes cuestiones sobre la “reanimación” (24/noviembre 1957) cuando afirma que los medios extraordinarios no se prohíben, pero que tampoco son obligatorios, desde el punto de vista moral.
Existen medios extraordinarios útiles y medios ordinarios inútiles e inclusive dañinos.
- Es mejor hablar de medios proporcionados y medios desproporcionados
Conviene que primeramente hagamos una clasificación de las normas morales, existen de dos tipos:
- Normas morales positivas
Se refiere al “hacer”: usar los medios necesarios para procurar la salud.
- Normas morales negativas
Se refieren a la obligación de “no hacer” (por ejemplo, “no matarás” del Decálogo)
Las normas morales negativas siempre son posibles cumplirlas; en cambio, las normas morales positivas no siempre se pueden realizar, aunque parezca que sí; por ejemplo, “estoy obligado a amputarme la pierna para salvar mi propia vida de alguna infección grave, sin embargo, puede darse el caso que por motivos de religión o motivos psicológicos no lo soportaré”; estar así, es considerada una imposibilidad. Aquí vale la afirmación ab impossibilia nemo tenetur.
Existe también una imposibilidad física, que consiste en que “estoy obligado a hacer X, pero estoy imposibilitado físicamente para realizarlo; por lo tanto, no hago mal si no realizo X. De manera similar se aplica en la imposibilidad psicológica.
Cuando el paciente se percata de que no resistirá (moral o psicológicamente), no está obligado a hacer X para salvar la vida (la vida es un valor fundamental, pero no absoluto), porque para él se trata de una imposibilidad (por razones económicas, de pudor, de religión, etc.).
Una persona puede desear morir, cuando no resiste más, pero sin permitir matarse; desear morir no es matarse.
Desde el punto de vista del paciente, este no está obligado a someterse a cualquier tipo de intervención. Desde el punto de vista del médico podemos preguntarnos ¿existe un deber de obligar al paciente a que se someta a una determinada intervención?
El significado de proporcionado – no proporcionado:
PROPORCIÓN
COSTOS BENEFICIOS
COSTOS: no solamente en sentido económico, sino que también incluyen los costos físicos, psicológicos, sociales, etc.
BENEFICIOS: se trata de analizar si los beneficios que se obtendrán serán proporcionados a los costos: muchas veces los costos son mínimos y los beneficios enormes; otras veces, los costos son enormes (por ejemplo, los costos económicos, dolores físicos insoportables, elevados riesgos para la salud, aplicación de medicina todavía en fase experimental) y los beneficios que se preveen son mínimos. El mismo hecho de aceptar una terapia en fase de experimentación, para el paciente (no el médico) puede no ser visto como costo, sino como beneficio: lo puede aceptar sabiendo que comporta altos riesgos para su salud (sufrimiento, dolor, inclusive la muerte) pero que se obtendrán enormes beneficios para la humanidad, para el progreso de la medicina; entonces, esto se vuelve algo proporcionado (pero lo debe decidir el paciente).
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