Felicidad
Enviado por paolagomez • 19 de Mayo de 2012 • 1.002 Palabras (5 Páginas) • 531 Visitas
Nuestro cuerpo habla y las enfermedades nos recuerdan, como una alarma ante una forma de vida, que necesitamos atención, los niños lloran porque no entienden, los adultos nos enfermamos como otra forma de pedir ayuda. Cuando se está enfermo se puede recordar lo vulnerable que somos, inmediatamente reaccionamos buscando alivio en pastillas y quejas, sin embargo nos olvidamos de lo que nos ha llevado a estar enfermos. Nos preocupamos por una solución y en ocasiones es el único detonante que nos hace reflexionar y cambiar nuestro comportamiento y forma de vida, viendo todo de otra forma.
Nos pasamos la vida buscando rellenar caprichos basados en el confort externo y entretenemos nuestra mente para despistarnos y no tener que profundizar en lo que nos empuja a ser como somos, en entender el motivo por el cual reaccionamos de distintas formas y en saber porque nos pasa lo que nos pasa.
También se puede esculpir a base de músculos, maquillaje y tintes un cuerpo que oculta una necesidad constante de sentirse útil, el miedo a ser débil golpea sin cesar la conciencia y provoca una ansiedad por estar y ser fuerte que recuerda a la mente lo que no se cree. Como si el reflejo externo necesitara continuamente recordar lo que interiormente no siente. La belleza proviene de lo puro e innato, de nada sirve cubrirnos de adornos o decorados. Lo puro se encuentra, primero cuando se admite lo que se es y se sigue lo que se quiere según nos vamos conociendo.
Mucha gente se siente plena siendo trabajadora y útil pero sin embargo dejan de lado lo más básico e importante pues ni siquiera saben qué les motiva y empuja a ser tan prácticos. Después llegan a sus casas tan cansados sin tiempo si quiera para pensar en saber si son felices. Me pregunto si lo hacen para desviar la atención y no tener que afrontar otras cuestiones como evitando el hecho de tener que conocerse a sí mismas y ser conscientes de lo que hacen.
Pero el miedo tiene mil caras y la más peligrosa es la que reprime lo que somos por querer ser lo que los demás quieren. Disfrazamos nuestras vidas de un autocontrol que no nos creemos cuando en realidad forma parte de nuestra vida el tener siempre que aprender a saber desenvolvernos de acuerdo a la etapa en la que estamos. Necesitamos maestros que encontramos en aquellos que con su ejemplo aplican en sus vidas lo que predican.
El ser humildes a aceptar nuestras limitaciones nos agranda pues cuando somos conscientes que avanzar supone admitir nuestros límites personales, ya sean miedos o excusas, se nos abren puertas que antes ni veíamos. Puedes ser bueno para los demás y curiosamente no ser feliz.
Tenemos miles de ejemplos que nos rodean, con opciones que podemos aplicarnos, la gente que forma parte de nuestro entorno nos muestra las consecuencias de miles de decisiones y sin embargo seguimos casi siempre su mismo camino y después nos quejamos sin saber el por qué, cuando con
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