Felicidad Extrema

FELICIDAD EXTREMA.

En la sociedad se considera la felicidad como un objetivo común. Por diferentes que sean los medios que emplean, todos tienen el mismo fin, pero nadie sabe en que consiste. No podemos conocer ni evaluar la felicidad, sin haber probado los licores en la escuela de la adversidad. El hombre que afronta el día a día, el que sufre las adversidades, quienes tienen barreras durante su vivir, son los que permite ver el espectro de la vida en el porvenir con una amplitud tal.

La felicidad no consiste en andar de fiesta, ni tener mucho dinero para ir todos los días de compras. La felicidad es gozar verdaderamente lo que la vida nos está proporcionando en este momento, y no permitirnos sufrir por lo que no tenemos; para vivir felizmente basta con muy poco. Hay que ver la vida siempre positivamente. Aunque se vive en un mundo plagado de problemas, inquietudes y dificultades, en ocasiones es difícil mostrarse optimistas y positivos, sin embargo, somos capaces de derivar cierta dicha y felicidad en estos asuntos.

En algo estoy segura, todo el mundo busca la felicidad, y para ello hay un medio seguro para encontrarla. Consiste encontrar nuevos pensamientos, en la cual, no depende de condiciones externas, depende mucho de condiciones internas. No es lo que tenemos o lo que somos o donde estamos o lo que realizamos, nada de eso, lo que nos hace felices o desgraciados es lo que pensamos de todo ello.

La felicidad es algo que cada uno llevamos en sí mismos, sin darnos cuenta de ello. Nunca será feliz aquel a quien atormente el que otros sean más felices que él.

Una felicidad extrema me inunda cuando me encuentro rodeada de viejos amigos y amigas. Me siento en mí misma, te sientes tú, yo me siento yo.

Cuando vienes de allá, o vives acá y no fluyes en el lugar, los rencuentros con tu gente te brinda la emocionante sensación de la comodidad comunicativa social.

El día que sepamos apreciar todas las liviandades que nos ofrece la vida, quizá sea demasiado tarde.

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